Fiesta republicana en Par¨ªs
Paco Ib¨¢?ez fue uno de los s¨ªmbolos de la voluntad de ruptura con la sociedad conformista del franquismo. La independencia radical del cantautor es hoy una referencia para recuperar la esperanza en la democracia
Paco Ib¨¢?ez nos hab¨ªa invitado y all¨ª est¨¢bamos, el 22 de octubre pasado, los espa?oles de Par¨ªs, abarrotando el Teatro de Ch?telet. M¨¢s de 2.000 personas habitadas por una misma convicci¨®n, movidas por una misma voluntad: dar testimonio de nuestro irrenunciable compromiso ciudadano.
El agotamiento y, sobre todo, la perversi¨®n de la vida democr¨¢tica en nuestro pa¨ªs, al mismo tiempo causa y consecuencia de la acumulaci¨®n, del hacinamiento de turbiedades, estafas, latrocinios, trampas; esa celebraci¨®n un¨¢nime del fraude y la rapi?a generalizados en el mundo actual, pero en Espa?a elevados a su m¨¢xima potencia, acompa?ados por la obscena codicia de poder y por la obsesi¨®n del privilegio que hacen de su conquista y disfrute una partida a vida o muerte.
La celebridad del cantante nos viene directamente de la contestaci¨®n de los estudiantes del 68
En 1983 y 1987 rechaz¨® la Medalla de las Artes y las Letras del Gobierno franc¨¦s
Realidad cuyos prop¨®sitos y pr¨¢cticas han acabado meti¨¦ndonos a todos en este lodazal de vilezas e inmundicias, que dominan sin disputa la vida en nuestro pa¨ªs y la someten al solo designio de los m¨¢s infames, de los m¨¢s protervos, que han hecho de la pol¨ªtica democr¨¢tica su inagotable pitanza, a la par que su salvoconducto universal y nos han dejado a los ciudadanos de a pie, concernidos por la realidad colectiva, desvalidos e inermes, con la sola referencia v¨¢lida de la Rep¨²blica Espa?ola, a la que nos empuja Paco con la trama de su vida, con el mensaje de sus canciones. Por eso al final del concierto que comentamos, se oyeron en diversos lugares de la sala, gritos de "Viva la Rep¨²blica Espa?ola".
La celebridad de Paco Ib¨¢?ez nos viene directamente, es decir, nos nace al calor de la contestaci¨®n de los estudiantes del 68. Pues fue en mayo de 1969, cuando para celebrar los acontecimientos que tuvieron lugar un a?o antes, los universitarios m¨¢s combativos le pidieron que cantase en La Sorbona y all¨ª en la hist¨®rica sala Richelieu tuvo lugar su primer concierto universitario. Para entonces, Paco hab¨ªa producido ya en 1964 su primera grabaci¨®n con poemas de G¨®ngora y de Garc¨ªa Lorca; en 1967 un segundo disco para el que ha convocado a Quevedo, Alberti, Blas de Otero, Gabriel Celaya y Miguel Hern¨¢ndez, y la TV francesa present¨® en 1968 al autor y a su disco con dos canciones emblem¨¢ticas, La poes¨ªa es un arma cargada de futuro y Balada del que nunca fue a Granada.
Esa intervenci¨®n y las que la siguieron le convirtieron en uno de los s¨ªmbolos m¨¢s pugnaces de la contestaci¨®n estudiantil, en una de las expresiones m¨¢s populares y movilizadoras de la voluntad de ruptura con una sociedad ¨¢tona y putrefacta, dormida en los laureles de un conformismo poltr¨®n y envilecedor. En diciembre de ese mismo a?o tuvo lugar su definitiva consagraci¨®n como cantautor, en el Teatro Olympia, templo de la canci¨®n francesa, donde su triunfo fue tan avasallador que los bises y r¨¢peles al final del espect¨¢culo duraron m¨¢s de media hora. En ese concierto, Paco cant¨®, por primera vez en p¨²blico, La mala reputaci¨®n, de Brassens, en espa?ol, que el p¨²blico puesto en pie vitore¨® durante m¨¢s de 20 minutos.
A partir de ah¨ª, su notoriedad y vigencia como expresi¨®n y emblema de la lucha contra el franquismo y por la vuelta de las libertades, que desde su primer concierto en Espa?a, en la Trobada de la Can?¨® de Testimoni en Manresa es una marea que no cesa, se convierte en una presencia tan extraordinaria que Franco no tiene m¨¢s remedio que prohibirlo.
Pero Paco no es s¨®lo el grito de ruptura contra la mordaza franquista, no es s¨®lo el marginal inconformista que se declara incompatible con esta civilizaci¨®n del dinero y del privilegio, sino que su enhiesto combate contra la dictadura viene emparejada con la lectura m¨¢s fervorosa y entra?able del amor en la poes¨ªa espa?ola.
Vehemencia y radicalidad en la reivindicaci¨®n de la libertad acompa?ada de la m¨¢s emocionante celebraci¨®n de la ternura, de la amistad, de la dignidad personal y colectiva, de la pasi¨®n amorosa en muchos de nuestros poetas mayores, algunos de los cuales acaban de citarse: G¨®ngora, Jorge Manrique, Quevedo, Neruda, Lorca, Alberti, Machado, Le¨®n Felipe, Cernuda, Nicol¨¢s Guill¨¦n, Celaya, Miguel Hern¨¢ndez, Jos¨¦ Agust¨ªn Goytisolo.
Pero Paco es, como bastantes de nosotros, un peninsular multiling¨¹e, para quien el castellano no agota su realidad ling¨¹¨ªstica y por eso habla, y sobre todo, canta tambi¨¦n en catal¨¢n a Espriu, en vasco a Cesare Pavese con Heriotzaren Begiaky, en gallego a Garc¨ªa Teixeiro. Sin olvidar a nuestros vecinos m¨¢s inmediatos, a los franceses Aragon, Ronsard, Brassens; a los italianos en esa extraordinaria expresi¨®n tradicional del XIX, que es la canci¨®n Quando l'alber comincia a fiorire.
Paco Ib¨¢?ez es un artista total, que ha vivido, durante toda su carrera, en simbiosis, en simultaneidad art¨ªstica global, con todas las artes.
Por ejemplo, su relaci¨®n con la creaci¨®n pl¨¢stica ha querido escenificarla, asociando a sus conciertos a sus amigos pintores, mediante la proyecci¨®n de algunas de las composiciones que realizaron para celebrar sus canciones. Y as¨ª cuando Dal¨ª oye en 1958 un disco de Paco Ib¨¢?ez y quiere conocer al autor, surge la idea de asociarse en la creaci¨®n y de que el pintor ilustre la portada del disco La canci¨®n del jinete.
Luego seguir¨¢n en esa l¨ªnea de colaboraci¨®n canci¨®n y pintura, Saura en A galopar; Corneille en La romer¨ªa; Ortega en ?Qu¨¦ ocorre na terra?; Manessier en La poes¨ªa es un arma cargada de futuro; Guinovart en Es amarga la verdad; Amat en Romance de la luna, luna; Soto para Vasija de barro, etc¨¦tera.
Pero Paco ha sido tambi¨¦n un permanente e incansable promotor de la cultura espa?ola en el mundo. Desde que en 1966 funda en Par¨ªs con otros amigos La Carraca, plataforma abierta a todos, en la que se ofrecen representaciones teatrales, conciertos y proyecciones cinematogr¨¢ficas, exposiciones, libros y coloquios literarios, la acci¨®n cultural espa?ola que tiene su origen en Paco Ib¨¢?ez es impresionante, sin que nadie se lo haya reconocido como se merece.
Claro que Paco Ib¨¢?ez no s¨®lo no ha buscado los reconocimientos, sino que los ha rechazado. En 1983, Jack Lang, ministro de Cultura de Fran?ois Mitterrand le concede la Medalla de las Artes y las Letras por su contribuci¨®n a la afirmaci¨®n de las Artes y a la libertad de los pueblos. Pero Paco la rechaza, como hace tambi¨¦n cuatro a?os despu¨¦s cuando en 1987 el ministro franc¨¦s insiste con el mismo ofrecimiento y ¨¦l se niega de nuevo, porque no quiere menguar su independencia respecto de todo tipo de poderes, a los que se cede al aceptar un premio. Poderes, no s¨®lo p¨²blicos, sino todo tipo de poderes sociales, lo que le lleva a rechazar en 1998 el Premio Gerald Brenan de la Sociedad cultural Andaluza Alemana, por su independencia radical y su acci¨®n en favor de la libertad y la poes¨ªa.
Esta independencia radical que me atrevo a calificar de paradigm¨¢tica es ahora capital para devolvernos las esperanzas de la democracia espa?ola, que se han estragado en tan pocos a?os y han dado paso a este lodazal de personas, instituciones y pr¨¢cticas que forman hoy la trama social y pol¨ªtica de nuestro pa¨ªs.
Recuperar la voluntad inicial de cambio y transformaci¨®n radical, convertida en esta siniestra parodia de ejercicio democr¨¢tico, en esta envilecida celebraci¨®n universal de la fuller¨ªa y la mangancia de nuestra democracia postfranquista es nuestro primer y fundamental objetivo. Para cuyo logro conductas como la de Paco Ib¨¢?ez, sean cuales sean sus fallos y limitaciones en otros aspectos, son esenciales.
Jos¨¦ Vidal-Beneyto es director del Colegio Miguel Servet de Par¨ªs y presidente de la Fundaci¨®n Amela.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.