Vida secreta de Fidel Castro
El l¨ªder cubano lleva una vida familiar, dedicado a la lectura y a escribir sus 'reflexiones' - Las visitas de mandatarios y amigos extranjeros rompen su rutina
El 27 de julio de 2006 Fidel Castro fue operado de urgencia debido a una grave enfermedad intestinal. Hasta ese momento la vida ¨ªntima del l¨ªder comunista era un gran misterio, pero a partir de entonces su salud y su intimidad adquirieron el rango de "secreto de Estado". Castro jam¨¢s volvi¨® a aparecer en p¨²blico y en febrero de 2008 renunci¨® definitivamente a sus cargos de presidente del Estado y del Gobierno. "Hoy verdaderamente est¨¢ fuera del poder, dedicado a las grandes estrategias y a los problemas mundiales", asegura un hombre de su entorno. EL PA?S revela detalles sobre c¨®mo es la vida del ex mandatario, a qu¨¦ se dedica en su retiro familiar y de qu¨¦ forma participa en pol¨ªtica tras salir del hospital hace aproximadamente un a?o.
"Recibe a m¨¢s gente de la que sale en la prensa", dice un colaborador
A sus 83 a?os, el l¨ªder comunista hace ejercicio cada ma?ana
Tras estar dos a?os hospitalizado, Castro vive recluido en su residencia
La casa est¨¢ en un antiguo campo de golf, con guarnici¨®n militar y una granja
Un equipo a su servicio le facilita documentaci¨®n sobre la actualidad
Algunos de sus visitantes aseguran que est¨¢ "feliz" de no estar en el poder
Su hermano Ra¨²l le consulta los asuntos m¨¢s importantes
Aunque Fidel no participe en pol¨ªtica activa, su presencia lo condiciona todo
En la jerga de la seguridad cubana, Punto Cero es el nombre para designar el lugar de residencia de Fidel Castro. En este complejo, situado en los terrenos del antiguo campo de golf Jaimanitas, hay una guarnici¨®n militar y hasta una peque?a granja de autoconsumo, adem¨¢s de la vivienda familiar de Castro y varias casas que ahora habitan algunos de sus hijos. Desde hace d¨¦cadas Castro vive aqu¨ª con su mujer, la maestra Dalia Soto del Valle, con quien tiene cinco hijos (Antonio, Alejandro, ?lex, Alexis y ?ngel).
La casa de Castro es c¨®moda y funcional, pero no lujosa. Tiene dos plantas, cuatro cuartos, un sal¨®n luminoso y posee un agradable soportal que da a un amplio jard¨ªn donde hay una peque?a piscina, un estanque y un primitivo parque infantil. Hasta que Castro enferm¨® este lugar estuvo reservado exclusivamente a la familia, un concepto que m¨¢s o menos incluye esposa, hijos, nueras, nietos, escoltas y poco m¨¢s. Ni siquiera los sobrinos ni hermanos del Comandante eran visitas frecuentes de la casa, y menos a¨²n los amigos extranjeros. Alguna la vez lo visit¨® aqu¨ª el mandatario de Venezuela, Hugo Ch¨¢vez, pero antes ni ¨ªntimos como Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez ten¨ªan las puertas abiertas de Punto Cero. Todo empez¨® a cambiar despu¨¦s de la crisis de diverticulitis que sufri¨® el Comandante. Se sabe que debido a errores m¨¦dicos iniciales y a complicaciones diversas Castro estuvo meses entre la vida y la muerte. "Tuvo que someterse a m¨²ltiples intervenciones quir¨²rgicas, y su proceso de recuperaci¨®n fue traum¨¢tico y muy lento", cuenta un m¨¦dico cubano. Diversas fuentes aseguran que Castro pas¨® alrededor de dos a?os hospitalizado, la mayor parte del tiempo en dependencias del Centro de Investigaciones M¨¦dico Quir¨²rgicas (CIMEQ), un moderno y bien equipado hospital que queda muy cerca de Punto Cero.
Las instalaciones del CIMEQ fueron su hogar y centro de trabajo durante largo tiempo. All¨ª escribi¨® su primer art¨ªculo de prensa, el 28 de marzo de 2007, sobre "la idea siniestra de convertir los alimentos en combustible". Esa reflexi¨®n fue el comienzo de una larga saga de opiniones p¨²blicas -lleva escritas alrededor de 300- que constituyen el cord¨®n umbilical que le unen hoy a su pa¨ªs y al mundo.
Durante meses Castro recibi¨® en el hospital a presidentes y dignatarios extranjeros, a amigos y colaboradores; tambi¨¦n all¨ª, el 18 de febrero de 2008, redact¨® el hist¨®rico mensaje en el que anunci¨® que renunciaba a ser reelecto presidente de los Consejos de Estado y de Ministros. La decisi¨®n abri¨® el camino de la presidencia a su hermano Ra¨²l.
Al regresar a su casa, hace alrededor de un a?o, las medidas de seguridad se flexibilizaron. Castro empez¨® a recibir visitas en su hogar, en un ambiente familiar, acompa?ado de su esposa, hijos y nietos. En marzo invit¨® al soci¨®logo argentino Atilio Bor¨®n. A fines de agosto estuvo el cineasta Oliver Stone para rodar un nuevo documental sobre el l¨ªder cubano -el tercero, despu¨¦s de Comandante (2003) y Looking for Fidel (2004)-, que ser¨¢ emitido por la cadena HBO. Un mes despu¨¦s recibi¨® al documentalista estadounidense Sa¨²l Landau, quien despu¨¦s del encuentro revel¨® que Castro sigue con pasi¨®n las noticias de la actualidad mundial, lee vorazmente, mira la televisi¨®n "de manera selectiva" y est¨¢ contento por haber abandonado la pol¨ªtica.
"Fidel recibe en su casa a m¨¢s gente de la que sale en la prensa", se?ala una persona enterada de los movimientos de Punto Cero. "Lo que ocurre es que no se le da publicidad por razones de discreci¨®n y de deferencia con los visitantes". Un ejemplo es el del presidente de Chipre, Demetris Christofias, que visit¨® La Habana en septiembre. La prensa cubana inform¨® de las conversaciones oficiales que sostuvo con Ra¨²l Castro, pero no de la entrevista que tuvo con Fidel en su residencia poco antes de abandonar la isla, el 29 de septiembre.
Las reuniones de Castro con dignatarios y amigos extranjeros son cada vez m¨¢s frecuentes, pero aun as¨ª s¨®lo representan "peque?os momentos" en la rutina de Fidel, se?alan las fuentes. "La mayor parte del tiempo Castro lo pasa rodeado de su familia, dedicado a la lectura y tomando notas o escribiendo sus reflexiones". A sus 83 a?os, el l¨ªder cubano hace ejercicio cada ma?ana como parte de su rehabilitaci¨®n pero tambi¨¦n por mantener la forma f¨ªsica. Ra¨²l Castro ha dicho en alguna ocasi¨®n que su hermano dedica dos horas diarias al ejercicio f¨ªsico.
Bor¨®n recuerda que Castro lo recibi¨® a principios de marzo con pantal¨®n corto azul y chaqueta de ch¨¢ndal deportivo. "Se le ve¨ªan piernas muy robustas", lo que a su juicio era una demostraci¨®n de que estaba "siendo muy disciplinado en los ejercicios de su recuperaci¨®n", seg¨²n declar¨® al diario Clar¨ªn.
El ex mandatario cubano se dej¨® retratar de ese modo, y la fotograf¨ªa sirvi¨® de portada -aunque cortada de cintura para abajo- para el libro Crisis civilizatoria (sic) y agon¨ªa del capitalismo, un volumen de di¨¢logos con Fidel publicado por el polit¨®logo argentino en julio.
Otro rito matinal del Comandante es la lectura de los teletipos e informaciones de prensa, que incluyen todo lo que se publica en el mundo sobre Cuba, m¨¢s las principales noticias de actualidad, organizadas por secciones o atendiendo a sus intereses en cada momento. "Estamos hablando de una selecci¨®n de centenares de p¨¢ginas", dice alguien que conoce esos res¨²menes. "Fidel debe ser una de las personas mejor informadas del mundo", ha contado Garc¨ªa M¨¢rquez, quien el a?o pasado comparti¨® una larga comida, con vino y tertulia, con su viejo amigo.
Castro tiene a su servicio un equipo que se encarga de proporcionarle documentaci¨®n sobre los m¨¢s dis¨ªmiles temas, desde materias como el cambio clim¨¢tico a cuestiones muy precisas sobre pol¨ªtica interna de Estados Unidos. Tambi¨¦n, si un libro de reciente aparici¨®n le interesa y a¨²n no ha sido traducido al castellano, hay un equipo de traductores siempre a su disposici¨®n.
Castro ya no suele llamar personalmente para requerir informaciones; lo hace en su nombre el jefe del Departamento Ideol¨®gico del Partido Comunista, Rolando Alfonso, que el a?o pasado sustituy¨® al defenestrado Carlos Valenciaga como secretario personal y jefe de despacho del ex mandatario. En la actualidad Alfonso es su colaborador m¨¢s cercano.
Stone, Landau y Atilio Bor¨®n son algunas de las personas que recientemente han entrado al mundo privado de Fidel y han arrojado algo de luz sobre c¨®mo es su universo ¨ªntimo. Landau es quiz¨¢s quien mejor ha descrito el ambiente en una serie de art¨ªculos aparecidos en la publicaci¨®n norteamericana Progreso Semanal.
Cuenta el cineasta que lleg¨® a Punto Cero "por un camino exuberante de flora tropical verde" y que en la casa aguardaban junto a Castro "muchachos entre ocho y veintitantos a?os (nietos)" y "algunos adultos mayores, incluyendo a su hijo menor y a su esposa Dalia". Vio "una modesta y bien atendida casa de cuatro habitaciones" y a un Castro en buena forma, si bien le confes¨® que todav¨ªa padece las secuelas de una ca¨ªda p¨²blica, en 2005 en la ciudad de Santa Clara, cuando sufri¨® varias fracturas. "Todav¨ªa no puedo subir bien el brazo como resultado del golpe en el hombro", le dijo.
El cineasta qued¨® impresionado por el sistema de trabajo de Castro. "Nos mostr¨® ordenadas pilas de libros, revistas y peri¨®dicos", tambi¨¦n libretas con apuntes ordenadas por temas y perfectamente clasificadas. Cuando lo visit¨® trabajaba con un libro del premio Nobel de Econom¨ªa Paul Krugman. Tambi¨¦n le dijo que se hab¨ªa le¨ªdo todo lo escrito por Barack Obama y le ense?¨® un ejemplar de sus memorias Los sue?os de mi padre (1995), en una edici¨®n en espa?ol de la editorial Debate.
Landau refiere que ten¨ªa el ejemplar subrayado y con notas al margen en casi todas sus p¨¢ginas. "Obama es conmovedor y tambi¨¦n puede ser ir¨®nico", le dijo Castro, para despu¨¦s a?adir: es "un hombre que muestra gran inteligencia, con el don de la escritura y evidentemente buenos valores. Pero est¨¢ limitado en lo que puede hacer. Est¨¢ atado por los intereses creados". Landau hizo una pausa en la charla para ir al ba?o. "En el camino vi el comedor, amueblado con gusto, pero sin se?ales de pompa o lujo. La casa se ve¨ªa y sent¨ªa como un lugar c¨®modo para vivir y f¨¢cil de mantener", cuenta.
Similar impresi¨®n le caus¨® a Bor¨®n, que encontr¨® a Castro "feliz" y "relajado" por no estar en el poder. Revel¨® que sus contactos con funcionarios "se limitan a alg¨²n que otro encuentro con Ra¨²l", algo que confirman fuentes de este diario. "En verdad est¨¢ dedicado al estudio. Ya no se ocupa de la gesti¨®n gubernamental ni de la pol¨ªtica diaria, aunque Ra¨²l le consulta los temas m¨¢s importantes y est¨¢ al tanto de los movimientos de cuadros de m¨¢s relevancia", indica alguien cercano al poder.
Cuando Castro y Bor¨®n se vieron acababan de ser defenestrados el ex vicepresidente Carlos Lage y el ex canciller Felipe P¨¦rez Roque. Fue Castro el que le sac¨® el tema: "Dijo que esos funcionarios ilusionaron al enemigo externo... Habl¨® de errores, a veces producto de excesivas ambiciones pol¨ªticas o impaciencia...".
Pero, ?realmente Castro ha abandonado la pol¨ªtica activa? Algunos lo dudan. Es indiscutible que estructuras con las que el l¨ªder comunista gobern¨® en los ¨²ltimos a?os han desaparecido -como el llamado grupo de la Batalla de Ideas o el Equipo de Coordinaci¨®n y Apoyo del Comandante en Jefe-. "Ahora, bajo la presidencia de Ra¨²l, el Consejo de Ministros se re¨²ne todas las semanas y toma decisiones, algo que antes no ocurr¨ªa pues todo pasaba por Fidel", admite un funcionario. El mismo, sin embargo, reconoce que aunque el ex mandatario no intervenga directamente en pol¨ªtica, su sola existencia lo condiciona todo.
"Todos sabemos lo que piensa Fidel del capitalismo y de las reformas, por eso es muy dif¨ªcil que con ¨¦l sucedan ciertas cosas".
En un momento de su conversaci¨®n con Landau, Castro habl¨® del poder con incre¨ªble distancia. "Yo fui un pol¨ªtico", dijo. El cineasta se ri¨® de la exageraci¨®n "del a?o". M¨¢s cerca de la realidad, a Oliver Stone le confes¨®, en un buen resumen de su pensamiento: "El problema de la humanidad es sobrevivir a la sociedad de consumo".
Junto a Stone entr¨® a Punto Cero la fot¨®grafa Rose Serra. En el ¨²ltimo n¨²mero de Paris Match, Serra publica un fotorreportaje en el que el octogenario l¨ªder aparece en la sala de su casa, junto a sus hijos Antonio, Alejandro y ?lex, con magn¨ªfico semblante. El t¨ªtulo es fabuloso: Castro el Inoxidable.
Sin embargo, ayer mismo volv¨ªan a La Habana los rumores sobre un supuesto agravamiento de su enfermedad. Algo es seguro: mientras viva, su salud y su leyenda seguir¨¢n guardados bajo siete llaves; y tanto en su casa como fuera de ella, aunque no tenga cargos, le seguir¨¢n llamando simplemente "El Jefe".
Entrevista en casa con Oliver Stone
Oliver Stone mir¨® a Fidel Castro y le pregunt¨® directamente: "?Podemos decir que la entrevista se celebr¨® en su casa?". El l¨ªder cubano no lo pens¨® mucho: "s¨ª", dijo, con voz firme. Terminaba el t¨®rrido mes de agosto en La Habana, y Stone todav¨ªa no se cre¨ªa lo que acaba de lograr. Despu¨¦s de no pocas gestiones, era el primero en entrevistar al convaleciente l¨ªder comunista, de 83 a?os, en su residencia privada. El cineasta norteamericano, por aquellos d¨ªas metido de lleno en el inicio del rodaje de Wall Street 2, hab¨ªa viajado discretamente a La Habana el d¨ªa anterior en un avi¨®n privado para rodar la tercera entrega de Comandante para la cadena HBO.
La entrevista tuvo una significaci¨®n especial pues en Cuba el tema de la vida hogare?a siempre fue tab¨². Durante d¨¦cadas Castro protegi¨® su intimidad celosamente, hasta el extremo de que s¨®lo hace unos meses los primeros visitantes extranjeros comenzaron a entrar a casa del ex mandatario. Antes, s¨®lo unos pocos colaboradores cercanos, entre ellos el ex vicepresidente Carlos Lage, el ex canciller Felipe P¨¦rez Roque y su ex jefe de despacho Carlos Valenciaga, todos ca¨ªdos en desgracia recientemente, tuvieron acceso a su intimidad.
Habr¨¢ que esperar a ver la pel¨ªcula de Stone, un incondicional de Castro y de su r¨¦gimen. Durante la entrevista el ex presidente cubano habl¨® de diversos temas, desde el asesinato de John F. Kennedy al modelo pol¨ªtico-econ¨®mico chino, pasando por los "sat¨¦lites esp¨ªa" que -brome¨® en serio- le siguen mientras pasea por el jard¨ªn. Es una de sus obsesiones. Queda claro que hasta el ¨²ltimo d¨ªa Castro ser¨¢ un cruzado contra el capitalismo, fuera y dentro de su pa¨ªs. Para fustigar y seguir vigilando al sistema que odia, hoy da largos paseos, se medica, sigue una rigurosa dieta y escribe y lee en su retiro pol¨ªtico, rodeado de hijos y nietos.
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