?Derechos laborales o xenofobia?
La huelga del campo cordob¨¦s refleja el dif¨ªcil equilibrio entre crisis e inmigraci¨®n
Palma del R¨ªo. Viernes. Una de la tarde. En la explanada de aparcamientos de un supermercado del pueblo m¨¢s de un centenar de jornaleros se concentran portando banderas y pancartas. Acaban de volver de las explotaciones agrarias que dan fama a este pueblo cordob¨¦s del valle medio del Guadalquivir. Son piquetes informativos del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT) que han parado el trabajo en los almacenes y fincas de todo tipo de cultivos.
Est¨¢n en huelga desde el lunes. Protestan porque, seg¨²n ellos, hay empresarios que prefieren contratar a peones inmigrantes no arraigados en el pueblo, a los que pagar¨ªan por debajo del convenio, trabajando m¨¢s horas de las establecidas. Braceros que, en resumen, saldr¨ªan m¨¢s econ¨®micos que los locales, por lo que los agricultores prescinden de estos ¨²ltimos, que siguen en el paro, en plena campa?a de la naranja. Patronal, CC OO y UGT no secundan la huelga. Algunos alcaldes de la zona reconocen que las irregularidades existen (aunque no haya denuncias en la Inspecci¨®n de Trabajo) y piden que se prime la contrataci¨®n de trabajadores censados en la comarca, ya sean espa?oles o extranjeros, que se limite la llegada de for¨¢neos tra¨ªdos por empresas de trabajo temporal y que se pague a todos por igual, seg¨²n lo acordado.
"Los que trabajan fuera del convenio lo hacen porque, si no, los echan"
El conjunto de problemas supone un c¨®ctel potencialmente explosivo. Por un lado, hay trabajadores desempleados procedentes del mundo agrario o de sectores en ca¨ªda libre, como la construcci¨®n y la hosteler¨ªa, que han vuelto a demandar trabajo en el campo. Pero, por contra, la campa?a no est¨¢ siendo muy buena y la necesidad de brazos no es muy alta. Y para terminar, existe una presencia de cuadrillas de extranjeros (muchos de ellos de la UE, con plenos derechos laborales en Espa?a) que no est¨¢n censados en los pueblos y a los que, seg¨²n el SAT, no se les aplica el convenio y se les explota.
Tanto la asociaci¨®n agraria Asaja (patronal) como algunos sindicatos (UGT) han tachado el paro de racista. En un esfuerzo por hacer ver que la xenofobia no mueve sus reivindicaciones, algunos jornaleros inmigrantes se unieron el viernes a los piquetes y a las concentraciones del SAT. Georgeta Ciorpom, rumana de 24 a?os, se mov¨ªa ¨¢gil entre los trabajadores reunidos bajo el sol implacable, arengando a los concentrados en los aparcamientos. Armada con un meg¨¢fono gritaba a sus compatriotas en rumano: "Nu plecati, trebuie sa fin uniti [no os vay¨¢is, debemos estar unidos]". Georgeta vive en Palma del R¨ªo desde hace seis a?os. Cuatro de ellos los ha trabajado en el campo. Ahora, como muchos, est¨¢ parada. Luciendo una gran pegatina del SAT en la camiseta, afirma que no nunca ha tenido problemas de racismo en el pueblo y niega que haya ninguna ra¨ªz de ese tipo en las reivindicaciones de los braceros. "Los que trabajan sabiendo que no cumplen el convenio, lo hacen porque, si no, los echan a la calle. Nadie quiere hablar. Algunos tienen miedo. A otros les da igual. Yo misma he trabajado de esa manera otras veces, pero ya estoy harta. Estoy harta de que me exploten. Quiero tener mis derechos", explica.
Junto a ella est¨¢ Alexander Soyko, de 27 a?os, quien vino de Ucrania hace seis, cuando el sector de la construcci¨®n viv¨ªa sus momentos m¨¢s dulces y emplear a un carpintero como ¨¦l era muy f¨¢cil. "Pero con la crisis me qued¨¦ sin trabajo y me tuve que ir al campo a ganar dinero". Dice que las cuadrillas con las que ha trabajado son de espa?oles, "y me han tratado bien". De su discurso se desprende que no siempre se ha cumplido el convenio en su tajo. "A veces trabajamos las seis horas y cuarto obligatorias. Otras veces lo hacemos por camiones. Si los llenamos antes de esas seis horas, nos vamos antes", reconoce. Una de las demandas que plantean los sindicatos es que se impida la recogida por cajas o camiones, pues lo consideran trabajo a destajo.
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