Sus sue?os de grandeza y nuestras pesadillas de cochambre
Pepito K. est¨¢ feliz porque le han regalado, conforme a su condici¨®n de moderno, s¨ª, pero muy le¨ªdo, un flamante Kindle. ?C¨®mo no va a presumir nuestro joven amigo de tan potente y vanguardista soporte electr¨®nico con sus amigos, familiares, e incluso seres queridos? Y aqu¨ª est¨¢ ahora, leyendo su fastuoso e-book en un luminoso y colorista bar de copas decorado por Philippe Starck, EL PA?S en su versi¨®n m¨¢s moderna, al menos por 15 d¨ªas, ante la envidiosa mirada de otros parroquianos, que asombrados por el artilugio, no pueden por menos que admirar el donaire con el que Pepito K. alterna la mirada a la pantalla con un recorrido por las butacas m¨¢s cercanas mientras se trinca un glorioso gin-tonic en copa bal¨®n. ?Ja!, se dice a s¨ª mismo, regocijado por el impacto en mozos y mozas.
Le duelen a Pepito K. los casi 40 millones que ha costado la jodida corazonada de 2016
Llega el Ayuntamiento, para enfrascarse en una entelequia, la prolongaci¨®n de la Castellana
Reconoce, sin embargo, que el Kindle no consigue limpiar el manch¨®n esperp¨¦ntico y cutre que producen en su as¨¦ptica pantalla los avatares de Gallard¨®n, Cobo, Esperanza y Gonz¨¢lez. Pepito K. siempre ha experimentado la misma sensaci¨®n con todos ellos, y su juicio no mejora con la tecnolog¨ªa. Sabe, o cree saber, que a los cuatro -y a otros muchos de su cuerda y condici¨®n- les importa un zurullo lo que de verdad ocurre en sus feudos y los agobios que aquejan a sus posibles votantes. Les gusta jugar a la pol¨ªtica de sal¨®n, con guada?a o con florete, y les aburre la administraci¨®n.
Se enredan en goyescos duelos a garrotazos por Caja Madrid -tanto poder proveer¨¢, si tanta lucha exige- en un ejercicio obsceno de lucha fratricida. Se enfrentan, no asisten, se hacen morisquetas en reuniones y comit¨¦s de partido, en un espect¨¢culo de preciosas rid¨ªculas. Saben que un paso adelante de su adversario es un retroceso en su carrera al dominio de los resortes que dan fuerza y dinero y no est¨¢n dispuestos a cejar en el empe?o. Hacen gala, as¨ª, de lo m¨¢s feo y deplorable de los pol¨ªticos: la zancadilla y la cuchillada al compa?ero de carrera para hacerse con el mando de la brigada.
Pero nuestro joven Pepito K. todav¨ªa tiene tierno el buche, y aunque gustoso del gin-tonic, se le revuelve la molleja con este af¨¢n de los susodichos por los grandes planes, por tantos y tantos sue?os megal¨®manos. Todav¨ªa le duelen a Pepito K. los casi 40 millones que ha costado la jodida corazonada de Madrid 2016, si bien reconoce que, afortunadamente y gracias a R¨ªo de Janeiro, para ellos la fritanga, se han dejado de gastar cerca de 20.000 millones, que es, grosso modo, lo que cuesta celebrar unos Juegos Ol¨ªmpicos. Pero que nadie se entristezca, que aqu¨ª llega, rumboso el Ayuntamiento de Madrid, dispuesto a enfrascarse en una nueva entelequia, la prolongaci¨®n de la Castellana, que suena menos a chanchullo maloliente que la Operaci¨®n Chamart¨ªn, en la que uno esperaba que de un momento a otro apareciera un barco cargado de coca¨ªna pura o un se?or con unos enormes bigotes ofreciendo ping¨¹es beneficios a quienes todos sabemos, acodados en un puticlub de carretera.
?Quiz¨¢ les parece exagerado hablar de megaloman¨ªa? ?A qu¨¦ les suenan m¨¢s de 3.000 millones de metros cuadrados, en los que vivir¨¢n 52.000 personas y trabajar¨¢n 88.000? ?Un proyecto que se terminar¨¢ en 2023? ?Veinte edificios singulares y cuatro de ellos, por lo menos, de m¨¢s de sesenta plantas, m¨¢s altas, fuera miserias, que las actuales torres de san Florentino P¨¦rez? ?M¨¢s de 11.000 millones de euros de inversi¨®n?
A quienes estas cosas aprueban, ?les importar¨¢ algo la realidad actual? ?Quiz¨¢ les achica el ¨¢nimo, les retrae, les frena la crisis econ¨®mica? Por ejemplo: ?les acogota la gigantesca deuda de nuestro Ayuntamiento, que con tanta generosidad gestiona el mun¨ªfico Gallard¨®n, y que representa por s¨ª sola, la cuarta parte del endeudamiento de todos los ayuntamientos de Espa?a? En absoluto. Si apenas son 7.000 millones (quiz¨¢ 8.000 al acabar el a?o), 10 veces la de Barcelona. Una frusler¨ªa. Pero no nos dejemos dominar por el pesimismo: marchemos adelante con los avales bancarios necesarios, que ya tenemos a Rodrigo Rato de nuestro lado.
Mientras, Pepito K. se ha paseado estos d¨ªas por el mism¨ªsimo centro de Madrid y tanto se ha asombrado del dantesco espect¨¢culo que ha contemplado, que duda de si adentrarse a explorar los barrios lim¨ªtrofes, temeroso de los mundos tenebrosos que le puedan asaltar a su paso. Nuestro preparado y cibern¨¦tico joven no puede dejar de preguntarse, y con raz¨®n, que si el centro rico y pujante de onerosas viviendas y lujosas tiendas se halla en el deplorable, asqueroso, repugnante y miserable estado en el que se encuentra, qu¨¦ no ser¨¢ de esos barrios que rodean la capital y que se encuentran m¨¢s all¨¢, por poner un ejemplo, de la M-30.
Mientras nuestros ediles sue?an con tanta torre y tanta prolongaci¨®n, en altura y largueza, los ciudadanos corrientes, despu¨¦s de pagar sumas inconcebibles por la recogida de basuras, cual si se tratara de delicad¨ªsimas alcarrazas de cristal rebosantes de oro, incienso y mirra, han de patear por la calle de Serrano y sus alrededores, incluida la plaza de Col¨®n y la Castellana, zigzagueando entre aceras levantadas, barrizales sin cuento, maquinarias amenazantes, zanjas que se abren a los pies de los viandantes, s¨®lo defendidas por vallas de madera miserables, aterrorizados de no caer en alguna de ellas y ser r¨¢pidamente tapados por el hormig¨®n que cae en grandes trombas a enorme velocidad de m¨¢quinas ensordecedoras.
Uno dir¨ªa, piensa Pepito K. mientras aprieta con fuerza su Kindle, no se le vaya a caer en las insondables profundidades de Jorge Juan o, quiz¨¢, Hermosilla, que tantas y tan duraderas obras se deben a que lo anterior estaba asqueroso, inservible, cay¨¦ndose a pedazos. Pues no se?or, absolutamente incierto. Todas estas obras, y el dineral consiguiente, se hacen para destrozar una de las zonas m¨¢s elegantes de Madrid, por donde paseaban, y compraban en tiendas nada baratas, se?oras y se?ores de post¨ªn que consideraban que aquellas aceras eran m¨¢s que decentes. ?Y Col¨®n? ?Y toda la Castellana a¨²n no prolongada? ?Tan obligado era armar semejante zapatiesta?
Quiz¨¢ Alberto Ruiz-Gallard¨®n entendiera mejor los sentimientos de los viandantes por el barrio de Salamanca si ¨¦l mismo tuviera en su mism¨ªsima casa obras durante, pongamos, tres a?os, 36 mesecitos de nada. As¨ª que entre el sal¨®n y la cocina se viera obligado a atravesar zanjas de 10 metros por unos tablones sucios, con las manos llenas de los platos de cualquier refrigerio, entontecido por el sonido de 20 taladradoras. O bien, que un airoso ghan¨¦s de Tamale, 440 kil¨®metros al norte de Accra, un concentrado ecuatoriano de Cuenca, 450 al sur de Quito, o un garboso cordob¨¦s de Almod¨®var del R¨ªo, a 430 de Madrid, armados con un torcido casco amarillo, le impidan el paso al cuarto de ba?o con un stop pintado a brochazos en un astroso cart¨®n atado con una cuerda al primer palo que ha sobrado de la obra. Su santa esposa, sus adorables criaturas, y cualquier otro familiar que pisara su domicilio, le pedir¨ªan, de rodillas, el cese de tanta hostilidad, el fin de tanto infierno.
Conste, piensa Pepito K., que los madrile?os, ante este Consistorio y estos ediles, tenemos la posibilidad de no votarles, decirles basta ya, y dejarles que se pudran, por ejemplo, en m¨¢s luchas intestinas de partido o enso?ando torres m¨¢s altas que las Petronas, y puede, claro que puede, votar a los representantes de otros partidos. Por ejemplo, de la izquierda. Y, sin ir m¨¢s lejos, ah¨ª tienen ustedes al candidato del PSOE que ha de enfrentarse a esta manilarga derecha que padecemos en Madrid, la reconocida pol¨ªtica o el afamado candidato... Vamos, que ah¨ª est¨¢ esta persona que lleva ya varios a?os trabaj¨¢ndose los barrios y que se llama... Esto es: que es una figura p¨²blica que ha demostrado una gran capacidad de gesti¨®n en... Bueno, pues si no nos acordamos ahora de a qui¨¦n presenta el PSOE, quiz¨¢ IU, que propone a...
Llegados a este punto, frena en seco nuestro amigo. Y pone como ejemplo la fauna marina, que tantos y tan bellos tesoros re¨²ne, pero que de manera sabia, esconde en las profundidades de las aguas a los peces abisales, los m¨¢s horrorosos que usted se pueda echar a la cara. Teclee peces abisales en los googles variados, pulse im¨¢genes y all¨¢ ver¨¢ qu¨¦ espect¨¢culo. Piensa Pepito K. que algo as¨ª debe ocurrirle al PSOE madrile?o, que no saca a la luz a sus candidatos, y los esconde a m¨¢s de mil metros de profundidad, porque ser¨¢n un horror, un mal sue?o, una desdicha. Ser¨¢n, incluso, capaces de cualquier dislate, como hacer obras en su sede sin permiso, abandonar a las v¨ªctimas del 11-M o pactar con Esperanza Aguirre e Ignacio Gonz¨¢lez. Incluso cosas a¨²n peores, si las hubiera.
Pepito K. se ha metido en el metro, s¨®lo para fardar de Kindle. Ve, ¨ªntimamente gratificado, que le miran de reojo. Va leyendo El coraz¨®n de las tinieblas.
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