Manhattan se muda a Qatar
Robert de Niro convierte el Festival de Tribeca en una franquicia y lo lleva a Doha
Si hacemos caso a lo que se cuenta en los pasillos, la cosa ser¨ªa tal que as¨ª: la hija de un alto cargo del Gobierno de Qatar decide irse a pasar una temporada a Nueva York. Debido a su condici¨®n de cin¨¦fila, presenta una solicitud para trabajar como voluntaria en el Festival de Tribeca, un evento auspiciado por el actor Robert de Niro que empez¨® a celebrarse en 2002. El festival, al que la chica no revela su estatus social (y econ¨®mico), acepta la solicitud y ella se pone manos a la obra. De vuelta a casa cuenta a su padre lo bonito que es un festival de cine independiente. Poco despu¨¦s, el alto cargo llama a De Niro y le propone celebrar Tribeca en Doha, capital de Qatar. Se entablan negociaciones y ¨¦ste acepta ceder el nombre, la experiencia y los contactos (entre los asistentes al festival estaban su amigo Scorsese y Ben Kingsley) a la buena gente de all¨ª para que ¨¦stos puedan celebrar su primer festival de cine.
El acontecimiento forma parte de la dura lucha por destacar en la regi¨®n
La participaci¨®n de los qatar¨ªes es casi nula en los actos m¨¢s participativos
La realidad, independientemente de que la historia sea tal como la cuentan, es algo m¨¢s prosaica: Qatar ha visto en los ¨²ltimos a?os c¨®mo florec¨ªan eventos relacionados con el s¨¦ptimo arte en Abu Dabi y Dubai, atrayendo atenci¨®n medi¨¢tica e incluso turismo. Llegados a cierto punto (y mientras el pa¨ªs presenta su candidatura para acoger el Mundial de f¨²tbol en 2022) los que mandan decidieron que nada mejor para salir en los papeles que un acto cultural con pedigr¨ª.
El toque final (y quiz¨¢s la novedad de todo este tinglado) ha sido crear un festival nuevo a partir de uno que ya existe. A De Niro se le ha ofrecido una cantidad no hecha p¨²blica y ¨¦ste no ha dudado en convertir un certamen que lleva el nombre de un barrio de Nueva York en una franquicia que hoy se celebra en Doha y ma?ana vaya usted a saber donde.
Qatar es el pa¨ªs con la renta per c¨¢pita m¨¢s elevada del mundo y, aunque su capital se fund¨® en 1850, no ha sido hasta 1971 (despu¨¦s de declarar su independencia) cuando ha empezado a crecer en tama?o y recursos. La combinaci¨®n resultante convierte al reci¨¦n celebrado festival en un movimiento casi estrat¨¦gico en la descarnada lucha por sacar la cabeza en una regi¨®n empe?ada en competir consigo misma.
Adem¨¢s, la conexi¨®n del ciudadano de Qatar, y en particular el de Doha, con el lado m¨¢s participativo del festival (coloquios y charlas) parece nula: la gran mayor¨ªa de actos cuentan con una abrumadora presencia de occidentales y los pocos locales que se ven resultan ser voluntarios del certamen. "Yo era el ¨²nico en toda la audiencia con ghutra e igal
[elementos cl¨¢sicos del vestuario de la regi¨®n]", contaba al peri¨®dico Gulf Times el realizador de Doha Al¨ª Isa al Shirawi.
Sea como fuere, el DTFF (o Doha Tribeca Film Festival) ha optado por una competici¨®n sui g¨¦neris: los dos premios de 50.000 d¨®lares (unos 33.000 euros) no los otorg¨® un jurado sino el p¨²blico. El m¨¢s esperado, concedido al mejor filme ¨¢rabe, fue para Pomegranates and myrrh, sobre un bailar¨ªn palestino.
Finalmente, el balance de la primera edici¨®n puede calificarse de bueno: 5.000 personas acudieron el primer d¨ªa a ver Amelia, de la realizadora india Mira Nair, en una proyecci¨®n al aire libre en terrenos adyacentes al nuevo Museo de Arte Isl¨¢mico, del arquitecto Ming Pei, sede del festival y orgullo del emirato y la mayor¨ªa de proyecciones han contado con buenas cifras de asistencia.
Habr¨¢ que ver c¨®mo combina en el futuro el sello Tribeca con "un festival focalizado en Oriente Medio" como lo calificaba Amanda Palmer, directora del certamen (y presentadora estrella de Al Jazeera, cadena televisiva que tiene su cuartel general en Doha) que ayer mismo declaraba que "el objetivo final del DTFF es la creaci¨®n de una industria cinematogr¨¢fica propia en Qatar".
El propio De Niro lleg¨® ayer al festival para bajar el tel¨®n. Lac¨®nico como de costumbre s¨®lo abri¨® la boca para dar un mensaje a los asistentes a la ceremonia de clausura: "Lo ¨²nico que tienes es tu individualidad. Cuantas m¨¢s pel¨ªculas haces mayor es la tendencia a renunciar a tu creatividad para satisfacer las peticiones ajenas. Trata de no hacerlo".
Y unos cuantos consejos para la prensa...
A pesar de la ausencia total de incidentes y de la evidente asimilaci¨®n de costumbres y h¨¢bitos occidentales por parte de la poblaci¨®n local, los organizadores del festival quisieron curarse en salud y dejaron a los periodistas una gu¨ªa que incid¨ªa en algunos aspectos que podr¨ªan resultar conflictivos. As¨ª, en un librito azul de formato port¨¢til, se recomendaba al visitante, entre otras cosas, "no solicitar direcciones a mujeres, entendiendo que prefieren relacionarse con los de su propio g¨¦nero" o -en un consejo dirigido al sexo femenino- "cubra sus rodillas y sus hombros y evite la ropa reveladora. Tenga en cuenta adem¨¢s que la ropa irrespetuosa conducir¨¢ a atenci¨®n indeseada e incluso miradas de desaprobaci¨®n".
A pesar de los consejos (muy comentados entre los miembros de la prensa), en las sedes oficiales del festival se han visto minifaldas, hombros descubiertos y rodillas al aire. Junto con la gu¨ªa, los profesionales llegados hasta aqu¨ª hab¨ªan recibido como regalo una bolsa hecha a mano y un reproductor digital t¨¢ctil de altas prestaciones que inclu¨ªa mapas de la ciudad, los tel¨¦fonos de los diferentes departamentos del certamen y, una vez conectados a la red, las actualizaciones del servicio de noticias del festival.
Para acabar, y coincidiendo con la celebraci¨®n del evento, un grupo de inversores privados ha hecho p¨²blica su intenci¨®n de invertir m¨¢s de 200 millones de d¨®lares (unos 135 millones de euros) para promocionar el cine de la regi¨®n, "hartos", seg¨²n confesaban sotto voce, del perpetuo t¨®pico occidental del ¨¢rabe malvado y/o terrorista.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.