C¨®mo sanar a un hijo: ?alejarlo de sus padres?
Las autoridades aseguran que agotaron todas las v¨ªas antes de asumir la tutela de un ni?o con obesidad m¨®rbida - No es un problema de est¨¦tica, sino de peligro para la vida del menor
Uno de cada tres ni?os espa?oles sufre exceso de peso u obesidad. ?Significa eso que hay en Espa?a miles de padres que se est¨¢n arriesgando a que las autoridades p¨²blicas les arrebaten la tutela de sus hijos? La alarma ha saltado cuando hace una semana se supo que la Xunta de Galicia forcejea con unos padres por la tutela de un ni?o de nueve a?os que ha llegado a pesar 83 kilos y que sufre bronquiolitis y apnea obstructiva del sue?o. De momento, la disputa se ha saldado con la comparecencia p¨²blica de los padres, las explicaciones de la Xunta y el escarnio p¨²blico del menor, cuyas fotos e im¨¢genes incluso han aparecido en algunos medios de comunicaci¨®n.
El caso podr¨ªa indicar que la sociedad, v¨ªctima de nuevos patrones est¨¦ticos, haya ca¨ªdo en una grave patolog¨ªa, transformando su antiguo gusto por las carnes -siempre se ha considerado que un ni?o rollizo rebosa salud- a una aut¨¦ntica obsesi¨®n por la delgadez. Nada m¨¢s lejos de la realidad, a ojos de los expertos que siguen los casos de menores.
Una cosa es la gordura y otra la negligencia de alg¨²n progenitor
La custodia suele perderse por desamparo y maltrato
Todos estos expertos han detectado, eso s¨ª, una mayor incidencia de la obesidad en los ni?os. La vida sedentaria y una alimentaci¨®n inadecuada son una conjugaci¨®n letal para los peque?os. Jes¨²s Garc¨ªa, pediatra del Hospital del Ni?o Jes¨²s de Madrid y presidente de la Asociaci¨®n Madrile?a para la Prevenci¨®n del Maltrato Infantil, cree que Espa?a es a¨²n un pa¨ªs demasiado propenso a la obesidad por una mera cuesti¨®n cultural e hist¨®rica. "La guerra y la posguerra trajeron una impronta del hambre que permanece en algunas zonas. Comer es sin¨®nimo de salud y se prefiere cuatro platos que dos", dice Garc¨ªa, que a rengl¨®n seguido a?ade: "Pero, cuidado, una cosa es la obesidad y otra muy distinta la negligencia de algunos padres respecto a un ni?o obeso que sufre por esa causa graves problemas de salud".
Lo habitual, seg¨²n los expertos consultados, es que las autoridades p¨²blicas adviertan a los padres, en esos casos extremos, del peligro de la obesidad de sus hijos. En tales casos, los padres suelen concienciarse y colaborar con las autoridades. En algunos casos han llegado a ser los progenitores los que han pedido o admitido de buen grado que su reto?o viva en r¨¦gimen de internado hasta reducir su peso y volver a una vida normal.
Nada de esto ha sido posible en el caso de Galicia. La Xunta, a trav¨¦s de los servicios educativos y de salud municipales, detectaron el caso en 2004, cuando el ni?o s¨®lo ten¨ªa cinco a?os. El seguimiento de los servicios sociales ha sido exhaustivo. Se lleg¨® a comprobar que la convivencia del ni?o con sus abuelos lograba mejorar notablemente la dieta y el estado f¨ªsico del peque?o. Pero la abuela enferm¨® y la tutela y convivencia con los padres s¨®lo empeoraba la situaci¨®n, a pesar de las recomendaciones de pediatras y nutricionistas, que incluso le mantuvieron a dieta en un centro de d¨ªa.
S¨®lo ahora, cinco a?os m¨¢s tarde, y cuando, seg¨²n el propio juez, peligra la vida del menor y ya se han agotado todas las v¨ªas es cuando se ha recurrido a la dr¨¢stica medida de separar al ni?o de sus padres. "Cuidado. No es un internamiento o una c¨¢rcel. Se trata de que el ni?o viva en un centro de menores en el que hay m¨¦dico permanentemente y de que siga manteniendo, sin embargo, el contacto con la familia", advierte una portavoz de la Xunta. Quitar la tutela del ni?o, recuerda, es una medida reversible.
En Andaluc¨ªa, donde el problema de la obesidad infantil es m¨¢s agudo que en otras zonas de Espa?a, no ha habido, sin embargo, ning¨²n caso similar. Ning¨²n experto de la Junta quiere hablar de este tema, por desconocer el fondo del asunto, pero un portavoz a?ade: "Sinceramente, creemos que en ese caso tiene que haber algo m¨¢s; que no se trata de un mero problema de obesidad m¨®rbida".
En ese caso, a la obesidad m¨®rbida, se a?ade, por ejemplo, un problema de absentismo escolar. Se a?ade tambi¨¦n una actitud por parte de los padres que ha puesto en guardia a los expertos. "Espero no tener que ver en televisi¨®n al ni?o y/o a los padres participando en un programa de televisi¨®n a cambio de dinero. He visto tantas cosas...", comenta el psic¨®logo y especialista en infancia Javier Urra, de la Fiscal¨ªa General del Estado.
Como bromea el pediatra Garc¨ªa, la enfermedad de algunos ni?os es tener a determinados padres. Y por encima de ellos se defiende el inter¨¦s superior del menor. "Los profesionales de menores saben que es mejor no separar a los ni?os de su familia salvo casos extremos", dice la psic¨®loga y concejal de Sanidad de Ourense Margarita Mart¨ªn. "La separaci¨®n es una medida que se toma como ¨²ltimo recurso aunque se sepa que duela. Es como utilizar la quimioterapia, que se sabe que es venenosa, para curar el c¨¢ncer". "El n¨²cleo familiar es siempre la mejor opci¨®n. Y en casos extremos hay que intentar la reeducaci¨®n familiar antes de decidirse por la separaci¨®n", abunda Manuel Alvear, adjunto al Defensor del Pueblo, psic¨®logo y pedagogo.
"En efecto, la separaci¨®n no es buena. Por eso siempre se intenta empezar a trabajar con la familia al completo. El caso del ni?o gallego, como el del ni?o asturiano que tenemos nosotros aqu¨ª son casos muy extremos totalmente excepcionales", explica un portavoz del Principado de Asturias.
En el Defensor del Pueblo aseguran no haberse ocupado de ning¨²n caso de separaci¨®n familia por obesidad m¨®rbida. Tampoco ha habido casos en Catalu?a y Madrid. En todo caso, sus responsables est¨¢n poco habituados a airear p¨²blicamente los detalles.
"Yo quiero elevar una queja en toda regla contra los medios de comunicaci¨®n. Es peligroso dar publicidad a asuntos que ata?en a menores y en el caso del ni?o gallego lamento profundamente que los medios, con su actitud, hayan hecho tan flaco favor a la intimidad del ni?o", dice Inma P¨¦rez, secretaria para la Infancia y la Adolescencia de la Generalitat de Catalu?a.
En este caso, tambi¨¦n Urra y los servicios sociales de la Xunta creen que el ni?o es doblemente v¨ªctima. Sus fotos y un v¨ªdeo televisado en el que aparece jugando a la pelota han marcado al menor, seguramente, para siempre, incidiendo en el estigma que pesa hoy sobre la gordura.
Los servicios sociales municipales y auton¨®micos suelen actuar en un marco bien distinto. Detectan el caso y empiezan a actuar con la discreci¨®n que el caso requiere. Ense?an pautas de alimentaci¨®n y vida sana y, con la colaboraci¨®n de los padres, los ni?os suelen revertir la situaci¨®n. En 2006, el Principado de Asturias separ¨® a un ni?o de sus padres. El chaval, con s¨®lo 10 a?os, lleg¨® a pesar 100 kilos. Tres a?os despu¨¦s sigue bajo la supervisi¨®n p¨²blica, pero ha perdido casi la mitad de su peso. "En ese caso, el resultado ha sido positivo. El ni?o sigue en una instituci¨®n, pero tiene contacto con la familia. Lo ideal es que las pautas las ponga en pr¨¢ctica todo el ¨¢mbito familiar", explican en el Principado.
La negligencia, el desamparo y el maltrato suelen ser las causas m¨¢s habituales por las cuales las comunidades aut¨®nomas retiran la tutela de un menor a los padres. Alimentar en exceso hasta poner en riesgo la vida de un menor y no poner voluntad ninguna en cambiar las cosas es la raz¨®n por la cual se puede llegar a tomar una decisi¨®n tan dr¨¢stica en las que las administraciones auton¨®micas suelen contar con el apoyo de jueces y fiscales. El auto dictado por el juez el mes pasado sobre el ni?o gallego dice lo siguiente: "El grado de obesidad que presenta el paciente, unido a la falta de cumplimentaci¨®n del tratamiento, ponen seriamente en riesgo la salud vida del mismo y pronostican un elevado riesgo de padecer secuelas importantes tales como la hipertensi¨®n, arteriosclerosis, enfermedad coronaria, hiperlipemia, diabetes...".
Este auto demuestra claramente que el asunto que ha saltado a los medios estos d¨ªas no es un asunto de obesidad, sino una grave cuesti¨®n sanitaria. "Es un problema gordo; valga la redundancia", comentan en el Principado de Asturias. Un problema de peso que a Inma P¨¦rez le gustar¨ªa que calara m¨¢s en la sociedad. "Este a?o se cumple al 20? aniversario de la declaraci¨®n de los derechos del ni?o y es una buena ocasi¨®n para actualizarlos. En algunos pa¨ªses hay que reclamar todav¨ªa el derecho a la alimentaci¨®n de los ni?os. En otros, como el nuestro, hay que incorporar conceptos que garanticen la salud adecuada de nuestros peque?os".
De nuevo, la mirada acusadora se vuelve hacia los padres. La mejor dieta, dicen pediatras y nutricionistas, es el ejercicio. Pero ser¨¢ dif¨ªcil que un ni?o lo haga si no lo ve en casa. "De nada sirve decir que hay que desayunar como un rey, comer como un pr¨ªncipe y cenar como un pobre si el padre sale cada d¨ªa corriendo con apenas un caf¨¦ en el est¨®mago", dice Jes¨²s Garc¨ªa. Y cuando una mala alimentaci¨®n desemboca en una enfermedad, el peor enemigo, dicen en la Xunta, es que los padres sigan sin ver la gravedad del asunto.
Dormir sentado para respirar
- El caso de Anamarie Mart¨ªnez-Regino. Fue uno de los primeros que salt¨® a la prensa en septiembre de 2000. Las autoridades de Nuevo M¨¦xico (EE UU) separaron a la ni?a de sus padres por considerar que no la atend¨ªan adecuadamente. Anamarie, una ni?a que naci¨® con un peso normal ya marcaba en la balanza, con s¨®lo un a?o, los 23 kilos. A los tres a?os, cuando las autoridades intervinieron, alcanz¨® los 54,4 kilos y ten¨ªa que dormir sentada para poder respirar.
- 100 kilos a los 10 a?os. El Principado de Asturias intervino en el verano de 2006 en un caso similar. Retir¨® la tutela de manera temporal a los padres de un ni?o de diez a?os que pesaba 100 kilos. Los abuelos protestaron por la medida a trav¨¦s de los medios de comunicaci¨®n y luego se supo que la madre del menor hab¨ªa muerto por anorexia. Las autoridades - Batalla por la tutela. La Xunta de Galicia decidi¨® la semana pasada separar a los padres de su hijo, un chico de nueve a?os que ha llegado a pesar 83 kilos. Los padres han protestado por la medida y han acudido a los medios de comunicaci¨®n, pero el ni?o padece graves problemas de salud y un juzgado de Ourense considera que su vida corre peligro.
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