El origen (genital) del mundo
Lo que es la vida. ?Qui¨¦n le iba a decir al puritano Lacan (descanse en paz sin que ning¨²n colega venga a interrumpirle a cuenta de su invento de la duraci¨®n variable de la sesi¨®n psicoanal¨ªtica) que El origen del mundo, la provocativa pintura de Courbet de la que fue ¨²ltimo propietario privado, iba a exhibirse por partida doble en las mesas de novedades de las librer¨ªas espa?olas? Como se sabe, el peque?o lienzo (46¡Á55), ahora en el Mus¨¦e d'Orsay, representa de forma extremadamente naturalista, y en primer plano, el sexo y el vientre de una mujer con las piernas abiertas y en, dig¨¢moslo t¨¦cnicamente, dec¨²bito supino, en un encuadre limitado por el pecho y la parte superior de los muslos. Pues bien, en este momento est¨¢n a la venta dos libros que han elegido el escandaloso cuadro como motivo de cubierta: la novela de Nick Cave La muerte de Bunny Munro (Papel de Liar) y, de forma m¨¢s explicable, El origen del mundo, historia de un cuadro de Gustave Courbet, de Thierry Savatier (Trea). De los dos, el que aqu¨ª me interesa ahora es el segundo: Savatier no s¨®lo analiza el ins¨®lito lienzo y el contexto en el que fue pintado (el Par¨ªs galante y licencioso de la segunda mitad del XIX), sino que se sumerge en su sorprendente peripecia interna y externa: qui¨¦n fue la modelo cuyo rostro se oculta y a la que perteneci¨® ese "soberbio co?o" (lo siento, as¨ª dicen los paratextos de la cubierta); qui¨¦nes adquirieron sucesivamente la pintura, y c¨®mo y a qui¨¦nes les fue mostrada (Lacan, por cierto, que estaba casado con Sylvia, la ex mujer de Bataille, hizo pintar a Andr¨¦ Masson, a su vez ex cu?ado de ¨¦sta, una r¨¦plica surrealista para ocultarla); qui¨¦nes (de Gautier a L¨¦vi-Strauss) se sintieron fascinados por ¨¦l. Una investigaci¨®n detectivesca y apasionante sobre una de las pinturas m¨¢s misteriosas de la primera modernidad. Y una portada a la que habr¨¢ quien d¨¦ la vuelta en muchas mesas de novedades. Y no s¨®lo en El Corte Ingl¨¦s (suponiendo que la expongan).
Trotskistas
Robert Service, que se ha convertido en una especie de m¨¢quina liberal (y editorialmente rentable) de historiar el comunismo, ha culminado con su Trotsky (MacMillan, 600 p¨¢ginas, 25 libras) el tr¨ªptico biogr¨¢fico consagrado a los grandes dirigentes bolcheviques. Tras su Lenin y su Stalin (publicados por Siglo XXI), y despu¨¦s de su ¨²til Historia de Rusia en el siglo XX (Cr¨ªtica) y de su muy apresurada Camaradas: breve historia del comunismo (Ediciones B), le hab¨ªa llegado el momento al "icono revolucionario, cosmopolita, te¨®rico, l¨ªder, escritor, amante, fil¨®sofo, enemigo, jud¨ªo, marido, padre y v¨ªctima cazada", seg¨²n la novelesca caracterizaci¨®n del personaje que se hace en la sobrecubierta del libro. La nueva biograf¨ªa, repleta de interesantes revelaciones y datos novedosos, est¨¢ bastante mejor documentada que la de Dmitri Volkogonov (no publicada en Espa?a), pero como pieza literaria est¨¢ lejos de llegarle a la suela del zapato a la monumental de Isaac Deutscher (1954, 1959 y 1963, publicada en espa?ol por Era), que para muchos cr¨ªticos constituye uno de los m¨¢s logrados exponentes del g¨¦nero biogr¨¢fico de mediados del siglo XX. Lo que s¨ª es cierto es que Deutscher no ocultaba sus simpat¨ªas por su sujeto, al contrario que Service, que no puede disimular su educada antipat¨ªa tras los frecuentes contrafactuales en los que sugiere que si Trotski hubiera triunfado se habr¨ªa conducido pr¨¢cticamente igual que su n¨¦mesis estalinista (a prop¨®sito, ?c¨®mo estar¨ªamos ahora si el 4 de diciembre de 1892 do?a Mar¨ªa del Pilar Baamonde y Pardo de Andrade hubiera dado a luz a una ni?a?). Bueno, yo no estoy tan seguro como Service, pero reconozco que el "profeta" no fue precisamente un alma de Dios, sobre todo durante la guerra civil y el periodo del comunismo de guerra. En todo caso, su libro arroja luz sobre aspectos menos conocidos de las posiciones pol¨ªticas (especialmente a partir de su exilio) y de la vida privada de Trotski, incluidas sus relaciones con su familia y con las mujeres. Trotskista, por cierto, fue el m¨²sico, pintor y escritor Eugenio Granell (1912-2002), del que la fundaci¨®n que lleva su nombre ha publicado recientemente la voluminosa Correspondencia con sus camaradas del POUM (1936- 1999) y un peque?o volumen de Art¨ªculos pol¨ªticos (1932-1990) muy militantes y combativos, como el titulado 'Gran cerdo Dal¨ª' (1966). Para terminar, Akal ha publicado, presentado por el fil¨®sofo Slavoj Zizek, Terrorismo y comunismo (1920), en el que Trotski realiza la m¨¢s feroz defensa de la "dictadura del proletariado" despu¨¦s de El Estado y la Revoluci¨®n, de Lenin.
M¨²sculos
Leo en este peri¨®dico un comentario sin firma en el que se dice, a prop¨®sito de algunos best sellers de este oto?o librescamente chuchurr¨ªo, que "la industria editorial muestra as¨ª su excelente musculatura para seguir atrapando al lector y su buen olfato para seguir entreteniendo". S¨ª, es una manera de verlo. Otra podr¨ªa ser que tres de los cuatro libros citados en dicho comentario (El s¨ªmbolo perdido, de Dan Brown; El vencedor est¨¢ solo, de Paolo Coelho, y La isla bajo el mar, de Isabel Allende) pertenecen a dos de los m¨¢s grandes grupos espa?oles (Planeta y Random House) y s¨®lo uno (La casa del prop¨®sito especial, de John Boyne) a una editorial independiente (Salamandra). Otra: que las 38 mayores empresas del musculoso sector, que son las que, en l¨ªneas generales, pueden permitirse el lujo de pagar los mayores anticipos facturan las dos terceras partes del total, y el tercio restante se lo reparten otras 820 empresas (517 facturan menos de 600.000 euros/a?o) que contribuyen de manera eficac¨ªsima a que en este pa¨ªs siga existiendo (m¨¢s all¨¢ de la lista de m¨¢s vendidos) la bendita bibliodiversidad cultural. Otra: que en esta crisis est¨¢ aumentando considerablemente la distancia entre la docena de libros que m¨¢s se venden y los millares que les siguen. Otra: que al lector se le "atrapa" de muchas maneras, incluso bombarde¨¢ndolo desde ciertos medios y haci¨¦ndole pasar gato mercadot¨¦cnico por liebre literaria (por cierto, me ha resultado muy sugerente por diversos conceptos El enigma best-seller, del profesor David Vi?as Piquer, en Ariel). Otra: que el monopolio del "entretenimiento" no lo tienen, afortunadamente, esos best sellers publicados por los "musculosos". Otra: que en este sector conviven distintas concepciones del oficio y de las rentabilidades exigibles al libro, lo que permite que los editores m¨¢s audaces y menos obsesionados por la cuenta de resultados puedan tambi¨¦n dirigir sus energ¨ªas y su talento al descubrimiento de nuevos autores y de textos novedosos. Y otra (pero hay muchas m¨¢s), que el sector editorial es un organismo formado por integrantes muy diversos en el que no todo el monte es or¨¦gano, ni cualquiera puede permitirse el lujo de hacer m¨²sculos en los gimnasios a los que acuden los grandes grupos.
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