Arte griego en Tamallancos
La pintora ateniense Sula Repani fusiona en su obra or¨ªgenes hel¨¦nicos y experiencias ourensanas desde un pueblo de Vilamar¨ªn
Cuando lleg¨® a Ourense, su mirada no conoc¨ªa los colores atl¨¢nticos. Acostumbrada a los tonos c¨¢lidos del Mediterr¨¢neo, qued¨® cegada por la luz verde brillante que lo ba?aba todo. Pero Sula Repani (Atenas, 1959) no cerr¨® los ojos al resplandor, sino que se dej¨® seducir por la naturaleza exuberante. En su paleta de pintora mezcl¨® el azul del Egeo y el amarillo ¨¢rido de las islas griegas y le sali¨® un perfecto verde Galicia. Desde entonces, su obra art¨ªstica es una suma de or¨ªgenes hel¨¦nicos y experiencias galaicas.
Sula se cri¨® a siete kil¨®metros de Atenas, en un barrio casi rural en el que pasaba el tiempo dibujando con l¨¢pices. El futuro parec¨ªa perfilarse en un t¨ªtulo de economista que complac¨ªa y tranquilizaba a sus padres, de clase trabajadora. Pero a los 19 a?os se empe?¨® en cambiar el trazo de su vida: dej¨® la carrera y se matricul¨® en una academia privada para preparar el ingreso en la Escuela de Bellas Artes. Consigui¨® una plaza que le permiti¨® empezar por segunda vez en la Universidad, donde tuvo importantes apoyos de profesores como Yannis Moralis, destacado miembro de la Generaci¨®n de los 30.
El pueblo de Vilamar¨ªn se convirti¨® en un referente art¨ªstico
"En Tamallancos desde hace nueve a?os no nace nadie, s¨®lo se muere"
Al terminar los estudios, solicit¨® una beca de Bellas Artes en el extranjero. Solamente se conced¨ªa una y eran muchos los que ve¨ªan en ella un pasaje a nuevos mundos, pero fue para ella. As¨ª fue como se subi¨® a una moto con un amigo y lleg¨® a Barcelona. En el oto?o del a?o 1986 descubri¨® en Las Ramblas a un pintor que hac¨ªa retratos a los turistas. Miguel Carballo consigui¨® pintarle la vida de rosa. Al d¨ªa siguiente se fueron a vivir juntos. Cuando ¨¦l decidi¨® volver a Galicia, Sula le sigui¨®. Con ello dio el segundo disgusto a sus padres, que no dejaban de preguntarle: "?Pero d¨®nde est¨¢ Tamallancos?".
Tamallancos est¨¢ en Vilamar¨ªn, y desde que ellos se establecieron all¨ª, el lugar se hizo conocido en los c¨ªrculos art¨ªsticos gallegos. Al a?o de llegar, montaron el Obradoiro da Arte, n¨²cleo que aglutin¨® a un selecto grupo de creadores afincados en el rural orensano. El pueblo se convirti¨® en un referente, donde se organizaron exposiciones colectivas con Buci?os, Quessada, Vidal Souto, Acisclo Manzano y Virxilio, vecino tambi¨¦n del lugar. La galer¨ªa ya ha dejado de funcionar como tal, pero sigue siendo el taller donde trabajan Sula Repani y Miguel Carballo: "Ahora estamos m¨¢s volcados en nuestro trabajo", explica ella.
Galicia le cambi¨® a Sula los esquemas, la forma de pintar y de ver las cosas: "Me cre¨® un conflicto a la hora de expresarme. Al principio el car¨¢cter de los gallegos se me hac¨ªa complicado: toda indefinici¨®n, demasiadas interpretaciones y muy poca claridad", recuerda. Sin embargo, asegura que "lo vivido me ha enriquecido y ahora se fusiona en mi obra".
Hace una pintura figurativa, en la que recrea a la vez el mundo y sus sue?os. El escenario atl¨¢ntico le pesa cada vez m¨¢s: "Empec¨¦ pintando retrato y ahora voy hacia el paisaje, las sensaciones, los estados de ¨¢nimo". Ella, una mujer vitalista, mediterr¨¢nea, se ve a veces vencida por la melancol¨ªa de Galicia. Por eso en su obra hay tambi¨¦n mucho de Grecia.
Su morri?a tiene como referente Lesbos, una isla griega del Egeo, cercana a Turqu¨ªa, donde la poetisa Safo dio nombre al amor femenino. De all¨ª son sus padres y los mejores recuerdos que guarda de la infancia, y all¨ª vuelve todos los veranos a curar la nostalgia. Cuando regresa, trae en la maleta pigmentos de tierras helenas para pintar. "Hay cierta magia en Lesbos: aunque la tierra es semides¨¦rtica, la gente lucha por sobrevivir". Eso es precisamente lo que les reprocha a los gallegos: "Se han abandonado a su suerte. En Tamallancos, desde hace nueve a?os, no nace nadie, solamente se mueren".
A Sula le gustar¨ªa poder partirse en dos mujeres, entre Galicia y Grecia, para adaptar el cuerpo a la divisi¨®n que nota en el coraz¨®n. Dice que siente dos naciones. En su opini¨®n, todo ha de medirse por la emoci¨®n que provoca y, por eso, aunque los recuerdos griegos pesan m¨¢s, descubre que es m¨¢s gallega de lo que pensaba: "Cuando veo algunas cosas que pasan aqu¨ª, me duele. Eso es sentir la patria".
En Tamallancos dice estar tranquila y trabajar bien. All¨ª ha echado ra¨ªces: "Estar con mi marido es clave en mi vida; para m¨ª ser¨ªa muy dif¨ªcil vivir con alguien que no fuera artista". Sin embargo no quiere hablar del futuro porque dice que el largo plazo le da v¨¦rtigo. En su odisea vital todav¨ªa queda mucho camino, tal vez de vuelta a Grecia.
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