?ltimos tragos con Chavela
Concha Buika convierte la presentaci¨®n de su cuarto disco en acontecimiento
Comparece en los teatros madrile?os una docena de veces al a?o e impone a sus lanzamientos discogr¨¢ficos un ritmo casi estajanovista, pero Concha Buika ha logrado en poco tiempo que sus presentaciones se conviertan en aut¨¦nticos desfiles de la progres¨ªa beautiful.
La platea del teatro Coliseum se convirti¨® anoche, otra vez, en el reino del bisbiseo: los hermanos Almod¨®var se te han sentado delante, la que asoma all¨¢ enfrente es la ministra A¨ªdo, Leonor Watling siempre tan discreta, ?no es Rossy de Palma quien masca chicle y acciona el v¨ªdeo del iPhone desde la fila seis? Movilizaci¨®n general para asistir al alumbramiento de El ¨²ltimo trago, cuarto t¨ªtulo de esta mallorquina-guineana que ayer decidi¨® dedicarle el concierto ¨ªntegro a Madrid -"la ciudad m¨¢s maravillosa, y eso que yo visito muchas"-. Adem¨¢s de la cerveza gallega que la patrocina, a este paso la vemos como consejera delegada de la pr¨®xima candidatura ol¨ªmpica.
La cantante dedic¨® el concierto a Madrid, "la ciudad m¨¢s maravillosa"
Para lo bueno y lo malo, Buika se mueve bajo los par¨¢metros de lo imprevisible. No hay dos conciertos suyos siquiera parecidos porque el rango de prestaciones abarca desde lo mediocre a lo casi sublime. Concha es capaz de presentarse en el teatro con la hora pegada al culo -"?por qu¨¦ nos gusta tanto hablar de culos?", se pregunt¨® anoche en escena-, acumular un retraso considerable, quedarse en blanco a mitad del tema Soledad o transformar nada menos que Volver, volver, el atribulado cl¨¢sico de Vicente Fern¨¢ndez, en una pieza pretendidamente c¨®mica, con a?adiduras a la letra como "Mi coraz¨®n est¨²pido y acojonado".
Las risotadas se extienden por las butacas, pero alguien (Javier Lim¨®n, el productor, por ejemplo) deber¨ªa advertirle de que algunas ocurrencias no tienen maldita gracia.
A Buika le honra consagrar su nuevo ¨¢lbum a la figura y repertorio de la gran Chavela Vargas, y hacerlo en vida de la nonagenaria mexicana.
Cosa distinta es que estas 13 rancheras cubanizadas constituyan el mejor tributo posible. Concha las grab¨® en La Habana junto a Chucho Vald¨¦s en apenas 11 horas, pero el estupendo Iv¨¢n Mel¨®n Lewis hace olvidar al pianista original. Escuchando la emoci¨®n, s¨®lo a voz y piano, de El ¨²ltimo trago o Las ciudades se intuye que a esta cantante tantas veces desbocada le vendr¨ªa bien convencerse de que menos es m¨¢s.
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