El ni?o de los guantes gastados
T¨¦cnicos y compa?eros coinciden en resaltar el extraordinario "talento natural" de un portero con "muy mal perder" y muy comil¨®n
Fue en noviembre, en 1990. Iker Casillas ten¨ªa nueve a?os y aquel s¨¢bado madrug¨® m¨¢s de lo habitual sencillamente porque de su casa, en M¨®stoles, a la ciudad deportiva del Real Madrid le separaban 30 kil¨®metros, casi una hora de camino en coche. No lo sabe, pero Antonio Mezquita, alma m¨¢ter de La F¨¢brica durante 20 a?os, le estaba esperando. "Me hab¨ªa llamado Julio, un amigo de M¨®stoles, que me avisaba cuando ve¨ªa por ah¨ª a alg¨²n chavalito que despuntaba". El tal Julio sol¨ªa encontrarse a Iker y su padre los fines de semana en el patio del colegio Joan Mir¨®, donde el ni?o se pasaba horas y horas atajando los disparos paternos.
"A los buenos los ve todo el mundo", suele decir Carles Rexach; "el m¨¦rito es apostar por ellos", sostiene el ex jugador y ex t¨¦cnico del Barcelona, que en su d¨ªa se peg¨® con Joan Gaspart para que fichara a un ni?o de 13 a?os llamado Lionel Messi. Mezquita no dud¨® al firmar la carta que invitaba a Iker a entrar en La F¨¢brica, donde trabaj¨® de 1979 a 1999 hasta que le despidieron sin darle las gracias siquiera. Mezquita dedic¨® su vida a apostar por talentos para el Madrid, justo lo que hizo aquella ma?ana de noviembre: apostar por un ni?o de siete a?os "serio, humilde y disciplinado" que jugaba con unos guantes gastados.
"La primera vez que habl¨¦ con ¨¦l le pegu¨¦ la bronca", dice su primer t¨¦cnico, Amieiro
Ochotorena: "No creo que sea el meta que m¨¢s trabaja, pero tampoco lo necesita"
Ha desterrado los huevos fritos. Come verdura, carnes y pescados
Ante la derrota se queda mudo, se va a casa, se pone el pijama y a la cama
El 12 de enero de 1991, Iker Casillas (M¨®stoles, 1981) jug¨® su primer partido en el Torneo Social del Real Madrid, el escalaf¨®n m¨¢s bajo del f¨²tbol base blanco. El 3 de julio de 2000, en Gotemburgo, debut¨® en la selecci¨®n espa?ola y el s¨¢bado jug¨® su partido n¨²mero 100 con La Roja. Andoni Zubizarreta (126 partidos) y Ra¨²l (102) ya tienen compa?¨ªa.
Iker sigue jugando con los guantes gastados, aunque ya no se los regale su t¨ªa Teresa ni los pida para Reyes; ahora Reebok hasta le dise?¨® unos especiales para su partido 100 con Espa?a. Podr¨ªa estrenar un par de manoplas por partido si quisiera, pero los sigue gastando hasta m¨¢s no poder como hac¨ªa cuando era un ni?o. "Una man¨ªa", dice. Ahora los gasta de tanto parar; de ni?o, se pelaban en el cemento del patio del colegio Joan Mir¨® o en los campos de tierra donde jugaba cada s¨¢bado por la ma?ana. Y, como en casa de viruta no iban sobrados, le ten¨ªan que durar la temporada entera. Donde no llegaba el dinero llegaba el ingenio. As¨ª que Iker termin¨® muchos cursos con las manoplas remendadas por el zapatero del barrio, que le cos¨ªa un trocito de cuero en la zona de las palmas, la que m¨¢s se gastaba.
Iker Casillas s¨®lo estuvo tres meses en el Torneo Social del Madrid. Pedro D¨ªaz, su entrenador en el equipo alev¨ªn, recuerda que se lo llev¨® a una competici¨®n internacional en Palma de Mallorca porque se hab¨ªa lesionado el portero. "Mezquita me aconsej¨® que me llevara a Iker, que era alev¨ªn. Ten¨ªa 10 a?os y se junt¨® con los de 11 y 12. Un a?o, a esa edad, se nota", recuerda el pulidor de talentos. Siempre fue as¨ª, siempre el m¨¢s joven del grupo, siempre con Aganzo, o sea, El Cabez¨®n, seg¨²n le bautiz¨® Iker. Juntos han crecido en el f¨²tbol base: "?ramos siempre los m¨¢s peque?os, del equipo, as¨ª que El Orej¨®n y yo siempre est¨¢bamos juntos", explica el delantero centro del Rayo, seguramente el jugador que m¨¢s partidos le ha visto jugar: "Iker se transforma antes de los partidos. Es muy bromista, pero, al tiempo, muy formal". Juntos vivieron d¨ªas terribles en Bolivia durante un torneo cadete -"no hab¨ªa comida, todo era un desastre, nos ense?¨® mucho"- y en Nigeria, en 1999, el a?o que ganaron el Mundial. All¨ª, dicen, Iker jug¨® el mejor partido de su vida: "Contra Ghana, en cuartos. Impresionante", dice Aganzo. "Aquel ni?o era muy inteligente. Siempre sab¨ªa lo que hab¨ªa que decir en cada momento y no era nada revoltoso", explica Diaz. "Ha trabajado duro. S¨®lo con el talento no alcanza. Se necesita mucho sacrificio y ¨¦l disfrutaba como un enano. Los porteros necesitan un esfuerzo superior a los dem¨¢s para mejorar sus cualidades individuales. Hay que tener mucho car¨¢cter y siempre lo tuvo".
"No creo que sea el portero que m¨¢s trabaja, pero tampoco lo necesita", tercia Ochotorena, entrenador de porteros de la selecci¨®n espa?ola. "Siempre ha regulado bien el esfuerzo porque se conoce mucho, tiene una autoconfianza tremenda y es exigente. Sabe lo que necesita y lo hace", dice.
?ltimamente, anda obsesionado con la alimentaci¨®n. As¨ª que ha desterrado los huevos fritos y no sale de verdura, carnes y pescados pero siempre fue muy comil¨®n. Iker, que pas¨® los veranos en Navalcruz (?vila), con los abuelos, tambi¨¦n era un buen estudiante -termin¨® EGB con sobresaliente-, de manera que pasaba los veranos llenos de bicicletas, p¨¢jaros y f¨²tbol, claro. En el pueblo se recuerda al portero del Madrid desde tan peque?o que resulta imposible que no le traten con naturalidad. Fue all¨ª donde aprendi¨® a jugar a la pocha, su pasatiempo preferido con los amigos. No se conoce futbolista -ni periodista deportivo- que le haya ganado una partida.
Siempre fue competitivo y tremendamente responsable. As¨ª que pas¨® cursos, en el colegio y en la ciudad deportiva del Madrid, con inusitada facilidad. "Su madurez no es normal y nos remite a esos a?os de aprendizaje", sostiene Ochotorena, que a?ade: "Se le nota que ha vivido su carrera saltando pelda?os". "No exteriorizaba mucho, no era muy hablador, pero s¨ª tremendamente observador", recuerda Manuel Amieiro, entrenador de porteros de la divisiones inferiores del club, que trabaj¨® con Iker desde que ten¨ªa 12 a?os hasta 2005.
"La primera vez que habl¨¦ con ¨¦l fue para echarle la bronca y, claro, se qued¨® con cara de 'y ¨¦ste a qu¨¦ viene si nunca ha hablado conmigo", prosigue Amieiro. "Era una final contra el Barcelona. En una jugada le metieron un gol en el primer palo. Se levant¨® endemoniado llamando la atenci¨®n a todo el mundo", recuerda. Al final del partido, pill¨® a Iker en el vestuario y le dijo: "?Para qu¨¦ vas gritando a todos tus compa?eros si la responsabilidad es tuya?".
Iker tiene mal perder. "Le pone enfermo y se queda mudo", aseguran compa?eros y amigos. "Se va a casa, se pone el pijama y se mete en la cama", desvela un buen amigo. "Siempre le sent¨® muy mal", explica Jos¨¦ Luis, su padre; "de ni?o, se sentaba en el coche y no abr¨ªa la boca hasta llegar a casa. Pero no era de rabietas". Dicen que ninguna derrota le doli¨® tanto como el 0-2 ante la Juventus, el 2-6 del a?o pasado contra el Bar?a y la eliminaci¨®n de Espa?a en el Mundial de 2006 ante Francia.
Amieiro sostiene que siempre prefiri¨® "buscar soluciones" a comerse la cabeza. El equilibrio emocional para un portero es fundamental y ¨¦l ya lo ten¨ªa con 12 a?os. "Tiene un talento natural. Lo que hicimos fue potenciar lo que ten¨ªa y mejorar lo que no". En el caso de Iker, la tarea no fue f¨¢cil. "No es lo mismo trabajar con un chaval de 17 a?os que juega en el juvenil que con un chaval de 17 a?os que esta en el primer equipo del Real Madrid", avisa Amieiro; "no sab¨ªa organizar la defensa ni mandar defensivamente y ten¨ªa carencias en el juego a¨¦reo. De un d¨ªa para otro debes defender la porter¨ªa y tener que mandar a gente de la que hasta hace dos d¨ªas estabas coleccionando cromos".
Casillas debut¨® con la selecci¨®n infantil a los 15 a?os, en Wembley, ganando a Inglaterra (1-3) y cuatro a?os despu¨¦s defendi¨® la porter¨ªa en un Mundial, el de Jap¨®n y Corea del Sur. En ese tiempo nadie le ha visto nunca nervioso antes de un partido. "Es impresionante", dice Ochotorena. "Tiene un talento fuera de lo com¨²n. Sabe que es capaz de resolver cualquier situaci¨®n. Debe ser por eso", justifica Xabi Alonso.
"Serenidad, aplomo, saber estar, unas condiciones que tiene muy poca gente..., rapidez e intuici¨®n", dice Reina, que le conoce desde los 14 a?os. Fue entonces cuando el Bar?a le abri¨® sin ¨¦xito las puertas de La Mas¨ªa tras un torneo en Ir¨²n que gan¨® el Madrid porque ¨¦l par¨® tres penaltis. Juan Carlos P¨¦rez Rojo, entonces t¨¦cnico de la cantera, habl¨® con su padre. "Es un diamante por pulir", le dijo.
Se puli¨® tanto aquel ni?o de los guantes gastados que acaba de cumplir 100 partidos en la selecci¨®n espa?ola.
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