Comunismo: memoria y fe
El comunismo, escribi¨® George Steiner, y no como juicio derogatorio sino como explicaci¨®n de su fuerza para generar grandes obras de literatura en comparaci¨®n con la pobreza del fascismo, es una "mitolog¨ªa del futuro humano, una visi¨®n de las posibilidades humanas rica en exigencia moral". Los mitos, como las visiones, pertenecen al orden de la fe, de las creencias, y los grandes relatos mitol¨®gicos, los que se viven a fondo porque prometen amaneceres que cantan, a la par que suscitan obras de arte plantean grandes exigencias morales. No se puede creer en otra vida y conducirse en ¨¦sta como un miserable.
Por eso, mientras el comunismo se organiz¨® y creci¨® como una especie de iglesia portadora de una mitolog¨ªa del futuro, fue una potente maquina de movilizaci¨®n en todos los ¨®rdenes de la vida, tambi¨¦n en la pol¨ªtica. En Espa?a, sin ir m¨¢s lejos, los comunistas, que durante la Rep¨²blica no pasaron de la dimensi¨®n ni del comportamiento de una secta, durante la guerra civil -como muestran ?ngel Vi?as y Fernando Hern¨¢ndez en su reciente El desplome de la Rep¨²blica- se convirtieron en el gran partido que pag¨® el precio m¨¢s elevado en vidas por su disciplina y su determinaci¨®n en mantener hasta el final la pol¨ªtica de resistencia.
Los problemas del comunismo no surgen, pues, por el hecho de que sus militantes compartan una fe, crean en ¨¦l, como al parecer vuelve a ocurrir con afiliados de las j¨®venes generaciones, un fen¨®meno que alguna relaci¨®n debe de tener con el reflorecimiento del esp¨ªritu de secta en la iglesia verdadera, la cat¨®lica. Los problemas surgen, por el contrario, en el mismo momento en que el futuro humano prometido en el mito se hace presente, o sea, cuando los comunistas en lugar de iglesia de creyentes se convierten en iglesia triunfante. En este punto, no se conoce ninguna excepci¨®n: el poder comunista, se mire por donde se mire, ha sido siempre un horror. Un horror no como met¨¢fora o cualquier otra figura ret¨®rica sino como pr¨¢ctica diaria de b¨¢rbaras t¨¦cnicas de poder.
A esta historia de ejercicio del poder a base de purgas hacia dentro y de terror hacia fuera y al colapso final del gigantesco aparato construido sobre una burocracia de partido y una polic¨ªa pol¨ªtica es a lo que nunca se ha enfrentado en serio el Partido Comunista de Espa?a. Tampoco ahora: muy en la l¨ªnea de no querer mirar de frente su pasado, el Informe al XVIII Congreso -celebrado hace unos d¨ªas- ofrece del hundimiento de la URSS una explicaci¨®n pintoresca: saqueadores de fuera y canallas de dentro se habr¨ªan repartido todo el bot¨ªn. A eso se reduce el bagaje marxista de la nueva direcci¨®n: a explicar la desaparici¨®n de un sistema que lleg¨® a implantarse en media humanidad por el ansia de bot¨ªn de un pu?ado de saqueadores y canallas. ?Canallas en la URSS, en Polonia, en Rumania, en Hungr¨ªa, en Checoslovaquia, o un canalla sistem¨¢tico? Y ?qu¨¦ saqueaban los saqueadores si con el bot¨ªn no se pod¨ªa hacer otra cosa que tirarlo a la basura?
Ah, escriben, pero el intento fue serio y las ideas que dieron vida a los procesos revolucionarios, "eran v¨¢lidas, son v¨¢lidas". Hay que leerlo para creerlo: de la seriedad del intento y de la actual validez de aquellas ideas, sostenidas en una fe inquebrantable, deduce el PCE que es preciso intentarlo de nuevo. Y como se trata de una historia insoportable, este resurgir del ideal comunista como mitolog¨ªa de futuro se acompa?a, por lo que respecta al pasado, de una llamada a la memoria: que no nos hurten nuestra memoria, dice Centella; y por lo que se refiere al futuro, de una mirada hacia el continente en el que germina una nueva "sociedad de camaradas", Am¨¦rica Latina.
En esto consiste todo el cimiento de memoria y fe sobre el que edifica el PCE su llamada a convertirse en "un referente moral, ideol¨®gico y pol¨ªtico para muchas y muchos j¨®venes": primero, en recordar la fortaleza moral y la solidez ideol¨®gica de los viejos militantes que lucharon contra la dictadura a la vez que se tiende un manto de silencio sobre lo ocurrido cuando la mitolog¨ªa de futuro, para desventura de millones de seres humanos, se convirti¨® en poder del presente; y segundo, y puesto que la URSS dej¨® de ser faro y gu¨ªa "hace una eternidad", en dirigir la mirada a "los procesos anticapitalistas de poder popular" de Latinoam¨¦rica. Todo lo cual queda resumido en la consigna: "Socialismo, con may¨²scula y sin complejos", que el nuevo secretario general recita como mitolog¨ªa de futuro de la nueva generaci¨®n antes de emprender su peregrinaje a Cuba.
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