Ni?as: el aborto 'no' es un asesinato
Prefiero empezar afirmando que comprendo muy bien la inquietud de algunas personas a la hora de abordar, a veces con poca informaci¨®n, una reflexi¨®n, una opini¨®n o -lo m¨¢s importante y general- un sentimiento sobre la interrupci¨®n voluntaria del embarazo en el caso de las adolescentes.
Pocos saben que Espa?a es uno de los pa¨ªses con la edad de consentimiento sexual (recogida en el C¨®digo Penal) m¨¢s baja del mundo: 13 a?os. El inicio en las relaciones sexuales de nuestros adolescentes se produce, seg¨²n la estad¨ªstica, a los 16 a?os, pero los ¨²ltimos estudios especializados aseguran que conviene estar prevenidos a partir de los 13 o 14, tanto en el caso de los chicos como en el de las chicas (3? Encuesta sobre sexualidad y anticoncepci¨®n de la juventud espa?ola-2008. Equipo Daphne en colaboraci¨®n con Bayer Schering Pharma).
El l¨ªmite de lo que es legal, y por tanto aceptado, se establece en el Parlamento
El porcentaje de menores de 18 que abortan no alcanza ni al 5% del total
A pesar de que Espa?a es uno de los pa¨ªses europeos donde m¨¢s se utiliza el preservativo (el 60% de los j¨®venes), casi el 30% de los chicos reconocen que no siempre lo usan, elevando as¨ª la exposici¨®n al riesgo.
Los datos nos muestran que, en los ¨²ltimos a?os, han aumentado tanto los embarazos como los abortos en mujeres adolescentes (de 1997 a 2007, la tasa de abortos en adolescentes se ha duplicado, seg¨²n el informe sobre interrupci¨®n voluntaria del embarazo del Ministerio de Sanidad-Espa?a 2007).
Aunque muchos padres y madres prefieren pensar que sus hijas no est¨¢n incluidas en todas estas estad¨ªsticas, lo cierto es que muchas chicas de 15, 16 y 17 a?os mantienen relaciones sexuales y, por tanto, pueden encontrarse con una situaci¨®n no deseada y, generalmente, traum¨¢tica a esa edad: un embarazo.
El objetivo de la sociedad adulta, de los poderes p¨²blicos, del sistema educativo y, sobre todo, de los padres y madres, debe ser evitarlo. Para ello, existen muchas f¨®rmulas y medios; el fundamental es el di¨¢logo, la conversaci¨®n sin prejuicios, la informaci¨®n y la existencia de un espacio de confianza y respeto con las adolescentes. Todas esas herramientas son siempre mejorables pero, cuando todo falla y las chicas deciden no seguir adelante, no existe mejor soluci¨®n que acudir al sistema sanitario, seguro y solvente.
En la mayor parte de los casos, las menores que se someten a una interrupci¨®n voluntaria del embarazo suelen hablarlo con sus padres (sobre todo con sus madres). Seg¨²n los datos oficiales, el porcentaje de j¨®venes menores de 18 a?os que abortan no alcanza ni el 5% del total, y la inmensa mayor¨ªa va acompa?ada de sus padres. (En 2007 interrumpieron su embarazo 14.807 mujeres de entre 15y 19 a?os. Las menores de 15 que acudieron a una interrupci¨®n voluntaria del embarazo fueron 500).
En un momento as¨ª, lo que las ni?as buscan -y necesitan- es apoyo y cari?o. Lo mejor para ellas, sin duda, es encontrarlo en su familia. Pero, desgraciadamente, no siempre es posible... Existe un reducido n¨²mero que jam¨¢s lo dir¨¢ en casa por distintos -y, muchas veces, poderosos- motivos. Para esas j¨®venes, las que se encuentran m¨¢s solas y son m¨¢s vulnerables, est¨¢ pensada la medida que reforma la Ley de Autonom¨ªa del Paciente, resolviendo que no sea determinante el acuerdo paterno.
Si no es as¨ª, ?qu¨¦ alternativa tenemos?, ?es, acaso, razonable mantener que las chicas no tengan capacidad para decidir abortar y s¨ª para decidir ser madres -sin consultarlo, tampoco-? ?Es preferible que por miedo, o por falta de recursos a su alcance, se vean abocadas a proseguir un embarazo que no desean? ?O las dejamos, solas, buscar una salida clandestina para interrumpir la gestaci¨®n?
Tampoco es una buena opci¨®n lanzar mensajes tan dram¨¢ticos como hip¨®critas ("La barriga es una zona libre de pena de muerte" o "Mam¨¢, no me mates") que pretenden cargar sobre la conciencia de ni?as y mujeres, la idea de que el aborto es un asesinato. No es verdad. Es tan s¨®lo la verdad de los que consideran que hay vida en el mismo momento de la fecundaci¨®n y anteponen el derecho del embri¨®n al derecho de la madre, o que profesan una determinada fe o religi¨®n o filosof¨ªa. Pero la interrupci¨®n voluntaria del embarazo, seg¨²n la legislaci¨®n espa?ola actual, as¨ª como en la reforma propuesta (y la europea comparada, por cierto), no es un asesinato.
Las personas que, por su propia conciencia, rechazan el aborto son perfectamente respetables, tanto como quienes lo defendemos. Pero el l¨ªmite de lo que es legal y, por lo tanto, aceptado por la sociedad, se establece en el Parlamento, residencia de la soberan¨ªa popular. La ley que ahora comienza su tramitaci¨®n en las Cortes no obliga a nadie a abortar, ni a ocultar a los progenitores un embarazo o un aborto. Pretende, sencilla y rigurosamente, mejorar la protecci¨®n y las garant¨ªas para las mujeres y los/las profesionales, adaptar la norma a la realidad espa?ola y acabar con alg¨²n supuesto que ha dado lugar a verdaderos abusos.
Imaginemos que una chica de 16 a?os se queda embarazada sin haberlo querido y que, tras pensarlo, decide abortar en los plazos y supuestos que establece la ley, ?no es cruel que, adem¨¢s, tenga que cargar con la fe o las creencias de otros, con la presi¨®n exagerada de aquellos que siempre han negado a las mujeres la posibilidad de elegir? Porque de eso se trata: de que las ni?as y las adolescentes reciban una educaci¨®n, una atenci¨®n y un mensaje de toda la sociedad que rompa con siglos de miedo y dependencia y, a cambio, les ofrezcamos seguridad y autonom¨ªa, los mejores instrumentos para la responsabilidad y para la libertad.
Elena Valenciano es diputada socialista y presidenta de la Fundaci¨®n Mujeres.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.