El pajar sensorial
CASA DO?ANO, el hogar de una so?adora en la Mari?a de Lugo
Mar¨ªa Rosa Fisas puso rumbo a Galicia desde su Venezuela de adopci¨®n hasta topar con una casona de piedra levantada por un indiano en 1907 que hab¨ªa sido reconvertida, un siglo despu¨¦s, en un acendrado hotelito rural a cargo de una pareja de madrile?os. La soledad enxebre y los d¨ªas lluviosos a los pies del Mondigo, en la vertiente lucense del Eo, determinaron el cambio de propiedad para alegr¨ªa de la actual posadera, metida en obras incluso a pata galana. El arquitecto Jes¨²s Castillo Oli le est¨¢ dise?ando una suite-chillout-observatorio telesc¨®pico que ser¨¢ la envidia de los viajeros astr¨®nomos y un pajar sensorial que, a buen seguro, figurar¨¢ en los libros de arquitectura rural contempor¨¢nea.
CASA DO?ANO
PUNTUACI?N: 7,5
Categor¨ªa: no tiene calificaci¨®n oficial. Direcci¨®n: Cubelas. Vilela, Ribadeo (Lugo). Tel¨¦fono: 982 13 74 29. Fax: 982 13 48 00. Central de reservas: 902 10 38 92 (Rusticae). Internet: www.casadonano.com. Instalaciones: jard¨ªn, sala de reuniones para 20 personas, sal¨®n con chimenea, comedor. Habitaciones: 8 dobles, 1 triple; habitaciones para no fumadores. Servicios: algunas habitaciones adaptadas para discapacitados, no admite animales. Precios: temporada alta, 125 euros; temporada baja, 98 euros; desayuno e IVA incluidos.
Con sus aleros de pizarra, sus agujas esquineras en granito y unos ventanucos protectores del orvallo, solitaria en un prado de media hect¨¢rea, la casa promete quietud, amor y aroma silvestre. Cuesta llegar a ella entre los sinuosos senderos jalonados de huertos y el sube-baja por los montes de eucaliptos con leves incrustaciones de nogales y casta?os. A la vista queda el sesgo agr¨ªcola de su pasado: h¨®rreo, pajar y lareira, la sobria rusticidad del campo.
Calurosa acogida
Pero si algo se significa m¨¢s que la estampa buc¨®lica del lugar es la calurosa acogida de la catalano-venezolana Fisas, una asidua de Facebook que engatusa a los clientes desde el otro extremo del monitor. Sus di¨¢logos con el supuesto espectro de Do?ano, Jes¨²s Millares, suscitan inter¨¦s y cierta complicidad en la red. Lo mismo que en la pura realidad, cuando Mar¨ªa Rosa en persona sale a la puerta a recibir a sus hu¨¦spedes, truene, diluvie o haga sol.
Tres salones contiguos de sof¨¢ y chimenea favorecen el encuentro. El tr¨¢mite es r¨¢pido, salvo que se acepte un refrigerio antes de descubrir los nueve dormitorios, todos diferentes y personales, aunque algo necesitados de un retoque minimalista. O aligeramiento de banalidades r¨²sticas, ya que la casa se sobra en aromas de hogar. Un viejo nogal sombrea la fachada trasera. Para qu¨¦ m¨¢s penumbras.
Un dulce despertar aguarda al inquilino no importa a qu¨¦ hora del d¨ªa siguiente. Ubicua como ella sola, Mar¨ªa Rosa sirve tambi¨¦n los desayunos con inspiraci¨®n maternal y una total predisposici¨®n por las suculencias de la Mari?a gallega con un toque de fusi¨®n caribe?a.
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