El espectr¨®metro del mill¨®n
EL PA?S encontr¨® la an¨¦cdota genial y ahora la Universidade da Coru?a tiene un problema. Me refiero al art¨ªculo aparecido el martes, 10 de noviembre, La m¨¢quina del mill¨®n de euros est¨¢ 'desempleada', y al editorial publicado al d¨ªa siguiente, Se vende espectr¨®metro. De acuerdo, si el argumento de fondo es que las universidades p¨²blicas espa?olas derrochan en caprichos y, en un segundo plano, que somos incapaces de retener a nuestros mejores investigadores, ?qu¨¦ mejor noticia -dicho sea sin iron¨ªa- que la historia del Million dollar baby? ?Ser¨¢ que nos merecemos la rebaja presupuestaria en I+D, cuando ni de lejos nos acercamos a la media europea? ?Ser¨¢ que nos sobran los fondos para nuevas plazas en la Universidad p¨²blica y, adem¨¢s, deberemos fichar a los j¨®venes investigadores sin concurso p¨²blico? Porque a ver si me explican la frase "lo ideal ser¨ªa ficharle como profesor permanente". El caso es que los tr¨¢mites para la adquisici¨®n del tal equipo se iniciaron mucho antes de la llegada del investigador en cuesti¨®n. Resulta que en esta universidad disponemos de personal especializado en el aprendizaje y manejo de estos equipamientos y que no s¨®lo la atienden a ella, sino, mediante la correspondiente tarifa, a empresas y otras entidades.
O el problema es la "m¨¢quina", que, como vemos, no es el caso, o el problema est¨¢ en la estabilidad del joven investigador, pero nunca en la suma de ambas. Las insuficiencias en la financiaci¨®n de las universidades -que aqu¨ª y ahora cae un 3,5%- cuadran mal con esas figuras, como las plazas Parga Pondal, creadas desde la Administraci¨®n para plazos cortos, como cinco a?os. Si su sentido est¨¢ en formar e incorporar investigadores, la realidad es que luego esa misma Administraci¨®n no les da continuidad mediante la correspondiente dotaci¨®n para plazas estables. En la Universidade da Coru?a, con todo, asumimos el esfuerzo de crear un total de 18 plazas para el programa Parga Pondal que ir¨¢n saliendo a concurso p¨²blico de aqu¨ª a tres a?os. Pero esto es menos jugoso que la an¨¦cdota anterior. Lo entiendo. Es un problema de personas, no de m¨¢quinas. Por cierto, ?alguno de ustedes se par¨® a preguntar a los vicerrectores correspondientes por todos estos datos que figuran detr¨¢s de la an¨¦cdota.
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