Leonardo Sciascia, pasi¨®n espa?ola
Se cumplen 20 a?os de la muerte del autor de 'Todo modo' - Unas jornadas rememoran en Sevilla la estrecha relaci¨®n del escritor siciliano con Espa?a
Leonardo Sciascia ley¨® durante nuestra Guerra Civil, que comenz¨® cuando ¨¦l ten¨ªa 15 a?os, que aqu¨ª los fascistas hab¨ªan prohibido a Gary Cooper. Fue el primer fogonazo de la guerra y tambi¨¦n la primera noticia grave de lo que supon¨ªa el fascismo. Su vida en Italia fue la de un militante contra los abusos del poder; abord¨® la pol¨ªtica, como diputado, pero la ra¨ªz de su personalidad es narrativa o period¨ªstica: quer¨ªa contar lo que suced¨ªa en su pa¨ªs, Italia, y en su regi¨®n, Sicilia, como si fuera un notario radical, contra todas las mafias y tambi¨¦n contra la Mafia.
Espa?a fue su segundo amor; empez¨® con Cervantes, cuyo Quijote ley¨® como para aprend¨¦rselo, pero el bast¨®n de sus ideas fue Jos¨¦ Ortega y Gasset, "de quien aprend¨ª much¨ªsimo", dec¨ªa. Hoy se cumplen 20 a?os de su muerte y en Sevilla, que retrat¨® con pasi¨®n, recuerdan su figura y el amor por Espa?a.
Cervantes y Ortega y Gasset eran los ¨ªdolos del autor italiano
El terrorismo y la Mafia fueron dos de los temas favoritos en sus columnas
"Todos somos culpables pero el poder es el culpable principal", dec¨ªa
El congreso re¨²ne a numerosos estudiosos europeos de la obra del autor
Era tan suave en sus maneras, en su forma de llegar a los sitios, que se dir¨ªa que Leonardo Sciascia (Racalmuto, Sicilia, 1921-Palermo, 1989) ten¨ªa pudor hasta de molestar al suelo. Sin embargo, su escritura era radical, insobornable; era un hombre de izquierdas, y eso lo ejerci¨® siempre, acaso desde que el fogonazo del fascismo prendi¨® en su pa¨ªs, y en el nuestro, con una violencia despiadada. Pero atac¨® todos los t¨®picos, los de la derecha y los de la izquierda que ignoraba -e ignora- la dimensi¨®n del servicio p¨²blico al que dice deberse.
Su car¨¢cter insobornable fue el emblema de su independencia, que molest¨® a unos y a otros, y fue el origen tambi¨¦n de su prestigio, como intelectual y como pol¨ªtico. Cuando muri¨® en su tierra, a los 68 a?os, despu¨¦s de un c¨¢ncer, era uno de los intelectuales m¨¢s prestigiosos de Europa, cuya voz era (como la de Bertrand Russell en otro tiempo) fundamental para entender las sucesivas crisis que le fueron contempor¨¢neas, entre ellas la grave situaci¨®n a la que el terrorismo extremo llev¨® a Italia. La Mafia fue el eje de sus preocupaciones italianas; sus libros sobre ese fen¨®meno son una enciclopedia tambi¨¦n sobre la violencia, y su volumen sobre el asesinato de Aldo Moro, una indagaci¨®n minuciosa sobre los bajos fondos de la pol¨ªtica italiana.
En un juego sobre las palabras que le propuso en 1984 el entonces corresponsal de EL PA?S en Roma, Juan Arias, surgi¨® la palabra Espa?a. Y dio Sciascia esta definici¨®n: "Una naci¨®n m¨¢s pasional que cultural, con muchas semejanzas y desemejanzas con Italia. Las semejanzas son en lo peor. Las diferencias, en lo mejor". El origen de su pasi¨®n espa?ola fue la obra de Miguel de Cervantes. "Siempre, Cervantes", dec¨ªa. Y Ortega: "Me apasiona. Me ha ense?ado tantas cosas... En un momento se le alej¨® de la cultura contempor¨¢nea. Fue una injusticia y un error. Yo siempre apreci¨¦ en Ortega y Gasset su tipo de pensamiento, su linealidad, la racionalidad absoluta como forma, y despu¨¦s su capacidad de descubrir en las cosas aspectos que eran al mismo tiempo sencillos y dif¨ªciles de captar".
Cuando Espa?a recuper¨® la democracia, Sciascia fue un frecuente viajero por este pa¨ªs, al que acudi¨® en algunas ocasiones acompa?ado por su amigo el fot¨®grafo Ferdinando Scianna; retrataron Sevilla, Castilla, la tierra de Cervantes, Ortega y Unamuno; ¨¦l era muy camusiano, y muy unamuniano. Su obsesi¨®n como intelectual era convertirse en martillo de todos los poderes, y tambi¨¦n del poder que representaba el terrorismo. Muchas de las colaboraciones que envi¨® a EL PA?S, al que estuvo muy unido como columnista, tuvieron como eje esa preocupaci¨®n por el efecto que en la democracia espa?ola podr¨ªa tener esa lacra.
Al final de su vida, herido ya por la enfermedad y por el des¨¢nimo, Sciascia dijo, como si resumiera as¨ª su sentimiento o su resumen de lo que ve¨ªa: "Todos somos culpables, pero el poder es el culpable principal". Y sobre su pesimismo dijo: "Estoy m¨¢s pesimista que nunca, o tan pesimista como siempre, porque no queda raz¨®n alguna para el optimismo". Fumaba a¨²n ("es una ¨²ltima venganza") y ten¨ªa el aspecto de un caballero siciliano que aun en las horas m¨¢s bajas, y cuando ya la voz no le acompa?aba, mostraba la elegancia de su dignidad.
Los organizadores del encuentro que se celebra estos d¨ªas en la Facultad de Filolog¨ªa de Sevilla, Leonarda Trapassi y Miguel ?ngel Cuevas, han querido recordar lo que Sciascia dec¨ªa de su relaci¨®n con este pa¨ªs: "Tengo Espa?a en el coraz¨®n", le gustaba decir. "La Espa?a de Sciascia es la representada por la herencia republicana, antifascista". "La Espa?a, en el coraz¨®n", a?aden, "es, pues, la de la derrota, pero tambi¨¦n la de las utop¨ªas".
A esa Espa?a quieren hacer regresar los convocantes del congreso la obra de Sciascia. Han invitado a un gran amigo del autor de Todo modo, el novelista Vincenzo Consolo, que abrir¨¢ las sesiones de hoy. Participan, adem¨¢s, cr¨ªticos y estudiosos de universidades italianas, brit¨¢nicas, irlandesas y espa?olas.
Babelia
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.