Memphis retrata el declive de Iverson

El 5 de octubre de 2006, 14.000 espectadores llenaron el Palau Sant Jordi, de Barcelona, en un partido amistoso. La mitad de ellos lo hicieron ataviados con la camiseta negra de los Sixers y el nombre de Allen Iverson en la espalda. Ya empezaba por entonces el declive del genial base apodado The Answer (La Respuesta), pero manten¨ªa el tir¨®n que hab¨ªa hecho que la camiseta con su n¨²mero 1 fuera de las m¨¢s vendidas.

Tres a?os despu¨¦s, Memphis ha sido el escenario del sainete de un jugador que, a sus 34 a?os, se resiste a abdicar de su condici¨®n de figura y no soporta ni ser suplente ni estar en la cancha menos de 40 minutos por partido.

Ni corto ni perezoso, no sin antes haber exigido m¨¢s minutos -"no tengo ning¨²n problema con mi lesi¨®n, pero s¨ª con mis posaderas de estar tanto en el banquillo", declar¨® al concluir el partido de su estreno frente a los Kings-, el 7 de noviembre abandon¨® a su equipo. Los Grizzlies se quedaron anonadados por la megaloman¨ªa de Iverson, que aleg¨® problemas personales y se fug¨® a su casa de Atlanta. Ahora han roto definitivamente.

Ya le sucedi¨® en Detroit, pen¨²ltima parada de su descendente carrera. El entrenador, Michael Curry, tras un extra?o intercambio que envi¨® a Chauncey Billups a Denver, reconoci¨® en mayo: "Nuestra rotaci¨®n es mejor sin Iverson". Su ficha ascend¨ªa a 14,7 millones de euros.

En septiembre firm¨® por los Grizzlies por 2,3 millones, de los que ahora, tras la ruptura, cobrar¨¢ la parte proporcional.

Dos meses y tres partidos. Eso es lo que ha durado la etapa de Iverson en Memphis, donde no ha recordado al jugador que llev¨® a los Sixers a la final de la NBA en 2001 y fue elegido el m¨¢s valioso ni al que estuvo diez veces en el All Star. Con los Grizzlies firm¨® 12,3 puntos de media, 3,7 asistencias y 22 minutos.

?Su futuro? El due?o de los Knicks se ha interesado por su situaci¨®n en una demostraci¨®n de que en la NBA nunca se cierra la puerta del todo.