Sarah Palin se rebela
La republicana arremete en sus memorias contra el equipo de campa?a del ex candidato presidencial McCain
Sarah Palin tiene dos atributos que no suelen dejar indiferente: despierta curiosidad y crea pol¨¦mica. Y, por si fuera poco, ha decidido soltarse la melena -literal, ya no luce timoratos mo?os- y rebelarse. En Going rogue, an american life (Rebelarse, una vida americana), la primera mujer que fue candidata a la vicepresidencia de Estados Unidos por el Partido Republicano -y qui¨¦n sabe si futura candidata a vivir en la Casa Blanca en 2012- pone a cada quien en su sitio. Y si bien podr¨ªa esperarse que en su ataque de rebeld¨ªa Palin arremetiese contra los dem¨®cratas, los liberales o la prensa, la ex gobernadora de Alaska lanza sobre todo sus dardos contra la campa?a de John McCain.
El libro sale a la venta ma?ana y ya figura en las listas como el m¨¢s vendido
El libro no sale a la venta hasta ma?ana y ya figura en las listas como el m¨¢s vendido. Las memorias de Sarah Palin, calificadas por la editorial como "autobiograf¨ªa pol¨ªtica", describen al equipo de McCain como desorganizado, sin rumbo, derrotista, contradictorio en su estrategia con los medios y poco duro con el entonces candidato dem¨®crata, Barack Obama.
Para la ex gobernadora y anterior alcaldesa de Wasilla -un pueblo de apenas 7.000 habi-tantes-, por ejemplo, el ex jefe de campa?a de McCain, Steve Schmidt, era "un tipo fr¨ªo, de rostro adusto" que trat¨® de tapar los problemas que Palin sufri¨® en la meta hacia la Casa Blanca como si fueran una "depresi¨®n posparto". Palin, de 45 a?os, tuvo a su quinto hijo, que sufre de s¨ªndrome de Down, meses antes de iniciar el intento de asalto a la vicepresidencia de EE UU. Schmidt ya le ha devuelto el golpe y dice que todo lo que cuenta Palin es "pura ficci¨®n". Ir¨®nicamente, Schmidt fue quien m¨¢s pele¨® para que la ex gobernadora fuera en la lista presidencial junto a McCain, quien sorprendi¨® en agosto de 2008 a propios y extra?os cuando anunci¨® su decisi¨®n de nombrar a una Sarah Palin con escasa experiencia pol¨ªtica a su lado en la aventura hacia la Casa Blanca.
A lo largo de las 413 p¨¢ginas del libro, Palin salda cuentas. Por ejemplo, con Katie Couric, la presentadora de CBS que le entrevist¨® y como resultado qued¨® una imagen de una Palin ignorante y fr¨ªvola que fue un obst¨¢culo durante todo el proceso electoral. De Couric dice que fue "manipuladora" y "tendenciosa". Palin no supo qu¨¦ contestar cuando la periodista le pregunt¨® qu¨¦ peri¨®dicos le¨ªa, entre otras cosas.
Junto a Todd, su marido, y sus cinco hijos, la ultraconservadora Palin trat¨® de vender entonces, y ahora, la imagen de una familia normal y corriente con la que llegar al ciudadano medio (Joe Six Packs, en referencia al tipo sencillo que bebe cerveza) y ganar las elecciones.
S¨®lo hay un nombre que no aparece en Going rogue, el de Levi Johnston, joven con el que la hija adolescente de Palin tuvo un hijo fuera del matrimonio. Por cierto, Palin confiesa en el libro no saber que su hija Bristol manten¨ªa relaciones sexuales y que fue toda una sorpresa saberlo a trav¨¦s del embarazo. Johnston se ha convertido en un paria para la familia Palin y est¨¢ librando su propia venganza criticando a la pol¨ªtica en entrevistas y apareciendo, pr¨®ximamente, desnudo en la revista Playgirl.
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