Las ciencias buscan m¨¦todo
Una ense?anza experimental y activa podr¨ªa atraer a m¨¢s chavales a disciplinas que se est¨¢n vaciando - Requerir¨ªa reducir contenidos para poder desarrollarlos
La ciencia celebra su semana. Hasta el pr¨®ximo 22 de noviembre, ciudades de toda Espa?a acogen todo tipo de actividades para divulgarla. La Semana de la Ciencia cuenta con un enorme n¨²mero de talleres dedicados especialmente a los j¨®venes. La preocupaci¨®n por la falta de vocaciones cient¨ªficas recorre la mayor¨ªa de los pa¨ªses desarrollados desde los a?os noventa: en Espa?a, las carreras de ciencias exactas y las t¨¦cnicas tienen 77.000 estudiantes menos que en 1997 -las primeras, que han perdido un tercio del alumnado-. Ya en bachillerato, si en 2000 la mitad de los alumnos estudiaban opciones de ciencias (incluidas de la Salud) y tecnolog¨ªa, en 2008 eran el 45%.
Es imposible encontrar una raz¨®n ¨²nica para explicar el problema. La dificultad de las materias, las salidas laborales o la falta de valoraci¨®n social son causas com¨²nmente repetidas. Pero tambi¨¦n se cuestiona c¨®mo y qu¨¦ se ense?a sobre ciencia en colegios e institutos. Uno de "los mayores logros de la cultura europea" se ha convertido en una materia "que la mayor¨ªa encuentra alienante en el momento de dejar la escuela", concluye el estudio La Educaci¨®n de las ciencias en Europa, de la Fundaci¨®n brit¨¢nica Nuffield, dirigido por el profesor de la Universidad de Stanford Jonathan Osborne.
"Es un error intentar encajar hasta el ¨²ltimo detalle", asegura un experto
Hay un fuerte debate sobre si en la ense?anza obligatoria hay que centrarse en ense?ar unos contenidos que sirvan de base para futuros cient¨ªficos y t¨¦cnicos, o m¨¢s bien unas herramientas para que todo el mundo pueda acercarse a la ciencia y comprender el mundo a su alrededor. Osborne apuesta, sin duda, por lo segundo. Pero m¨¢s all¨¢ de esa discusi¨®n, multitud de expertos creen que hace falta conectar mejor esas materias con la realidad, que no sean puros conceptos abstractos.
Mar¨ªa Pilar Jim¨¦nez, profesora de la Universidad de Santiago de Compostela, est¨¢ inmersa en el proyecto europeo S-Team, que trata de difundir entre los profesores los m¨¦todos de investigaci¨®n y experimentos, es decir, que sean los propios alumnos los que vayan descubriendo los conceptos a trav¨¦s de su experiencia en clase. "Se hace un experimento y luego el alumno tiene que escribir sobre ¨¦l, saber separar las opiniones de la pruebas cient¨ªficas. Por supuesto, har¨¢n falta explicaciones te¨®ricas y los estudiantes tendr¨¢n que leer mucho", dice Jim¨¦nez. Pero eso requiere tiempo. De hecho, asegura Jim¨¦nez, no hay grandes resistencias entre los profesores, el problema es que, sobre todo en secundaria, esos m¨¦todos son incompatibles con "un programa largu¨ªsimo que hay que dar en muy pocas horas".
El conocimiento avanza hoy a tal velocidad que es imposible intentar ense?arlo todo, coinciden Osborne y Jim¨¦nez. Tanto el estudio de Nuffield como otro hecho en 2007 por la Academia de Ciencias de Estados Unidos (Llevando la ciencia a las escuelas), sugieren que los curr¨ªculos deben elegir muy bien unos pocos contenidos b¨¢sicos para desarrollarlos ampliamente. De tal manera que se conviertan en la herramienta para que el alumno pueda acceder constantemente a conocimientos nuevos.
"Por ejemplo, con la Literatura Espa?ola, no se intenta cubrir todo el canon, sino una selecci¨®n de obras que ilustren qu¨¦ es escribir bien y enganchen a los j¨®venes. Pero con la ciencia, se intenta encajar hasta el ¨²ltimo detalle. El milagro es que a¨²n as¨ª haya j¨®venes que se interesen por las ciencias", asegura Osborne.
Probablemente, el problema de la sobrecarga y la dispersi¨®n del curr¨ªculo es menor en la primaria, y seguramente el contexto es mejor para ese tipo de aprendizaje activo y experimental. Pero hay otras preguntas. Para empezar, a qu¨¦ edad un ni?o est¨¢ preparado para los conceptos abstractos. Mar¨ªa Jos¨¦ G¨®mez D¨ªaz, coordinadora del proyecto "El CSIC (Consejo Superior de Investigaciones Cient¨ªficas) en la escuela" asegura que desde los dos o tres a?os, as¨ª que se trata simplemente de c¨®mo ense?ar a cada edad, unas conclusiones muy parecidas a algunas de las recogidas en el estudio de la academia estadounidense.
Lo importante es que los ni?os aprendan a investigar, "que se den cuenta de que detr¨¢s de la realidad hay algo que le da sentido", y meterles en la cabeza "la idea de que todo eso se puede aprender", dice Jos¨¦ Mar¨ªa L¨®pez Sancho, director del programa escolar del CSIC. "Los ni?os tienen que aprender por modelos, que son representaciones simples de la realidad, pero eso tiene que ir adaptado a la edad, a la inteligencia de cada ni?o", concreta G¨®mez D¨ªaz. El programa del CSIC pone a trabajar juntos a cient¨ªficos y a profesores de primaria y primer ciclo de secundaria. En esas etapas, los profesores manejan muy bien la parte m¨¢s pedag¨®gica, de enganche emocional los alumnos, pero no tanto la cultura cient¨ªfica necesaria para adaptar esa ense?anza a cada edad, dicen los expertos. ?sa la parte que ofrece el programa del CSIC a unos 800 maestros de todas las autonom¨ªas.
Hay muchos y muy variados proyectos, y muchos profesionales y profesores se devanan los sesos para atraer a m¨¢s chavales a la ciencia y la tecnolog¨ªa. Lo que parece claro es que "no hacer nada no es una opci¨®n", concluye el estudio europeo de 2008.
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