Una familia catalana lleva 16 meses con la casa ocupada
Una juez ha rechazado desalojar a los intrusos porque carecen de recursos
Josep M. y su esposa viven con su hijo en el barrio de El Poble-sec, en Barcelona. Lo hacen desde el 21 de julio del a?o pasado. "Est¨¢bamos pasando unos d¨ªas de vacaciones y nos llamaron para decirnos que parec¨ªa que hubiera alguien en casa". Volvieron a u?a de caballo, llegaron a la puerta de su piso, en El Raval de Barcelona, y trataron de abrir: la llave no iba. Dentro no se o¨ªa nada. Josep (que pide el anonimato y se niega a ser fotografiado) tiene un primo cerrajero: lo llam¨® y acudi¨® casi de inmediato. Cuando ya estaba abierta la puerta, alguien acab¨® de abrir desde dentro. Ah¨ª empezaron m¨¢s l¨ªos.
-"?Qu¨¦ hacen aqu¨ª?"
-"?C¨®mo que qu¨¦ hago? ?sta es mi casa".
-"De eso nada".
El matrimonio puso una denuncia, ante los Mossos y en los juzgados. Su abogada, Esther Villaescusa, lo resume as¨ª: "Primero instamos un proceso penal, por allanamiento de morada, pero fue archivado y se nos dijo que utiliz¨¢ramos la v¨ªa civil para el desahucio. Lo hicimos y en abril de este a?o hubo sentencia, que daba la raz¨®n a mis clientes. La otra parte recurri¨®. Yo ped¨ª la ejecuci¨®n de sentencia porque Josep y su mujer no tienen otra casa. Se fij¨® para octubre. Pero el d¨ªa en que iba a ejecutarse, la juez la aplaz¨® aduciendo que los ocupantes carecen de medios. Nos queda la apelaci¨®n y la hemos presentado, pero es dif¨ªcil que se resuelva antes de marzo. Todo surrealista", concluye.
El Ayuntamiento de Barcelona sigue cobrando el alquiler al matrimonio
"Si fuera un piso de alquiler normal, dejar¨ªa de pagar y listo". Pero la cosa es mucho m¨¢s complicada. El piso es una vivienda social propiedad de la Generalitat y se halla en un bloque gestionado por el Patronato Municipal de la Vivienda de Barcelona, que reconoce estar al tanto de los hechos. El inquilino no puede dejar de pagar porque, si lo hiciera, perder¨ªa los derechos adquiridos. De modo que el matrimonio no vive en el piso pero paga el alquiler y la luz, el gas, el tel¨¦fono o el agua. "Nos han dicho que si no lo hacemos, luego las cosas pueden ser m¨¢s complicadas", se?alan.
Hace unos d¨ªas, un vecino les avis¨®: los intrusos estaban tirando cosas a la calle. Acudieron corriendo y salvaron un viejo televisor Elbe. Lo conservan. La mujer lo muestra y a?ade: "S¨¦ que no vale mucho, pero es m¨ªo, como todo lo dem¨¢s que hab¨ªa en el piso. A saber c¨®mo estar¨¢ ahora...". Se hab¨ªan arreglado el apartamento (tres habitaciones, 80 metros cuadrados) a su gusto. "Hace unos a?os se hicieron unas obras, porque fallaban las tuber¨ªas y los desag¨¹es. Les dije que la cocina me la har¨ªa yo nueva", cuentan. Hablan de la casa con una profunda nostalgia: la ropa, las fotos, los recuerdos y, sobre todo, proyectos de un futuro que ya no ser¨¢.
Josep y su esposa se aferran a lo poco que les queda de la vivienda: el papel del censo electoral con sus nombres y la direcci¨®n en litigio, porque los que hab¨ªa en el buz¨®n han sido borrados. El intruso ha puesto los suyos con rotulador.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.