La finura de un cient¨ªfico
Viv¨ªa en un tercer piso, pero esper¨® a que Teresa Sala y yo sali¨¦ramos por la puerta de la calle para saludarnos desde su ventana. Lo que para muchos son las "formas" del trato y de la cortes¨ªa eran para Claude L¨¦vi-Strauss una manera de ser, un modo natural de comportarse. No pudo viajar a Barcelona para recoger el Premi Internacional Catalunya 2005, pero se desvivi¨® para que pudi¨¦ramos llegar a realizar la ceremonia de entrega en el Gran Sal¨®n de l'Acad¨¦mie Fran?aise, en Par¨ªs. Su discurso al recibir el premio, a la vez tenso y sereno, se me antoj¨® una preciosa traducci¨®n del unamuniano concepto tr¨¢gico de la vida en el moderno concepto entr¨®pico de la misma. L¨¦vi-Strauss ha sido el ¨²ltimo de los grandes pensadores que nos ense?¨® una manera de mirar ante la que uno se preguntaba: "?C¨®mo es que no se me hab¨ªa ocurrido antes?". Recuerdo la iluminaci¨®n que sent¨ª al o¨ªrle decir que eso que llamamos la Historia no era sino una manera de recortar el pasado (digamos de medio en medio siglo). Utilizando una malla m¨¢s amplia (digamos de mil en mil a?os) se nos transformaba en algo as¨ª como en Geolog¨ªa; al fin y al cabo la invasi¨®n de los pueblos b¨¢rbaros no fue algo tan distinto a la deriva de los glaciares. Si, por el contrario, nos aplic¨¢bamos a un recorte m¨¢s y m¨¢s fino (de d¨ªa a d¨ªa), la historia se nos hac¨ªa esa petite histoire de la nariz de Cleopatra que hoy parece culminar en programas como Coraz¨®n coraz¨®n.
Contra una arraigada tradici¨®n francesa, no cre¨ªa que para entender un fen¨®meno concreto hubiera que separar lo sensible de lo inteligible, lo natural de lo cultural. Trat¨®, por el contrario, de elaborar una l¨®gica de lo concreto siguiendo el principio wittgensteiniano del "no separar lo duro de lo blando sino encontrar lo duro en lo blando". Una l¨®gica que busc¨® en todo aquello que no ha precipitado a¨²n en forma de enunciados, axiomas o preposiciones; una l¨®gica fr¨ªa que opera con las categor¨ªas polares alto / bajo, crudo / cocido, etc¨¦tera. Es a partir de ah¨ª que estudiaba las formas de oposici¨®n y transformaci¨®n de los mitos primitivos o modernos siguiendo un conocido mandato plat¨®nico: hay que analizar las cosas siguiendo la l¨®gica de sus propias articulaciones.
Parece a menudo como si las cosas trajeran ya su mirada incorporada. Observamos los cuadros con intenci¨®n "est¨¦tica", los artefactos con miras "pr¨¢cticas", los miembros del otro sexo con fantas¨ªas "er¨®ticas"... Parece que cada objeto de nuestra atenci¨®n nos llegue ya codificado por la mirada que le corresponde. Pero es precisamente fuera de esa dimensi¨®n codificada de las cosas donde a menudo se revelan sus aspectos m¨¢s ins¨®litos e interesantes. L¨¦vi- Strauss tuvo el genio de introducirnos en esta visi¨®n otra que nos lleva a apreciar la poes¨ªa de un texto filos¨®fico... y la filosof¨ªa de un poema; la econom¨ªa del razonamiento, ... y la belleza de una demostraci¨®n matem¨¢tica o la geometr¨ªa de un cuerpo bello.
"?Pero si lo ¨²nico que yo he intentado -me dec¨ªa- es introducir un cierto rigor en las ciencias sociales!". Hoy podemos despedirle agradeci¨¦ndole que introdujera tambi¨¦n un poco de sensibilidad, de imaginaci¨®n y de finura en las ciencias m¨¢s rigurosas. La misma finura con la que nos desped¨ªa desde su ventana del tercer piso en la Rue des Marroniers.
Xavier Rubert de Vent¨®s es fil¨®sofo
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