La c¨¢scara vac¨ªa
La nueva posici¨®n del PNV con relaci¨®n al aborto ha sido apuntalada con urgencia. I?igo Urkullu opina que la sociedad actual ya ha aceptado la legitimidad del aborto y Margarita Uria que su posici¨®n va en consonancia con la mayor¨ªa: "All¨¢ cada uno con las creencias que tenga en casa".
El PNV percibe un cambio en la mayor¨ªa social y considera que ese cambio debe guiar su pensamiento. Pero si se siente obligado a sintonizar con las mayor¨ªas, siguiendo su mec¨¢nica intelectiva del aborto, insistir en la causa nacional vasca en Navarra tambi¨¦n ser¨ªa "dar la espalda a la realidad". Entonces, ?por qu¨¦ no mejorar la ley eliminando la disposici¨®n transitoria cuarta de la Constituci¨®n? Sin duda, el PNV no lo admitir¨ªa, lo que nos lleva a una conclusi¨®n: s¨®lo en la cuesti¨®n nacional tiene el PNV alguna idea, el resto de su programa se diluye en un acomodado relativismo. El ideario del PNV es una c¨¢scara vac¨ªa que llenar¨¢n en cada momento las encuestas de opini¨®n.
Esta indefinici¨®n doctrinal repugna a cualquier persona que tenga ideas propias sobre moral p¨²blica o privada, sobre pol¨ªtica econ¨®mica o sobre cualquier otra cuesti¨®n. El votante debe saber que el programa del PNV, al margen del proyecto nacional, es un reflejo de la sociolog¨ªa del momento y ser¨¢ modificado cuando las circunstancias lo aconsejen. Al contrario que un partido socialista o conservador, el PNV es ya un partido sin ideolog¨ªa, sin ning¨²n valor que resista las batidas del tiempo, el capricho de tertulianos y columnistas, el griter¨ªo de los grupos de presi¨®n. El PNV orienta su discurso seg¨²n las doctrinas hegem¨®nicas. El PNV ya no tiene ideolog¨ªa y exige que quien la tenga la deje en casa, quiz¨¢s para no poner en evidencia que su ¨²nica lealtad es al soci¨®metro de guardia; una grotesca aplicaci¨®n de la ocurrencia de Groucho Marx: "Estos son mis principios, pero si no le gustan no se preocupe: tengo otros".
El PNV requiere votantes impasibles ante los debates de nuestro tiempo, votantes que mantengan su conciencia plegada en el armario. Es el partido el que define qu¨¦ es lo socialmente aceptado, lo simp¨¢tico, lo progre, y los dem¨¢s a asentir como paletos. Esa visi¨®n castrante de la pol¨ªtica le permitir¨¢ perseguir el poder sin dependencia de ninguna una idea concreta. Y esto no se reduce a la grav¨ªsima cuesti¨®n del aborto: ?alguien puede aventurar si el modelo econ¨®mico del PNV tiende hacia lo socialista o hacia lo liberal? La pregunta es en s¨ª misma imposible: no hay respuesta posible.
Nadie con ideas propias, sean estas las que sean, puede plegarse a esa variabilidad casi meteorol¨®gica. Pol¨ªticos que piden a la ciudadan¨ªa que dejen en casa sus creencias son pol¨ªticos a los que las creencias, en general, les traen al pairo. Y a ellos s¨ª cabr¨ªa exigir que se callaran: el espacio p¨²blico pertenece a los que tienen algo en que creer y algo por lo que luchar.
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