?Gestos de autoridad o intromisi¨®n?
Hemos visto estas ¨²ltimas semanas a Rajoy imponiendo con autoridad a su candidato, Rodrigo Rato, como presidente de Caja Madrid, destituyendo Costa de la Secretar¨ªa General del PPCV, y recordando que era ¨¦l quien elaborar¨ªa las pr¨®ximas listas electorales advirtiendo de que quien se le enfrentara no estar¨ªa en ellas.
El espect¨¢culo, al que se han sumado algunos de mucho menor impacto medi¨¢tico como las vicisitudes en la sustituci¨®n de la alcald¨ªa de Santa Coloma, han puesto al descubierto algo que quien no lo sab¨ªa ya supon¨ªa, pero que ahora ha quedado lastimosamente patente: la forma c¨®mo, en muchos partidos, se toman las decisiones sobre cargos pol¨ªticos y lo que es peor, no pol¨ªticos. Espero, y quiero creer, que no sea as¨ª ni en todos los casos ni en todos los partidos, pero parece claro que es frecuente.
Soy m¨¢s partidario del sistema mixto alem¨¢n, que parece que se est¨¢ poniendo de moda, que no de las simples listas abiertas
Una triple reflexi¨®n. En primer lugar, sobre los cargos pol¨ªticos. La Constituci¨®n, y sobre todo la Ley Electoral, adjudican un papel determinante a los partidos en la provisi¨®n de los cargos p¨²blicos, ya que los ciudadanos no votan personas sino partidos, o mejor, listas elaboradas por ¨¦stos. As¨ª ha funcionado en el caso de la alcald¨ªa y no hay nada que objetar. Pero no hay que olvidar que ello crea una barrera entre los votantes y sus representantes que hace mucho m¨¢s compleja la representaci¨®n y desdibuja, hasta anularla, la relaci¨®n que deber¨ªa existir entre unos y otros. Creo que esta situaci¨®n fue intencionada y tambi¨¦n creo que fue positiva en los inicios de la democracia, para consolidarla y para evitar populismos y caciquismos. Pero ahora, con una democracia estabilizada (aunque con algunos peligros de crisis) es el momento de revisarla. Procesos alternativos como la elecci¨®n directa de los alcaldes, las listas abiertas, las primarias o las elecciones por demarcaci¨®n, podr¨ªan introducir elementos compensadores del excesivo papel actual de los partidos. No abogo por un golpe de tim¨®n que nos llevara al otro extremo, que tambi¨¦n tiene sus inconvenientes, pero pido un debate abierto al respecto y unas soluciones m¨¢s equilibradas. Soy mucho m¨¢s partidario del sistema mixto alem¨¢n, que parece que se est¨¢ poniendo de moda, que no de las simples listas abiertas que no se sabe muy bien qu¨¦ significan.
En segundo lugar, los cargos no pol¨ªticos. Si se trata de organismos no pol¨ªticos pero que quedan dentro de su ¨¢rea de leg¨ªtima influencia, como pueden ser las empresas p¨²blicas u organismos similares, es imprescindible que la provisi¨®n de sus responsables se haga con criterios de capacidad de gesti¨®n. No pido que se haga un concurso p¨²blico o se encargue a una empresa de selecci¨®n. Es comprensible que se tenga en cuenta la confianza o la proximidad ideol¨®gica con el gobierno que los nombra. Pero la experiencia y la idoneidad profesional de las personas en relaci¨®n con la responsabilidad que se les encomienda debe ser el primer criterio. Se evitar¨¢n as¨ª fracasos de gesti¨®n y espect¨¢culos que no ayudan a aumentar la credibilidad del sector p¨²blico y de la pol¨ªtica.
Y, finalmente, los organismos independientes. Estoy pensando en entidades claramente externas al ¨¢rea ejecutiva (las cajas de ahorro, el Consejo del Poder Judicial, el Tribunal Constitucional, etc¨¦tera) y tambi¨¦n en ¨®rganos pol¨ªticos, pero que por su naturaleza de control deben tener una actuaci¨®n independiente que les permita libertad de decisiones al margen del ejecutivo (La Sindicatura de Cuentas, las comisiones reguladoras de algunos mercados, los medios de comunicaci¨®n p¨²blico, etc¨¦tera). Hemos configurado, en muchos casos, situaciones en las que la b¨²squeda de la independencia respecto de los gobiernos ha acabado en la dependencia de los partidos. El sistema de elecci¨®n por los Parlamentos, muy recomendable sobre el papel, ha sido convertido en un sistema de cuotas que ha dificultado su funcionamiento, ha predeterminado sus decisiones y ha traicionado sus finalidades.
Me parece que Rato puede ser un excelente presidente de Caja Madrid. Pero me parece impresentable que haya sido Rajoy quien, en un gesto p¨²blico de autoridad, haya decidido. Aquello antiguo de "no moverse para poder salir en la foto", no siendo bueno, era mucho menos agobiante y mucho m¨¢s fino.
Hemos de cambiar algunas reglas para que, ni con finura ni con brutalidad, estas cosas no puedan ocurrir y para evitar con ello una crisis de la democracia.
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