Que tapien el Bernab¨¦u
Si hay una cosa sencilla este jueves es imaginarse de qu¨¦ humor estaba ayer mi¨¦rcoles alguien como Juan Urbano, que como es sabido se define a s¨ª mismo como fil¨®sofo, sentimental y del Real Madrid. Porque si en lo que respecta al primer t¨¦rmino de ese tr¨ªo est¨¢ bien y en lo que se refiere al segundo est¨¢ como nunca, en lo ¨²ltimo, est¨¢ Alcorc¨®n total, eliminado de la Copa por un equipo de Segunda B, al que s¨®lo pudo meter un gol en tres horas, y entrando en los bares como Napole¨®n sal¨ªa de Waterloo, tan cabizbajo que podr¨ªa desatarse los zapatos tirando de los cordones con los dientes.
Juan Urbano es de esas personas radicalmente cultas que pasan con toda naturalidad de Ortega y Gasset a la Liga y de recitar a Neruda a cantar en Chamart¨ªn "veteranos y noveles, / miran siempre tus laureles / con respeto y emoci¨®n". De manera que al d¨ªa siguiente de los partidos, deja su libro en la mesa de la cocina y se va a tomar un caf¨¦ a cualquier sitio donde la clientela comente la jugada. Ayer, la teor¨ªa y los rumores se mezclaban, y a la hora del desayuno lo que se rumoreaba es que de aqu¨ª al domingo van a tapiar las puertas del Santiago Bernab¨¦u, porque como la afici¨®n mand¨® a tomar por ah¨ª a Pellegrini, el entrenador nos va a castigar sin f¨²tbol, como a Guti, que era el que ten¨ªa que haber dado el martes los pases de gol que no saben dar los dem¨¢s, pero estaba en la grada, cumpliendo condena por hacer en el encuentro de ida lo mismo que los 80.000 espectadores que llenaban el Bernab¨¦u hicieron en el de vuelta.
El Alcorc¨®n demostr¨® que hay cosas, como la ilusi¨®n, que no se pagan con dinero
Pero, una vez pasado el enfado, a Juan Urbano la verdad es que por dentro le gust¨® la victoria del Alcorc¨®n, porque siempre es bonito asistir, aunque sea a costa de uno mismo, a la rebeli¨®n heroica de los modestos contra los poderosos y, sin duda, fue muy hermosa la alegr¨ªa de los humildes jugadores de ese equipo que volvi¨® a demostrar que hay cosas en este mundo que no se pueden pagar con dinero y que una de ellas es la ilusi¨®n. Pues s¨ª, a ¨¦l le emocion¨® la Il¨ªada en pantalones cortos que interpretaron esos chicos sobre el c¨¦sped de los dos campos en los que se jug¨® la eliminatoria, el de Santo Domingo y el del Santiago Bernab¨¦u.
?De qu¨¦ m¨¢s es una met¨¢fora la victoria del Alcorc¨®n sobre el Real Madrid? Pues seguramente del modo en que las ciudades del extrarradio han ido creciendo hasta no tener nada que envidiar a la capital, y en muchos casos, aunque no en todos, han hecho las cosas bien, seguramente porque se ha conseguido que los habitantes de Vallecas, Rivas, Getafe, Alcorc¨®n, M¨®stoles, Legan¨¦s, Alcobendas o San Sebasti¨¢n de los Reyes, por ejemplo, est¨¦n orgullosos del lugar en el que viven, se impliquen en su construcci¨®n, en su desarrollo, en el fortalecimiento de sus espacios de convivencia. No hace falta nada m¨¢s que ir a dar una conferencia o a hacer una lectura en cualquiera de esos lugares para ver no s¨®lo la cantidad de p¨²blico que asiste a los actos culturales, sino tambi¨¦n su calidad. Benedetti dec¨ªa que el sur tambi¨¦n existe y ayer estaba Maradona en el Bernab¨¦u, lo cual, en el fondo, significa lo mismo: cuando su diegu¨ªsima fich¨® por el N¨¢poles, ning¨²n equipo del sur de Italia hab¨ªa ganado jam¨¢s la Liga, y con ¨¦l la gan¨®. No me digan que no es un buen ejemplo de c¨®mo las cosas cambian cuando se apuesta al n¨²mero correcto. Por eso mismo, los casos de corrupci¨®n que cada cierto tiempo salpican tambi¨¦n a esas ciudades son a¨²n m¨¢s dolorosos, porque significan una decepci¨®n para personas que han puesto demasiada honradez sobre la mesa como para que le roben de ese modo. O sea, que es como si el martes, al acabar el partido del Bernab¨¦u, hubiera bajado un concejal al campo para pincharles la pelota a los jugadores. Por suerte, el deporte es siempre m¨¢s sano que la realidad. Enhorabuena al Alcorc¨®n.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.