Ruido tr¨¦mulo

Son cinco, provienen de Brooklyn y entre todos suman pocos a?os m¨¢s que un presidente de RTVE. Si eres joven, desenfadado, m¨¢s o menos ruidoso y te haces llamar Los dolores de ser puro de coraz¨®n, la modernidad ha de caer rendida, necesariamente, a tus pies. Y as¨ª est¨¢ sucediendo con estos j¨®venes de piernas escu¨¢lidas, flequillos rebeldes y coartada ex¨®tica con esa teclista oriental, Peggy Wang-East, que tambi¨¦n asume unas muy l¨¢nguidas segundas voces.

A¨²n se muestran muy sosainas sobre las tablas y nada hace pensar que descubran la p¨®lvora, pero esas guitarras marrulleras del noise pop suministrado de tres en tres minutos siempre gozaron de predicamento. Ellos asimilan la fiereza de My Bloody Valentine con la vocaci¨®n m¨¢s l¨ªrica de los Smiths (en la estupenda A teenager in love) o Teenage Fanclub, as¨ª que es dif¨ªcil sustraerse a la impresi¨®n de que tienen su encanto.

Estos corazones puros suenan sucios en la parte instrumental y tr¨¦mulos con esa vocecita sepultada por los decibelios que se gasta Kip Bergman. Les falta repertorio, pero cuando aciertan con alg¨²n trallazo, como This love is fucking right!, se les intuye un largo camino por delante. No ser¨¢ por falta de tiempo.