La conferencia del clima se da otro a?o para cerrar un pacto completo
Las posturas se alejan a s¨®lo un mes de Copenhague - EE UU pide tiempo, la UE exige l¨ªmites vinculantes a China e India, y ?frica amenaza con boicoteos
La lucha contra el cambio clim¨¢tico avanza siempre de derrota en derrota. Las negociaciones de Barcelona, las ¨²ltimas antes de la cumbre de Copenhague, no han sido una excepci¨®n. La postura de la UE y, sobre todo, de Estados Unidos, de exigir compromisos vinculantes de limitaci¨®n de emisiones a los pa¨ªses en desarrollo y su intenci¨®n de sustituir el Protocolo de Kioto por un nuevo tratado alejan, salvo milagro, la posibilidad de tener un pacto vinculante en un mes. A cambio, se vislumbra un acuerdo pol¨ªtico con objetivos de recorte de emisiones de forma que dentro de un a?o pueda haber un nuevo texto que incluya a todos los pa¨ªses.
El ¨²ltimo d¨ªa de las negociaciones de Barcelona se caracteriz¨® por la franqueza. En un lugar en el que manda el difuso lenguaje diplom¨¢tico propio de la ONU, ayer se escucharon en la sala de prensa declaraciones p¨²blicas sinceras. La UE mantiene oficialmente su apuesta por un pacto vinculante dentro de un mes, aunque ya habla de retrasarlo, como admiti¨® el jefe negociador de la Comisi¨®n Europea, Artur Runge-Metzger. ?ste abri¨® otro frente con los pa¨ªses en desarrollo al afirmar que los l¨ªmites de emisiones "deben ser legalmente vinculantes".
No se esperaba mucho de Barcelona, pero aclar¨® las posturas
Dinamarca ve peligrar la cita de 40 jefes de Estado y 70.000 delegados
Runge-Metzger -que ya se ha ganado alguna reprimenda por decir en p¨²blico lo que no debe salir de las reuniones- insisti¨® en que es necesario un solo tratado, lo que excluye la posibilidad de prorrogar Kioto, ya que Estados Unidos nunca lo aceptar¨¢.
El portavoz de los pa¨ªses en desarrollo, el sudan¨¦s Lumumba Stanislaus Di-Aping, explic¨® en los pasillos su malestar por el tono: "Nunca lo hab¨ªan dicho tan claro. Esperan hasta el ¨²ltimo minuto, pero as¨ª son los pa¨ªses ricos". Sobre si aceptar¨¢n en alguna forma esas obligaciones vinculantes, Di-Aping, un tipo que ha ganado gran protagonismo en la cumbre con su hablar rotundo y pausado, replic¨®: "Seamos claros. No es un planteamiento asumible. No vamos a subvencionar el estilo de vida de los desarrollados, que crearon el problema".
El negociador jefe de EE UU, Jonathan Pershing, tambi¨¦n fue bastante claro, cansado de escuchar las cr¨ªticas porque la Administraci¨®n de Obama no presenta cifras concretas de reducci¨®n de emisiones: "El mundo conoce el rango de recorte de emisiones que maneja el Congreso. Entre un 17% y un 20%. Es una franja estrecha y no parece tan importante. ?Cambiar¨¢n esos tres puntos lo que har¨¢n otros? Nuestro recorte es m¨¢s agresivo que el de la UE". Tambi¨¦n opin¨® abiertamente sobre la postura de China de considerar como una ingerencia el control de la ONU sobre sus emisiones: "Estamos sorprendidos porque los pa¨ªses en desarrollo quieren un acuerdo agresivo que nos afecte a nosotros pero no a ellos. Ni siquiera quieren que sea vinculante para ellos".
El ejercicio de sinceridad colectiva tuvo una parte buena: ya sabemos de qu¨¦ hablamos cuando hablamos de Copenhague. "Quiz¨¢ deber¨ªamos haber hecho esto antes", resumi¨® Di-Aping.
El economista Josep Garriga, experto en cambio clim¨¢tico y veterano en estas cumbres, tradujo lo ocurrido: "Obama est¨¢ pidiendo que le esperemos un a?o. Y merece la pena porque ellos son, junto con la UE, los que van a pagar esto. As¨ª, en Copenhague habr¨¢ un texto pol¨ªtico muy fuerte con compromisos de reducci¨®n de emisiones para desarrollar un nuevo protocolo en 2010. Los pa¨ªses en desarrollo tendr¨¢n que aceptarlo porque si no, no van a cobrar".
Un pacto que estar¨¢ avanzado porque en los detalles t¨¦cnicos s¨ª se avanz¨® en Barcelona en aspectos sobre c¨®mo se retribuir¨¢ a los pa¨ªses con bosques tropicales para que reduzcan la deforestaci¨®n
Los ecologistas insisten en mantener con vida la posibilidad de un acuerdo vinculante en Copenhague. "La UE ha tirado demasiado pronto la toalla. Pero con voluntad pol¨ªtica a¨²n es posible alcanzar un acuerdo ambicioso, justo y vinculante", afirm¨® Mar Asunci¨®n, de WWF. La ONU insiste con ellos en que queda tiempo y que si hace dos a?os se pact¨® cerrar un acuerdo en 2009 los plazos no son una excusa.
Quien mira tambi¨¦n con preocupaci¨®n el desarrollo de las negociaciones es Dinamarca, el pa¨ªs anfitri¨®n, que teme por su superproducci¨®n -40 jefes de Estado y de Gobierno han anunciado su intenci¨®n de acudir y habr¨¢ unas 70.000 personas entre delegados, ONG y periodistas-. Pero Barcelona, que deb¨ªa ser un tr¨¢iler de esa pel¨ªcula, ha desvelado, salvo sorpresa, buena parte del gui¨®n.
Posturas alejadas para un acuerdo pol¨ªtico
- EE UU. Asegura que no puede firmar ning¨²n acuerdo vinculante hasta que el Senado apruebe la ley que recorta las emisiones. Esto ocurrir¨¢ en primavera. Exige a China que deje que la ONU audite sus emisiones y pide a la UE que ampl¨ªe su recorte hasta el 30%.
- Europa. La UE mantiene su recorte de emisiones del 20% y no desvela si considera suficiente la oferta de Obama para bajar hasta el 30%. Pide a los pa¨ªses en desarrollo que acepten l¨ªmites -no reducciones- vinculantes a sus emisiones. Apuesta por sustituir el Protocolo de Kioto por un nuevo tratado que incluya a los pa¨ªses en desarrollo.
- China e India. Aceptan limitar sus emisiones respecto a la tendencia actual, pero lo quieren hacer dentro de planes nacionales, sin que Naciones Unidas controle sus emisiones porque desvelar¨ªa su evoluci¨®n y pol¨ªtica energ¨¦tica. Exigen ayudas a cambio.
- ?frica. Los pa¨ªses m¨¢s pobres se plantaron en las negociaciones al reclamar compromisos concretos de reducci¨®n de emisiones. Exigen mantener el Protocolo de Kioto, que no les obliga, firmar un pacto cuanto antes y multiplicar la ayuda para adaptarse a los efectos del calentamiento.
- Acuerdo pol¨ªtico. Con eso, las potencias hablan ya de alcanzar un "acuerdo pol¨ªtico" en Copenhague que pueda firmar EE UU y en 2010 desarrollar el acuerdo legal que sustituya a Kioto en 2012.
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