Qu¨¦ significa el fin de la recesi¨®n
La recesi¨®n 2006-2009 ha concluido. ?Qu¨¦ es lo que significa? ?Y qu¨¦ es lo que no necesariamente significa? Utilizando t¨¦rminos est¨¢ndares del diccionario, una vez que las peligrosas ca¨ªdas en la producci¨®n y las oportunidades de empleo se nivelan, ah¨ª es donde los macropronosticadores declaran que la recesi¨®n ha terminado.
Pero ello no significa que una poderosa recuperaci¨®n en forma de V para la producci¨®n total y el gasto de los consumidores haya comenzado. De hecho, la mayor¨ªa de los pronosticadores en las agencias tanto gubernamentales como privadas advierten de que la d¨¦bil "recuperaci¨®n" ser¨¢ lenta y que el desempleo continuar¨¢ aumentando en el corto plazo.
De hecho, cuando Jap¨®n experiment¨® una d¨¦cada perdida despu¨¦s de que colapsaron sus burbujas inmobiliarias y las acciones en 1990, siguieron recurrentes nuevas recesiones.
Ni Karl Marx ni Milton Friedman pueden cumplir la promesa de sostener est¨¢ndares de vida estables y crecientes
Los ide¨®logos republicanos no comprenden estas cosas. El presidente Franklin Roosevelt acab¨® con la recesi¨®n de 1929-1933 que prevaleci¨® durante los primeros a?os de su predecesor Herbert Hoover en la Casa Blanca. Pero la Gran Depresi¨®n en s¨ª no termin¨® antes de seis largos a?os despu¨¦s.
El equipo econ¨®mico de Obama ha sido bueno. Si hubiera ganado el republicano John McCain las elecciones presidenciales de 2008, el estadounidense de a pie estar¨ªa por ahora un 20% por debajo de donde est¨¢.
?C¨®mo han marcado la diferencia Obama y Bernanke? S¨®lo vertiendo m¨²ltiples miles de millones de d¨®lares al rescate de los bancos y otras agencias crediticias pudo evitarse un colapso m¨¢s grande.
Las declaraciones en el Congreso y las discusiones en los programas de entrevistas pondr¨¢n ahora a prueba los relativos m¨¦ritos de emplear regalos de miles de millones de d¨®lares de dinero para el rescate. Los alumnos del segundo a?o de la universidad saben que los senadores que se oponen al plan de rescate ignoran la pasada historia econ¨®mica. M¨¢s bien lo que ser¨¢ sometido a prueba es simplemente si la democracia de los presidentes Washington y Lincoln se torcer¨¢ por la enorme cantidad de d¨®lares que los lobbistas llevan ahora para presionar contra los compromisos centristas.
El capitalismo desregulado ha llevado en todas partes a sus derrotas autoimpuestas. Desde la estancia de Ronald Reagan en la Casa Blanca, el gobierno corporativo en Am¨¦rica ha sido escandaloso. El jefe de la Comisi¨®n del Mercado de Valores de Bush, Harvey Pitt, presum¨ªa de dirigir una m¨¢s amable y suave SEC. Sin excepci¨®n las principales firmas contables han dise?ado trucos para evitar que las malas noticias entren en las hojas de los balances corporativos.
Las tres principales agencias que pretenden advertir de los m¨¢s crudos riesgos han dado calificaciones AAA a cientos de malos cr¨¦ditos hipotecarios, buenos tambi¨¦n, y todo lo que hay entre ellos. Cualquier auditor inteligente que proveyera asesor¨ªa honesta perder¨ªa el patrocinio de la corporaci¨®n que le contrat¨®.
No es extra?o que los ricos se hayan estado haciendo m¨¢s ricos en los ¨²ltimos cuarenta a?os, mientras que la gente normal ha estado recibiendo una fracci¨®n decreciente del pastel econ¨®mico.
El punto medio -mercados privados regulados adem¨¢s de estabilizadores gubernamentales- gana en todo el mundo cuando tiene oportunidad. Intento ser realista, evitando tanto el excesivo optimismo como el pesimismo. Por ello es que concedo dos vivas al centrismo. Karl Marx y Milton Friedman est¨¢n equivocados, cada uno de manera distinta, y ninguno de ellos puede cumplir prolongadamente la promesa de sostener est¨¢ndares de vida estables y crecientes.
Paul A. Samuelson es profesor em¨¦rito de Econom¨ªa en el Massachusets Institute of Technology (MIT) y Premio Nobel de Econom¨ªa en 1970. ? 2009 Paul Samuelson. Distribuido por Tribune Media Services
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