Oualid, el peque?o arquitecto
T¨¢nger bulle de actividad y luz en julio. Y Oualid Idris, 13 a?os, es un perfecto ejemplo del cambio que est¨¢ experimentando el norte de Marruecos.
Oualid vive en Birshifa, uno de los barrios m¨¢s pobres y revueltos de T¨¢nger, y de los m¨¢s emblem¨¢ticos: s¨ªmbolo de los problemas de desestructuraci¨®n social y de la punzada de las drogas en la sociedad urbana marroqu¨ª, s¨ªmbolo tambi¨¦n de la lucha de sus vecinos frente a las autoridades para contar con unos equipamientos dignos que salven a las nuevas generaciones de caer en el agujero negro de la delincuencia y la marginaci¨®n. En ese ambiente se ha criado Oualid. Por eso, al conocerlo, nos impacta su carisma y energ¨ªa; uno piensa que forzosamente ha de pertenecer a una familia compacta que le ha dado todo el abrigo que la ciudad le ha negado.
Art¨ªculo 29 de la Convenci¨®n sobre los Derechos del Ni?o
La educaci¨®n debe estar encaminada a preparar a ni?os y ni?as para asumir una vida responsable en una sociedad libre, con esp¨ªritu de comprensi¨®n, paz, tolerancia, igualdad de los sexos y amistad entre todos los pueblos, grupos ¨¦tnicos, nacionales y religiosos y personas de origen ind¨ªgena.
Vamos a su casa, situada en una empinada cuesta entre descampados, poblados de chabolas y nuevos, ca¨®ticos y gigantescos bloques de viviendas. Comprobamos que sus padres, a la vez de expresar orgullo por su religi¨®n y su nacionalidad, exhiben una mente abierta.
Su padre, Hamadi, 54 a?os, es guarda de seguridad en una empresa de azulejos. Y su principal ilusi¨®n es que todos sus hijos estudien, tanto los tres chicos como la chica: "Es lo que dice nuestra religi¨®n: la igualdad de oportunidades y educaci¨®n para ni?os y ni?as. Aunque eso suponga un sacrificio, quitarnos de muchas cosas. Pero lo importante son ellos". ?l gana 1.500 dirhams al mes (unos 132 euros). Sobre Oualid, el mayor, sue?a con que pueda convertirse en arquitecto. Y vuelve a comentar: "Es lo que dice nuestra religi¨®n: todos los musulmanes debemos formarnos". Su madre, Aicha, 34 a?os, va entera de negro, cubierta con el velo, pero asiste a la reuni¨®n con los periodistas espa?oles al mismo nivel que su marido, e interviene continuamente explicando las afirmaciones de ¨¦l: "Lo que pasa es que en otras partes distorsionan la realidad, lo que dice el islam; hacen una mala interpretaci¨®n. Porque lo que nuestra religi¨®n impone es la cultura. Nuestra proximidad a Espa?a nos hace m¨¢s abiertos que otros pa¨ªses". Sobre la emigraci¨®n, que cuesta tantas vidas en su viaje en precarias condiciones hacia Europa, Hamadi reflexiona: "Es sobre todo un tema de ignorancia, de falta de cultura. Emigran pensando que la vida all¨¢ es de color de rosa; vienen de visita en verano pavone¨¢ndose, pero en realidad lo pasan muy mal. Yo no quiero que mis hijos se vayan. Este pa¨ªs necesita a los j¨®venes aqu¨ª, para que estudien y tengamos buenos profesionales".
En torno al t¨¦, en un sal¨®n repleto de azulejos y alfombras en tonos azules, es f¨¢cil identificar de d¨®nde procede la mirada luminosa de Oualid. A la hora de expresar sus deseos, es r¨¢pido: llevar a su madre a la peregrinaci¨®n a La Meca y convertirse en arquitecto para construir una nueva casa, bien grande y bien chula, para sus padres y hermanos.
Nos hemos quedado enganchados a la fuerte expresividad de Oualid, que proyecta confianza en el futuro: el ni?o del guarda de una f¨¢brica de azulejos que aspira a ser arquitecto. Isabel Mu?oz le dedica dos tardes enteras en una bella playa entre T¨¢nger y Asilah, hasta que la bola naranja del sol se extingue. Quer¨ªamos que en la sesi¨®n tuviera su bal¨®n -su objeto preferido- y una cometa que hablara de aire y libertad? Oualid no tiene cometa. As¨ª que le llevamos a que elija una en una jugueter¨ªa. Se muestra discreto y maduro. Le invitamos a que escoja otro bal¨®n mejor que el suyo de pl¨¢stico, que se lo regalamos. Es dif¨ªcil que un ni?o rodeado de juguetes diga no. Pero es lo que hace Oualid; nos dice que no quiere m¨¢s que una cometa, que ya tiene su bal¨®n dorado, que no necesita m¨¢s.
Nunca ha volado una cometa, pero en un minuto, con el viento que le despeina el flequillo, la lleva hasta lo m¨¢s alto.
Educaci¨®n
En pa¨ªses como Chad, Etiop¨ªa, Mal¨ª, Mauritania, N¨ªger y Somalia no van a la escuela primaria ni siquiera la mitad de los ni?os y ni?as. La asistencia a la escuela secundaria no llega al 10% en pa¨ªses como N¨ªger, Ruanda y Somalia. Marruecos. En este pa¨ªs magreb¨ª, la educaci¨®n primaria llegaba s¨®lo a la mitad de los ni?os y ni?as en los a?os ochenta. Ahora supera el 91% para chavales de entre 6 y 11 a?os (87% para el sexo femenino).
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