Marianne en el psicoanalista
Hace casi 30 a?os que el asunto de la inmigraci¨®n en Francia sirve de taparrabos para unos dirigentes pol¨ªticos cuyo talento se mide menos por la realizaci¨®n de sus promesas electorales que por la maestr¨ªa con la que manipulan los miedos, las angustias y los peque?os odios, las grandes amarguras y las frustraciones de los ciudadanos. Nicolas Sarkozy propone abrir un debate sobre la identidad nacional, mientras que tendr¨¢ que hacer frente, durante las pr¨®ximas elecciones regionales de marzo de 2010, al balance de m¨¢s de la mitad de su mandato presidencial. Primeros aludidos: los inmigrantes y sus hijos, impl¨ªcitamente acusados de obrar para erradicar el ser franc¨¦s. Objetivo prosaico: reconquistar el apoyo de los electores de la extrema derecha, bastante escaldados por las extravagancias presidenciales y, sobre todo, por el fracaso de la pol¨ªtica econ¨®mica y social del Gobierno. Objetivo secundario: hacer olvidar el naufragio de la pol¨ªtica de integraci¨®n en los suburbios.
El contrato republicano est¨¢ en crisis. El tr¨ªptico "libertad, igualdad, fraternidad" no funciona
La izquierda francesa se niega a entrar en este debate, en el que no ve m¨¢s que una trampa pol¨ªtica. Sin embargo, la opini¨®n p¨²blica, si bien consciente de la maniobra presidencial, considera que es ¨²til debatir hoy sobre la identidad nacional. ?Por qu¨¦ tal reacci¨®n por parte de la mayor¨ªa de los ciudadanos? Hay evidentemente varias respuestas. Enumer¨¦moslas aqu¨ª sin analizarlas, ya que si bien permiten comprender la emergencia de la cuesti¨®n, no conducen a explicarla: el crecimiento de la inmigraci¨®n en un contexto de desempleo, que sit¨²a a los inmigrantes en una situaci¨®n de competencia social con los aut¨®ctonos; la pervivencia, en lo m¨¢s profundo de la consciencia com¨²n, de reflejos coloniales que minan la legitimidad de la presencia en Francia de los inmigrantes de las antiguas colonias; el desaf¨ªo que plantea la emergencia de una identidad europea que pone en evidencia los l¨ªmites, reales o supuestos, de la identidad nacional; el choque psicol¨®gico producto de la existencia de ciudades gueto, donde se desarrollan identitarismos culturales regresivos; el rechazo de la igualdad de tratamiento de las confesiones religiosas, lo que revela, una vez m¨¢s, el trasfondo "cato-laico" franc¨¦s; finalmente, la dial¨¦ctica rechazo-repliegue-rechazo, que determina tanto la mirada que la mayor¨ªa silenciosa tiene sobre los grupos comunitarios como la reacci¨®n agresiva de ¨¦stos con respecto a la naci¨®n de acogida. Podr¨ªamos a?adir todav¨ªa otros factores m¨¢s. Pero, seg¨²n el presidente del Senado, G¨¦rard Larcher, el resultado est¨¢ aqu¨ª: "Marianne se hace psicoanalizar".
?De qu¨¦ sufre entonces la Rep¨²blica? Se?alemos en primer lugar que hoy encontramos estas perturbaciones del v¨ªnculo social m¨¢s o menos en todas partes, si bien no producen una teatralizaci¨®n de la identidad nacional como en Francia. ?No ser¨¢ ¨¦sta la manera de enmascarar una crisis provocada esencialmente por la p¨¦rdida de confianza de Francia en s¨ª misma, por el debilitamiento de su resplandor mundial, por la reducci¨®n de sus capacidades creadoras (sus ¨¦lites culturales tienen todav¨ªa algo que decir al mundo)? Y esta duda sobre s¨ª misma, ?no podr¨ªa provocar una suerte de agotamiento identitario transmutado en amenaza venida del exterior?
Pero nos preguntaremos m¨¢s fundamentalmente, ?cu¨¢l es la identidad de la naci¨®n francesa? Desde 1789, y sobre todo desde las leyes de la III Rep¨²blica, en 1875, Francia se ha constituido institucionalmente no como una naci¨®n ¨¦tnica o confesional, sino como la encarnaci¨®n de la Rep¨²blica. La identidad de Francia, ligada al tr¨ªptico libertad, igualdad, fraternidad, es el contrato pol¨ªtico compartido por todos los ciudadanos. Este modelo te¨®rico ha logrado siempre integrar a individuos provenientes de or¨ªgenes y de culturas diversas. Sin embargo, hoy no funciona tan bien. Los principales vectores de socializaci¨®n republicana, principalmente la educaci¨®n y los servicios p¨²blicos, est¨¢n a punto de disgregarse debido a la adaptaci¨®n al gran mercado liberal europeo y a la globalizaci¨®n centrada en la privatizaci¨®n del v¨ªnculo social. El contrato republicano est¨¢ en crisis, esto es una evidencia. Es necesario, por tanto, un debate ciudadano, que deber¨ªa llevar al pa¨ªs a mirarse de frente, a definir claramente las condiciones de la integraci¨®n para poblaciones que van a seguir afluyendo. Pero afrontar tales cuestiones exige serenidad, calma y rigor, es decir, lo contrario del estado de ¨¢nimo de una campa?a electoral.
(Traducci¨®n: M. Sampons).
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