Pendientes del asfalto
La vida social y econ¨®mica del municipio depende de la carretera
En la novela La carretera, del estadounidense Cormac McCarthy, un padre y un hijo supervivientes de un holocausto atraviesan Estados Unidos caminando por carreteras vac¨ªas. Llegar a Meco sin coche resulta una experiencia similar, con el desasosegante a?adido de que las carreteras no est¨¢n vac¨ªas, sino llenas de coches.
El tren queda a tres kil¨®metros del pueblo en virtud de una disputa por la expropiaci¨®n de los terrenos agr¨ªcolas cuando se construy¨® la v¨ªa hace m¨¢s de un siglo. Alrededor de la estaci¨®n no hay edificios. S¨®lo campo y las orillas de algunos pol¨ªgonos industriales. El autob¨²s C1 conecta la estaci¨®n al pueblo pero, seg¨²n las horas del d¨ªa, es milagroso encontrarse con ¨¦l. "Yo nunca lo he visto. Aqu¨ª hay que venir en coche", explica Luc¨ªa, una dominicana que trabaja en un pol¨ªgono. La otra opci¨®n es caminar por la carretera. Una tercera ser¨ªa haber llegado desde Alcal¨¢ de Henares en los autobuses 222 o 250, pero significar¨ªa renunciar a demasiada diversi¨®n.
Las v¨ªas que pasan por la localidad conectan las industrias de la zona
M¨¢s del 20% de los habitantes del pueblo son extranjeros
Por ejemplo, la de cruzar medianas, pasear entre torretas de electricidad o bajo los puentes de la M-116. La red de carreteras de Meco es uno de sus grandes activos econ¨®micos, porque garantiza la conexi¨®n entre los distintos nudos industriales de la zona. Despu¨¦s de unos minutos, cualquier peat¨®n con sensibilidad dram¨¢tica se siente capacitado para interpretar a la ni?a de la curva en una pel¨ªcula de bajo presupuesto. En compensaci¨®n, por el camino se puede conocer a una muestra de personajes del Corredor Industrial del Henares, como una mujer que camina hacia el tren con una bolsa de pl¨¢stico y que trabaja de limpiadora en una f¨¢brica, o un camionero gallego que se baja de la cabina preguntando por un almac¨¦n de metales.
Al llegar al pueblo una opci¨®n es inmortalizar el momento pensando en la m¨²sica de un c¨¦lebre Meco -seud¨®nimo de Domenico Monardo- conocido por su versi¨®n funky de la sinton¨ªa de La guerra de las galaxias, que compuso despu¨¦s de ver la pel¨ªcula cuatro veces en dos d¨ªas. Puede parecer fuera de lugar, pero los vecinos pronto confirmar¨¢n que agradecen cualquier asociaci¨®n con el nombre del pueblo que no tenga nada que ver con la c¨¢rcel de Alcal¨¢-Meco. "Menuda losa ¨¦sa", bufa una mequera. La c¨¢rcel est¨¢ en el t¨¦rmino municipal de Alcal¨¢, pero a tan corta distancia de Meco que cuesta considerarla como algo completamente ajeno.
Uno de los edificios que primero llaman la atenci¨®n dentro del pueblo es el nuevo Ayuntamiento, tan gal¨¢ctico que podr¨ªa haberlo dise?ado Domenico. Frente a ¨¦l, un grupo de adolescentes forma un c¨ªrculo en torno a un casete y baila hip-hop. A pesar de su tama?o (12.200 habitantes) el multiculturalismo en el municipio est¨¢ consolidado: m¨¢s de un 20% de sus habitantes son extranjeros, cuando la media de la Comunidad es de un 16%.
Una de sus particularidades es que Meco se considera dentro de Espa?a la localidad m¨¢s alejada del mar. Tiene otros alicientes m¨¢s evidentes. Por ejemplo, dos ermitas; pero, sobre todo, una iglesia del siglo XVI que baila entre el g¨®tico y el barroco y es desde 1981 Monumento Hist¨®rico Art¨ªstico Nacional. La primera referencia documental a esta villa tradicionalmente especializada en el secano, en 1540, se refiere a su edificaci¨®n. Las calles del centro son tranquilas y sombreadas. Muchas casas respetan la tipolog¨ªa tradicional.
"S¨ª, todo aqu¨ª es muy tranquilo", suspira Ruth S¨¢nchez, due?a del caf¨¦ El Fresno. Se queja de que el pueblo necesita movimiento, por eso sirve almuerzos con la m¨²sica de baile enchufada a tope y tiene sobre la barra propaganda de tuppersex (encuentros para vender juguetes er¨®ticos). "Hay que organizar cosas porque esto es un poco fantasma: todo el mundo trabaja en Madrid y para irse de fiesta hay que ir hasta Alcal¨¢", anima. En la plaza de la iglesia un abuelo con su nieto lo refuta: "No es un lugar fantasma, es que se vive tranquilo".
Para la vuelta, esta vez s¨ª, queda el autob¨²s hasta Alcal¨¢. Desde un asiento, la carretera no parece ya una visi¨®n apocal¨ªptica. El autob¨²s rueda pl¨¢cidamente y se respira la imponente calma de la campi?a cerealera del Henares.
![Nuevo Ayuntamiento de Meco en la plaza de la Villa.](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KZUXGQRK6WUTZMGJHMDOTVVP6E.jpg?auth=b940e5fda09e63cfa243b396367ad1178d05275af388edd0190de062355e7283&width=414)
Apuntes de viaje
- Una opci¨®n de transporte es el cercan¨ªas C-2, y luego un autob¨²s hasta el pueblo desde la estaci¨®n de Meco. M¨¢s recomendable es viajar hasta Alcal¨¢ y all¨ª tomar el autob¨²s 250.
- La iglesia de Nuestra Se?ora de la Asunci¨®n es monumento hist¨®rico art¨ªstico. Adem¨¢s hay dos ermitas: la del Cristo del Socorro (XVI), y la de la Virgen de la Cabeza (XVII).
- A 35 kil¨®metros de Madrid, Meco se considera la localidad espa?olam¨¢s alejada del mar
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