?Ser¨¢ Europa una potencia mundial?
El Tratado de Lisboa pondr¨¢ a prueba la capacidad de la UE para influir en la escena internacional - China y EE UU lamentan la inacci¨®n de los Veintisiete
Resum¨ªa recientemente Jos¨¦ Manuel Dur?o Barroso, presidente de la Comisi¨®n Europea, el contenido de la pasada cumbre UE-China en una propuesta de Pek¨ªn. "Nosotros no queremos un G-2, un mundo regido por China y Estados Unidos", dec¨ªa Barroso que le asegur¨® el presidente chino, Hu Jintao. "Queremos tambi¨¦n una UE fuerte". Dir¨ªase que la Uni¨®n gusta de la idea. Vende el nuevo Tratado de Lisboa, con su reorganizaci¨®n para potenciar la unidad de acci¨®n en pol¨ªtica exterior, como el instrumento necesario para modificar los pies de barro del gigante econ¨®mico europeo. Pero ?quiere la UE ser verdaderamente un actor global? "Es la pregunta del mill¨®n de d¨®lares", responde Antonio Missiroli, un polit¨®logo de Bruselas.
La pol¨ªtica exterior europea nace de la humillaci¨®n sufrida en los Balcanes
En el mundo hay demasiada Europa y muy poca UE, dice un polit¨®logo
Javier Solana, cuerpo, alma y padre de la pol¨ªtica exterior europea durante los pasados 10 a?os, echa la vista atr¨¢s y no puede m¨¢s que celebrar d¨®nde estaba la Uni¨®n entonces y d¨®nde est¨¢ ahora. Hasta se maravilla del ¨¦xito: "?Qui¨¦n me iba a decir a m¨ª hace 10 a?os que la UE tendr¨ªa un d¨ªa 13 fragatas en el ?ndico?".
Hace 10 a?os, una UE dividida y paralizada ante el conflicto de los Balcanes tuvo que ver c¨®mo Estados Unidos llegaba, una vez m¨¢s, al Viejo Continente para acabar con una guerra europea. De aquella humillaci¨®n naci¨® la pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n, que ya suma dos docenas de operaciones de distinto calado en diversas partes del mundo, con la de Somalia contra la pirater¨ªa como flor¨®n, pronto seguida de otra para formar militares que sostengan al nominal Gobierno somal¨ª.
"No puede haber un simple G-2 que dirija el mundo", dec¨ªa no hace mucho Solana en la Universidad de Harvard. "La UE tiene que estar ah¨ª. Merece estar ah¨ª". Para Solana est¨¢ claro que la Uni¨®n tiene vocaci¨®n de potencia global, pero una potencia de nuevo cu?o, el que corresponde a un mundo globalizado con nuevos modos de tabular. "Anta?o el poder se med¨ªa por las dimensiones de tus Ej¨¦rcitos y por tu poblaci¨®n. Hoy, por el PIB por habitante, la reputaci¨®n y si obtienes la organizaci¨®n de unos Juegos Ol¨ªmpicos", explicaba este verano a un selecto sanedr¨ªn brit¨¢nico en la Fundaci¨®n Dichtley, cerca de Oxford.
?sta es la cuesti¨®n crucial, el modo de enfocar la Uni¨®n su pol¨ªtica exterior. Solana mantiene que la victoria intelectual y pol¨ªtica del sistema de valores que encarna Occidente, y en particular la UE, obliga a compartir el liderazgo del mundo con otros. "Debido a nuestro ADN posmoderno, la UE no est¨¢ bien dotada para responder a algo que pudiera parecerse a las pol¨ªticas de las grandes potencias", enfatizaba en Harvard ante unos norteamericanos con otra concepci¨®n del poder y de la influencia en el mundo.
"La UE va a ser un actor global sin ser como Estados Unidos", pronostica Missiroli, director de estudios del European Policy Center, gabinete de estudios europeos en Bruselas. Alcanzar esa meta llevar¨¢ tiempo y Missiroli recomienda empezar por el principio. "Mejor intentarlo antes de serlo", traducible en que "si queremos tener influencia tendremos que actuar como UE y no como un grupo de pa¨ªses que se mueven en la escena global". A su juicio hay demasiada Europa en el mundo y muy poca Uni¨®n Europea. En el Fondo Monetario Internacional, en el G-8, en el G-20 o en el Consejo de Seguridad "hay exceso de presencia europea y falta presencia de la UE". Califica de irracional que B¨¦lgica tenga m¨¢s peso en el FMI que Brasil, o que el Benelux tenga m¨¢s poder de voto que China y se pregunta si los europeos seremos capaces de sacrificar el orgullo nacional en el altar de la UE. "A algunos pa¨ªses les va a resultar muy dif¨ªcil", aventura.
A Solana no le cuesta reconocer que la geograf¨ªa y la historia de Europa constituyen una traba para el desarrollo de una pol¨ªtica exterior com¨²n, pero como optimista inveterado que es, considera que el nutrido abanico de sensibilidades aporta una riqueza que, bien aprovechada, puede convertirse en un formidable activo.
La realidad es que hasta ahora el ADN posmoderno, la geograf¨ªa, la historia y las distintas sensibilidades de los Veintisiete han frenado los avances. Por aludir a los dos grandes polos, China sigue anclada en la idea de que un poder exige ganas y arrestos, y se mantiene a la espera de que la UE confirme su voluntad de ser y de estar en la escena internacional.
A ojos de Estados Unidos, Europa es m¨¢s una colecci¨®n de pa¨ªses que una Uni¨®n. La visita, hace dos semanas, de Angela Merkel a Washington coincidi¨® con la cumbre anual entre EE UU y la UE. La presencia de Merkel fue estelar. La UE fue invisible. Un estudio del Consejo Europeo de Relaciones Exteriores (ECFR, en ingl¨¦s) sobre las relaciones entre los Estados Unidos de Barack Obama y la UE da cuenta de la decepci¨®n con la que la Casa Blanca contempla a Europa y c¨®mo Washington ve "a los miembros de la UE como unos ni?os: reh¨²yen responsabilidades y quieren s¨®lo atenciones".
Es una situaci¨®n que intenta cambiar el Tratado de Lisboa. Missiroli cree que el tratado encarrilar¨¢ la pol¨ªtica exterior de la Uni¨®n, pero necesitar¨¢ tiempo. "Si hay una crisis prematura, la UE no estar¨¢ preparada y las tensiones sobre el nuevo marco de la pol¨ªtica exterior podr¨ªan tener efectos muy da?inos", advierte.
Una diplomacia ambiciosa y unificada
La mayor novedad del Tratado de Lisboa, que entrar¨¢ en vigor el pr¨®ximo 1 de diciembre, corresponde a la pol¨ªtica exterior y de seguridad de la Uni¨®n, que se pretende unificada y eficaz. Estar¨¢ encarnada en un alto representante que ser¨¢ tambi¨¦n vicepresidente de la Comisi¨®n Europea. Esa doble funci¨®n acabar¨¢ con duplicaciones y celos rid¨ªculos existentes entre el Ejecutivo comunitario y el Consejo (Gobiernos de la Uni¨®n). Un ejemplo: en Afganist¨¢n, la Comisi¨®n, el representante especial de Javier Solana, la oficina de ayuda humanitaria y la misi¨®n de polic¨ªa trabajan por separado. A partir de ahora, la diplomacia comunitaria quedar¨¢ agrupada en un Servicio Europeo de Acci¨®n Exterior (SEAE) con miles de funcionarios, diplom¨¢ticos y militares repartidos entre Bruselas y las delegaciones de la Uni¨®n en 130 pa¨ªses. El presupuesto previsto ronda los 50.000 millones desde ahora hasta 2013.
Para el pr¨®ximo jueves est¨¢ previsto que los jefes de Estado y de Gobierno de la Uni¨®n elijan al nuevo ministro de Exteriores de la Uni¨®n, que ser¨¢ la nueva cara de la pol¨ªtica exterior y de seguridad comunitaria ante el mundo. Ser¨¢ la culminaci¨®n de un proceso que ha resultado m¨¢s turbio, opaco y trabajoso de lo previsto por ir de la mano de la elecci¨®n de futuro presidente permanente de la Uni¨®n.
Otra novedad sustancial de Lisboa en la escena internacional es la de permitir las cooperaciones reforzadas en todos los ¨¢mbitos de la pol¨ªtica exterior, incluida la defensa. Queda deslucida la ambiciosa medida por la doble exigencia de que haya un m¨ªnimo de dos tercios de los pa¨ªses de la Uni¨®n (nueve en la actualidad) dispuestos a emprender una determinada tarea y que deba contar con el apoyo un¨¢nime de los Veintisiete.
El tratado crea tambi¨¦n la posibilidad de establecer una "cooperaci¨®n estructurada permanente" abierta a Estados con elevadas capacidades militares y que hayan suscrito entre s¨ª compromisos m¨¢s vinculantes.
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