Ciencia, cultura

La Liga de F¨²tbol Profesional ha descartado ir a la huelga. Menos mal, porque ni la LFP es un trabajador, ni puede ejercer un derecho propio de los trabajadores, ni creo que exista una ley que lo permita. Sin embargo, y aunque en la Espa?a de hoy la cultura pol¨ªtica sea un f¨®sil, incluso aquellos que desconocen la expresi¨®n "cierre patronal" -lock-out para los pol¨ªglotas-, hab¨ªan entendido muy bien el sentido de esta amenaza. La Liga se ha salvado, y en consecuencia, no aumentar¨¢ la natalidad. Tampoco los divorcios.

Pero lo m¨¢s bonito de todo esto es que ahora va a resultar que el viejo sindicato vertical franquista serv¨ªa para algo. Aquel engendro superador de la lucha de clases, que integraba a empresarios y trabajadores en una sola organizaci¨®n com¨²n, ofrece un marco incomparable para describir esta crisis. Los directivos de los equipos de f¨²tbol se han movilizado para defender no ya el derecho, sino el privilegio de sus estrellas extranjeras, que pagan la mitad de impuestos que sus estrellas nacionales. Por el camino, han esgrimido argumentos tan enternecedores como que la ciencia y la cultura (sic) sufrir¨¢n p¨¦rdidas irreparables si la presi¨®n fiscal es igual para todos.

Ya hemos tenido huelgas de jueces. Hemos estado a punto de tener una de millonarios, con un ¨¦xito medi¨¢tico que multiplica por muchas cifras el que obtendr¨ªa cualquier medida de una plantilla de trabajadores en lucha por sus puestos de trabajo. Como parece que la imaginaci¨®n est¨¢ bien vista, aparte de recomendar a los futbolistas espa?oles que hagan su propia huelga, ya que nadie se desvela por sus millones, voy a aportar un granito de arena. Que el Gobierno invierta el incremento recaudatorio de esta medida en la maltrecha I+D+i nacional. As¨ª, la ciencia y la cultura no sufrir¨¢n m¨¢s, y los directivos de la LFP podr¨¢n volver a dormir tranquilos.