Espa?a y la incorporaci¨®n de Turqu¨ªa a la UE
Para la estabilidad del sur de Europa, Turqu¨ªa y Espa?a, con un devenir hist¨®rico similar y situadas en orillas opuestas del espacio euromediterr¨¢neo, constituyen los flancos de un delicad¨ªsimo eje. La prolongada rivalidad hispano-turca, que dur¨® dos siglos, termin¨® en 1782 con la firma del Tratado de Constantinopla, un acuerdo de paz, amistad y comercial con el que se considera que se iniciaron las relaciones contempor¨¢neas entre Turqu¨ªa y Espa?a. Esta relaci¨®n bilateral ha florecido a lo largo de los a?os, gracias a multitud de contactos e intercambios registrados en nuestro ¨¢mbito com¨²n, el Mediterr¨¢neo, tambi¨¦n conocido como mar de luz. Al igual que los elocuentes poemas sobre Espa?a escritos por el poeta Yahya Kemal Beyatl1, uno de los m¨¢s afamados del periodo republicano turco, que tambi¨¦n fue embajador en Espa?a durante la d¨¦cada de 1920, esos contactos han acercado m¨¢s a nuestros pa¨ªses, familiariz¨¢ndolos con los valores y visiones del otro.
Hay que centrarse en el valor a?adido que comportar¨ªa la entrada de Turqu¨ªa en la Uni¨®n Europea
Gracias a la larga historia com¨²n, Espa?a ha comprendido en toda su extensi¨®n las potencialidades que presenta la entrada de Turqu¨ªa en la UE. Con ella compartimos la idea de que el Mediterr¨¢neo debe una vez m¨¢s ser fuente de inspiraci¨®n para la paz y la estabilidad. Esta concepci¨®n nos ha llevado a patrocinar, junto a Espa?a, la oportuna iniciativa que constituye la Alianza de Civilizaciones, con la que nuestros pa¨ªses han demostrado que, sin dejar de preservar la singularidad de nuestras identidades, debemos enriquecernos mutuamente mediante el reconocimiento del otro. As¨ª hemos dado un ejemplo que otros pueden seguir.
En este contexto, los l¨ªderes europeos tienen una oportunidad excepcional de demostrar que est¨¢n dispuestos a preparar para los desaf¨ªos del siglo XXI a la UE, tanto internamente como, y esto es a¨²n m¨¢s decisivo, para el ¨¢mbito global. Se dir¨ªa que, a este respecto, hay dos labores pendientes: la puesta en marcha sin sobresaltos del Tratado de Lisboa y la movilizaci¨®n popular a favor de la ampliaci¨®n en su conjunto, y en concreto de la que afecta a Turqu¨ªa.
Cincuenta a?os despu¨¦s del establecimiento de relaciones entre Turqu¨ªa y la UE, resulta asombroso comprobar que todav¨ªa hay quienes cuestionan la identidad europea de nuestro pa¨ªs. Se deja as¨ª totalmente de lado el arraigado lugar que ocupa Turqu¨ªa en la historia europea, tratando de forma absolutamente injusta una vocaci¨®n europe¨ªsta avalada por su pertenencia a instituciones europeas como el Consejo de Europa y la OTAN desde 1949 y 1952, respectivamente, y por el mantenimiento de las negociaciones de acceso a la UE. Ahora, ante la magnitud de los desaf¨ªos y oportunidades que tenemos delante, debemos abandonar esos agotadores debates y centrarnos en el valor a?adido que comportar¨ªa la entrada de Turqu¨ªa, cuyo proceso de adhesi¨®n, iniciado en 1963, descansa en obligaciones contractuales contra¨ªdas tanto por nuestro pa¨ªs como por la UE.
Los desaf¨ªos actuales tienen m¨²ltiples facetas: la crisis financiera, la seguridad energ¨¦tica, la emigraci¨®n ilegal, las epidemias, el cambio clim¨¢tico, el crimen organizado, la falta de entendimiento entre las sociedades isl¨¢micas y occidentales, el extremismo y el terrorismo... Con consecuencias similares, todos estamos expuestos a los mismos desaf¨ªos. Si de lo que se trata es de erradicar cualquier forma de intolerancia y de discriminaci¨®n que se apoye en razones religiosas o de otra ¨ªndole, de fomentar un orden internacional democr¨¢tico y equitativo, de lograr un desarrollo econ¨®mico constante y de hacerlo de forma sostenible, la entrada de Turqu¨ªa en la UE como miembro de pleno derecho puede marcar una importante diferencia.
Si pensamos en zonas como Oriente Medio, el C¨¢ucaso o los Balcanes, o en situaciones como la de Afganist¨¢n y Pakist¨¢n, en todas ellas Turqu¨ªa constituye una fuerza positiva. El objetivo principal de nuestra pol¨ªtica exterior siempre ha sido el mantenimiento de la paz, la estabilidad y la prosperidad en todas partes. El creciente dinamismo econ¨®mico turco, unido a sus cualidades demogr¨¢ficas, proporciona a la UE una opci¨®n estrat¨¦gica a la hora de abordar desequilibrios econ¨®micos y futuros desaf¨ªos poblacionales. Cuando estemos en situaci¨®n de entrar en la UE como miembros de pleno derecho, asumiremos la responsabilidad que nos corresponda. Sin embargo, ahora topamos con diversos obst¨¢culos pol¨ªticos que socavan el principio de pacta sund servanda, minando en consecuencia la credibilidad de la propia UE. Como la entrada en la Uni¨®n no se producir¨¢ de la noche a la ma?ana, no hay razones para prejuzgar hoy esa decisi¨®n. Llegado ese momento, Turqu¨ªa tendr¨¢ los mismos criterios y normas que el resto de la UE, lo cual redundar¨¢ en beneficio de todas las partes.
Somos conscientes de que para ciertos pa¨ªses miembros la entrada de Turqu¨ªa plantea algunos problemas. Sin embargo, nuestro pa¨ªs desea fortalecer la Uni¨®n y, una vez concluidas las negociaciones, conf¨ªo en que se comprendan y aprecien mejor las ventajas de que Turqu¨ªa pertenezca a ella. Otorgamos un gran valor a la posici¨®n que, por principio y con visi¨®n de futuro, ha tomado Espa?a. El enfoque constructivo y de amplias miras de sus l¨ªderes nos hace confiar plenamente en Espa?a y en que presida de modo ejemplar la UE, beneficiando as¨ª al conjunto de Europa, Turqu¨ªa incluida.
Ahmet Davutoglu es ministro de Asuntos Exteriores de Turqu¨ªa. Traducci¨®n de Jes¨²s Cu¨¦llar Menezo.
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