Algo de rigor y mucho de impaciencia
Pocos ciudadanos dudar¨ªan de que atravesamos tiempos econ¨®micamente extraordinarios. Los tiempos m¨¢s dif¨ªciles de las ¨²ltimas d¨¦cadas para muchas empresas, para los j¨®venes que pretenden incorporarse al mercado laboral, las familias y los emprendedores. Un a?o en que se ha sorteado por los pelos el colapso del sistema financiero internacional mientras que el paro en los pa¨ªses de la OCDE ha aumentado durante la crisis en 25,5 millones de personas.
Malos tiempos para todos. ?Para todos? Para casi todos porque en el Parlamento de la irreductible aldea gala el debate de los Presupuestos no parece traducirse en el intercambio riguroso y, a la vez, constructivo que los tiempos y los ciudadanos reclaman.
Cab¨ªa esperar un debate serio, riguroso y sin fuegos artificiales, pero a la oposici¨®n le pes¨® m¨¢s el calendario electoral
El consejero de Econom¨ªa, Antoni Castells, present¨® ayer unos Presupuestos con seriedad a pesar de algunos portavoces parlamentarios enrocados en la batallita. Lo que deb¨ªa haber sido el pleno m¨¢s importante de los ¨²ltimos meses se dilapid¨® en t¨¦rminos de utilidad ciudadana aumentando la sensaci¨®n de que ni los tiempos, ni las actitudes pol¨ªticas coinciden con las necesidades y las exigencias de los ciudadanos.
La econom¨ªa catalana caer¨¢ este a?o m¨¢s del 4% y los ingresos de la Generalitat lo har¨¢n el 10%, a pesar de los 2.600 millones del nuevo sistema de financiaci¨®n. Con este panorama, el objetivo del Gobierno parece ir en la direcci¨®n de amortiguar razonablemente los efectos sociales y mantener las pol¨ªticas antic¨ªclicas para ayudar a activar la econom¨ªa, aunque sea recurriendo peligrosamente al d¨¦ficit.
Los presupuestos presentados prev¨¦n un aumento del gasto del 7% (el 0,4% en t¨¦rminos homog¨¦neos) y una inversi¨®n p¨²blica de 6.000 millones. El d¨¦ficit de nuestra econom¨ªa ser¨¢ del 3,25 -el del Estado ser¨¢ del 9% y Gran Breta?a y Estados Unidos superaran el 11%- y la deuda p¨²blica aumentar¨¢ m¨¢s de tres puntos y llegar¨¢ al 14% del PIB. Lo que ser¨ªa una animalada en tiempos corrientes parece una carga inevitable en este contexto econ¨®mico extraordinario.
El presupuesto presentado, en cambio, requerir¨ªa una austeridad m¨¢s que escrupulosa, que s¨®lo se cumple a medias. Hay mucho que recortar y entre lo prescindible; a m¨¢s de un lector se le ocurrir¨¢ alg¨²n departamento entero cuya desaparici¨®n no har¨ªa variar el progreso del pa¨ªs.
Cab¨ªa esperar un debate serio, riguroso y sin fuegos artificiales, pero a la oposici¨®n le pes¨® m¨¢s el calendario electoral. Ni agua al Gobierno a un a?o de las elecciones.
El portavoz de CiU justific¨® la enmienda a la totalidad hablando de presupuestos "suicidas" y asegurando en un arranque de sinceridad: "la propaganda ya la hacen ustedes y nosotros haremos de oposici¨®n. Hemos venido a criticarle que es nuestra obligaci¨®n". Una cruda concepci¨®n de la pol¨ªtica, que no puede m¨¢s que alejar a los ciudadanos de sus representantes cuando reconocen abiertamente que no hay voluntad de acercamiento.
Habr¨ªa sido razonable asistir a un debate sobre las prioridades del gasto y la necesidad de pol¨ªticas a medio plazo para reducir un nivel de desempleo que amenaza con ser cr¨®nicamente mucho m¨¢s elevado que el de los pa¨ªses de nuestro entorno. Falt¨® hablar de c¨®mo cambiar el modelo productivo cuando el motor de la construcci¨®n ha desaparecido y no volver¨¢ a dopar la econom¨ªa hasta los niveles en que lo hizo en los ¨²ltimos a?os. Falt¨® hablar de innovaci¨®n, de reforma del mercado laboral y seriamente de impuestos.
La ¨²ltima encuesta del Centro de Estudios de Opini¨®n (CEO) asegura que el nivel de confianza de los ciudadanos en los pol¨ªticos es de 3,5 en una escala de 0 a 10 (los periodistas estamos en un justito 5,7). Tras los ¨²ltimos esc¨¢ndalos no es cuesti¨®n de grandes declaraciones, ni muchas medidas. Podr¨ªan empezar demostrando que cumplen con su trabajo y que el Parlamento tiene utilidad.
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