Palabras prohibidas
Un hombre de negro me miraba desde detr¨¢s del mostrador. Ya me conoc¨ªa y me sonri¨®; yo creo que sab¨ªa que aquella chica tan joven que entraba en su librer¨ªa todas las tardes para no comprar nada iba buscando algo que muy pocos ten¨ªan pero ellos s¨ª: libros prohibidos. Prendido con chinchetas en un estante colgaba un folio sobado con dos frases muy sugestivas y firmadas, una por un tal Borges y otra de un tal Ayala, dos desconocidos para m¨ª. "?Buscas algo especial?", me pregunt¨® en voz baja. Y yo, como una delincuente pillada en falta, muy bajito tambi¨¦n: "Algo de Ayala, por favor". As¨ª, sin m¨¢s, lo primero que se me ocurri¨®, y en feliz hora.
Cuando mucho despu¨¦s nos encontramos en Nueva York, yo se lo cont¨¦: "Te juro que ¨¦se fue uno de los momentos m¨¢s importantes de mi vida, Francisco, cr¨¦eme, ten en cuenta que est¨¢bamos en plena dictadura", y ¨¦l se re¨ªa pero yo s¨¦ que lo tomaba en serio. Quiz¨¢ por eso cuando regres¨® a Espa?a definitivamente pude hacerle para este peri¨®dico la primera entrevista, y no mucho despu¨¦s quiso que escribi¨¦ramos juntos el libro que nos ocup¨® tantas tardes ¨²nicas, o que para ilustrarlo nos hici¨¦ramos una foto los dos en aquella librer¨ªa donde encontr¨¦ sus palabras por primera vez...
(Tambi¨¦n nos hemos tomado muchos g¨¹isquis juntos, y del ¨²ltimo hace apenas un mes, pero eso quiz¨¢s no deba contarlo. "Si me hubiera tomado un g¨¹isqui con todos lo que lo van diciendo estar¨ªa alcoholizado sin remedio", me dijo, pero no se lo tomaba en serio. Ayala era -es- mucho Ayala).
Enriqueta Antol¨ªn es la autora de Ayala sin olvidos (Espasa-Calpe, 1993; Alfaguara, 1998).
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.