Pasi¨®n, poemas y excesos
Vivi¨® a salto de mata. Fue uno los m¨¢s brillantes compositores de su generaci¨®n. Excesivo y apasionado, si algo le gustaba no hab¨ªa l¨ªmites: m¨²sica, versos, aventuras y hero¨ªna
La ¨²ltima canci¨®n que compuso Antonio Vega se ha perdido. Se borr¨®. Un final muy acorde con su poes¨ªa, con su vida, con su obra. Se ha perdido un poeta, se ha perdido su ¨²ltima canci¨®n.
Se llamaba Antes de haber nacido. Era la ¨²ltima obra de uno de los m¨¢s brillantes compositores de su generaci¨®n, un poeta de la f¨ªsica y el cosmos, un hombre con una vida marcada por la m¨²sica y la hero¨ªna. Superviviente nato, resisti¨® las m¨²ltiples embestidas del caballo hasta que, a los 51 a?os, un c¨¢ncer de pulm¨®n se lo llev¨®. Fue el 12 de mayo de 2009.
Su canci¨®n in¨¦dita e irrecuperable ten¨ªa un aire Lynyrd Skynyrd. S¨ª, un punto de rock americano sure?o. La letra, ese campo de batalla en el que Antonio tantas veces se perd¨ªa -al componer-, ese campo del que tantas veces sali¨® triunfante -al editar-, era una mirada hacia atr¨¢s. As¨ª se cerraba:
En su ¨¦poca de dudas, le hicieron un 'test' de inteligencia. Sac¨® un 168, el mismo coeficiente de Einstein
Era un hombre en las ant¨ªpodas de la etiqueta que le colgaron con el disco 'Ese chico triste y solitario'
Hasta aqu¨ª he llegado / Desde aqu¨ª he partido / Un camino sin descanso que busc¨® donde nacer / Antes de haber nacido.
S¨®lo la toc¨® una vez en directo. Fue en su ¨²ltima gira, en el Caf¨¦ Antzokia de Bilbao, el 28 de marzo de 2009. Los conciertos se grababan con la idea de editar un disco m¨¢s adelante. Incorporar¨ªa seis temas nuevos que grabar¨ªa en directo. Antes de haber nacido era el primero de esa serie. "Malfunction", fue el maldito mensaje que escupi¨® el ordenador en el que se grababan las pistas. Un fallo del sistema se comi¨® la canci¨®n. "Bueno, ya la grabaremos otro d¨ªa", pensaron todos. Ese otro d¨ªa nunca lleg¨®. El 20 de abril, Antonio ingresaba en el hospital Puerta de Hierro de Madrid.
De su canci¨®n perdida, esa de final tan Antonio Vega, queda un manuscrito de pu?o y letra del autor y un v¨ªdeo de mala calidad colgado en You Tube: dura apenas veinte segundos y se oye mal. Es lo que queda. "Esa canci¨®n era como un testamento", explica Basilio Mart¨ª, su compa?ero de fatigas musicales durante 18 a?os, su pianista, su ¨¢lter ego en el local de ensayo, su gran amigo.
El autor de La chica de ayer, ese himno de los ochenta, viv¨ªa momentos dulces cuando se present¨® la enfermedad. Estaba en fase de hiperactividad laboral. Se estaba construyendo un estudio de grabaci¨®n en su casa de Cercedilla. Literal: el que llegaba all¨ª se lo pod¨ªa encontrar con las manos encaladas, rodeado de materiales comprados a granel en Leroy Merl¨ªn. Antonio Vega era as¨ª, le daba por hacerse un estudio y no paraba hasta que se lo hac¨ªa. No lleg¨® a estrenarlo. La insonorizaci¨®n, eso s¨ª, la sac¨® adelante. Con sus manos.
Estaba en una racha en que tocaba la guitarra diez horas al d¨ªa. Hab¨ªa vuelto a tomar clases con un profesor para seguir avanzando, segu¨ªa explorando las posibilidades de ese instrumento que ya dominaba pero que nunca se termina de dominar. Los pocos privilegiados que asistieron el 21 de febrero a su actuaci¨®n en la sala barcelonesa Luz de Gas, uno de sus ¨²ltimos conciertos, vieron a un artista en estado de gracia, al artista que ¨¦l siempre quiso ser, al que por momentos fue.
Llegan d¨ªas en que su obra ser¨¢ reivindicada. Las fotos que este reportaje ofrece en primicia son el ¨²nico material in¨¦dito que contiene Antonio Vega, obras completas, la edici¨®n que el martes se pone a la venta y que re¨²ne once ced¨¦s con todas las canciones del autor de El sitio de mi recreo. Est¨¢n las que hizo con Nacha Pop, su grupo de los ochenta, y las que hizo en solitario; m¨¢s un DVD y un libro de 120 p¨¢ginas con texto del periodista Jes¨²s Ordov¨¢s. Adem¨¢s, Lunwerg edita el mismo d¨ªa Mis cuatro estaciones, biograf¨ªa firmada por Bosco Uss¨ªa, fruto de cincuenta horas de entrevistas grabadas. Y el 10 de abril ser¨¢ la fecha en la que la aristocracia del pop rock espa?ol cante las canciones de Antonio Vega en el Palacio de los Deportes, un evento que ya est¨¢ organizando su hermano Carlos.
"Era un fen¨®meno en todo lo que hac¨ªa", cuenta Carlos frente a las fotos del ¨¢lbum familiar. "F¨ªsicamente, era un superdotado. Intelectualmente, tambi¨¦n". En sus a?os de infancia gan¨® campeonatos de salto de longitud, hac¨ªa taekwondo, alpinismo, todo se le daba bien. Era guapo, listo, fuerte. Lo ten¨ªa todo. Cuando acab¨® sus estudios en el Liceo Franc¨¦s emprendi¨® varias carreras: arquitectura, sociolog¨ªa, f¨ªsicas; tambi¨¦n quiso ser piloto de aviones. Todo lo dej¨® a medio camino, la guitarra pod¨ªa m¨¢s. En unas pruebas psicol¨®gicas que realiz¨® por indicaci¨®n de sus padres en esos a?os de dudas, hizo un test de inteligencia. Sac¨® un 168, cuenta su hermano. "Es el mismo coeficiente que el de Einstein", subraya sentado en el sal¨®n de su casa Bosco Uss¨ªa, bi¨®grafo de Antonio Vega. El psiquiatra autor del test nunca hab¨ªa tenido una puntuaci¨®n tan alta entre sus manos. Le dijo a Mari Luz, madre de Antonio: "No te felicito porque estos chicos suelen salir muy conflictivos".
Antonio Vega vivi¨® deprisa. A salto de mata. Intensamente. Era un hombre apasionado, excesivo. Cuando algo se cruzaba en su camino y le gustaba, no hab¨ªa l¨ªmites. Tendr¨ªa unos 17 a?os cuando, una tarde, su hermano Carlos se lo encontr¨® vestido con su flamante nuevo equipo de alpinismo para condiciones extremas, coronando el armario de casa; los mosquetones a¨²n clavados en la madera recia de aquel armario y Antonio, all¨ª arriba, coronando su monta?a imposible. "Se volcaba en todo lo que le aportaba algo y lo exprim¨ªa al m¨¢ximo", explica Carlos, "se entregaba a sus causas de forma vehemente. Con las drogas, igual".
La guitarra se hizo obsesi¨®n. No quer¨ªa estudiar, quer¨ªa tocar, tocar y tocar. Form¨® su grupo Nacha Pop, a finales de los setenta, junto a su primo Nacho. En esos a?os compuso la canci¨®n a la que qued¨® encadenado de por vida, La chica de ayer. La odi¨® durante a?os y a?os, pero al final, se acab¨® reconciliando de alg¨²n modo con ella. El que fue himno de toda una generaci¨®n le report¨® la mitad del total de sus derechos de autor.
El problema surgi¨® cuando lo que se cruz¨® en su camino fue la hero¨ªna. Fue en un Seat 127 atiborrado de amigos, camino de El Escorial, a finales de los a?os setenta. Lo cuenta Bosco Uss¨ªa, su bi¨®grafo. Como hombre excesivo y apasionado que era, se entreg¨® al viaje con fruici¨®n. La hero¨ªna era una reci¨¦n llegada, faltaba informaci¨®n. Algunos decidieron probarla, otros no. Vega fue de los primeros. Hero¨ªna, la mujer del h¨¦roe. No pod¨ªa ser mala. "Antonio ten¨ªa todo a su favor, pero eligi¨® esa opci¨®n", dice Bosco Uss¨ªa, intentando explicar por qu¨¦ Vega, chico de familia acomodada y con todas las armas culturales precisas, se enganch¨®. "Si eres una persona con su talento y su sensibilidad, te puedes enamorar del caballo. Es algo que tambi¨¦n te da, no s¨®lo te quita".
El Antonio Vega en solitario nace en el seno de Nacha Pop. Juan Tom¨¢s Tello, director art¨ªstico de Globomediam¨²sica que trabaj¨® cinco a?os codo con codo con ¨¦l, sit¨²a el nacimiento del gran Antonio Vega en 1984, cuando edita Una d¨¦cima de segundo, canci¨®n que da t¨ªtulo al cuarto ¨¢lbum de la banda. La fascinaci¨®n por la f¨ªsica, por las matem¨¢ticas, por el cosmos, se traduce en versos emocionantes. El poeta preciso, el alquimista minucioso y perfeccionista con sus textos, entra en estado de gracia. En apenas cuatro a?os llegan algunas de sus mejores canciones, a¨²n como integrante de Nacha Pop: en 1987 firma Lucha de gigantes, tema dedicado a la hero¨ªna, seg¨²n cuenta la que fue su compa?era durante 18 a?os, Teresa. En 1993, ya en solitario, llega El sitio de mi recreo, pieza de referencia, melancol¨ªa pura.
Teresa recuerda perfectamente el d¨ªa que la compuso. Fue en Ibiza. Estaban pasando unos d¨ªas con unos amigos en una caba?a de madera. Salieron todos a dar una vuelta por la tarde, pero Antonio se qued¨® en la caba?a. Estaba malo. Le hab¨ªa dado por las ensaimadas y, como siempre, no hab¨ªa t¨¦rmino medio, se hab¨ªa zampado nueve en un d¨ªa. "Era compulsivo con todo, ya fuera con los bollos, con la fotograf¨ªa o con lo que le diera", recuerda Teresa en conversaci¨®n telef¨®nica desde un pueblecito de Vizcaya, el lugar al que se retir¨® cuando consigui¨® desengancharse de la hero¨ªna y desengancharse de Antonio. Cay¨® la tarde y regresaron todos a la caba?a. Seg¨²n entraron, Antonio les dijo: "Mirad lo que acabo de sacar". Agarr¨® la guitarra y se puso a tocar El sitio de mi recreo de arriba abajo, letra y m¨²sica, clavada. "Estaba tocado por una varita m¨¢gica", dice Teresa. "Era muy estudioso, muy inquieto. No era normal, era un genio. Ten¨ªa una capacidad de absorber informaci¨®n impresionante".
Teresa rememora las noches de Antonio estudiando manuales de qu¨ªmica, de matem¨¢ticas; eso le gustaba leer, pasaba de las novelas. Teresa Lloret comparti¨® 18 a?os de su vida con ¨¦l, se casaron en 1989. Ahora vive en el campo, alejada del mundanal ruido, est¨¢ limpia. Dice que desde que no se pone, no pinta, ni dibuja. Pero que quiere volver a pintar, que va a volver a pintar.
Algunas de las mejores canciones de Vega salieron del tir¨®n, no era lo habitual. "La m¨²sica le brotaba, pero las palabras las ten¨ªa que trabajar duro", dice Juan Tom¨¢s Tello, que entre 2000 y 2005 fue el hombre que se encargaba de que Antonio compusiera, tocara y grabara, el enlace art¨ªstico entre la discogr¨¢fica EMI, y el m¨²sico. "No le gustaba escribir tonter¨ªas, daba vueltas a las letras y por eso le costaba acabar los discos", cuenta. Se dejaba llevar por ti, otro cl¨¢sico, naci¨® en una noche en su casa de Soto del Real. Fue una noche dos por uno: lleg¨® acompa?ada de Lo mejor de nuestra vida.
Sus cualidades de int¨¦rprete no dejaron de mejorar. Descubri¨® que cantando canciones de otros, crec¨ªa. No hay m¨¢s que escuchar el estremecedor Romance de curro el palmo, canci¨®n de Serrat, en su boca. Su faceta de guitarrista qued¨® oscurecida por sus dotes como compositor y cantante. Pero lo cierto es que era muy creativo. Muchas noches de actuaci¨®n, acababa en el camerino explicando a m¨²sicos que se le acercaban los acordes que utilizaba en sus temas: los que intentaban reproducir sus canciones se volv¨ªan locos.
Y todo porque Antonio Vega cambiaba la afinaci¨®n de la guitarra. Pero no la cambiaba por afinaciones convencionales. Experimentaba. Sus afinaciones abiertas en Mi y La menor s¨¦ptima cargaban sus arpegios de poes¨ªa.
Los que estuvieron cerca de ¨¦l lo describen como un hombre en las ant¨ªpodas de esa etiqueta que le colgaron con aquel disco que sali¨® en 1994, Ese chico triste y solitario, un ¨¢lbum recopilatorio editado sin consultarle que le daba por acabado, que le enterraba en vida, una jugarreta que nunca perdon¨® a la compa?¨ªa discogr¨¢fica. Los agoreros anticiparon su muerte una y mil veces por esa vida a salto de mata que llevaba, esclavizado por la hero¨ªna, siempre al l¨ªmite, deambulando de hotel en hotel durante a?os. Basilio Mart¨ª describe la existencia de su amigo: "Toda su vida era pura improvisaci¨®n". Teresa, su ex pareja, es a¨²n m¨¢s gr¨¢fica: "Yo abandon¨¦ esa vida de Camel Trophy. ?l ha sido coherente hasta el final: 'Esto es lo que me gusta y es lo que quiero hacer".
La vida de Antonio Vega est¨¢ jalonada de episodios tremendos y de momentos surrealistas. Su existencia fue una aventura diaria, como la de cualquier persona que cada d¨ªa debe buscarse la vida para conseguir una dosis. Hubo incendios en hoteles y en casas; detenciones surrealistas en comisar¨ªa; incluso un tiroteo en Euskadi, entre la polic¨ªa y unos presuntos etarras, del que se salv¨® escondi¨¦ndose debajo del coche.
"Nunca fue un chico triste", cuenta su hermano Carlos, "era un ganso, ten¨ªa un sentido del humor muy fino, muy ir¨®nico". "Era un cachondo", agrega Bosco Uss¨ªa, su bi¨®grafo. "Era un superclase, un seductor nato", dice Juan Tom¨¢s Tello. "Enamoraba tanto a hombres como a mujeres", cuenta Teresa, "quienes le conoc¨ªan se quedaban locos con ¨¦l, a pesar de que ¨¦l no cuidaba demasiado las relaciones con los dem¨¢s".
La muerte de Marga, la mujer que le apoy¨® y condujo durante siete a?os, gran amor que se gest¨® en la grabaci¨®n de Anatom¨ªa de una ola, fue el ¨²ltimo gran palo para Vega. Sucedi¨® en 2004. Vega entr¨® en crisis. Padeci¨® una tuberculosis. Basilio Mart¨ª consigui¨® rescatarle con una idea: dedicarle a Marga el siguiente disco. "Se puso a trabajar fren¨¦ticamente", cuenta Mart¨ª. As¨ª surgi¨® 3.000 noches con Marga, su ¨²ltima entrega. Basilio Mart¨ª se pone de pie y describe la trayectoria de un avi¨®n en ascenso: eso es lo que le ocurri¨® a Antonio Vega a ra¨ªz del disco para Marga. Se produjo un clic. Se involucr¨® cada vez m¨¢s en la m¨²sica. Tocar, tocar y tocar. Mejorar. Recibir clases. Construir el estudio.
El 21 de febrero, Basilio Mart¨ª se sent¨® frente a un piano de cola, en la sala Luz de gas, de Barcelona, junto a Antonio. Fue el ¨²ltimo concierto que ofrecieron a d¨²o. Antonio estaba iluminado. Aparc¨® un poco la guitarra, se dedic¨® a interpretar. Muchas letras, las recit¨®. Carg¨® las canciones de silencios. Cambi¨® melod¨ªas. Interpret¨® como nunca. "Fue un concierto m¨¢gico, misterioso, nunca se me olvidar¨¢", dice Mart¨ª. "Estaba m¨¢s maduro que nunca".
El fallecimiento lleg¨® el 12 de mayo. Pocos d¨ªas despu¨¦s, cuando Basilio Mart¨ª empez¨® a rebuscar entre los papeles de Antonio, encontr¨® una nota manuscrita: "Barcelona. Luz de Gas", escrib¨ªa Antonio Vega. "Le han puesto un piano de cola a Basilio. Un concierto que jam¨¢s olvidar¨¦".
'Antes de haber nacido', la canci¨®n perdida
Antes de haber nacido es una canci¨®n que Antonio Vega s¨®lo toc¨® una vez en directo, en Bilbao, el 28 de marzo de 2009. Se grab¨®, pero un fallo del ordenador la hizo desaparecer. Queda este manuscrito, escrito por ¨¦l de pu?o y letra:
Lejos donde no llega la voz / Rebota el eco de una imagen muda / El amanecer, con la niebla del recuerdo confundido / Me atrapa y lanza a un viaje veloz
Acerc¨¢ndome al calor de la estrella que persigo / Cuando la noche s¨®lo era el d¨ªa oscurecido / No exist¨ªa el dolor amargo del vencido / Cuando vivir no era privilegio restringido / yo pod¨ªa ser feliz sin ser el elegido / Hasta aqu¨ª he llegado / desde aqu¨ª he partido / un camino sin descanso que busc¨® donde nacer / Antes de haber nacido.
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