El cardenal
Se est¨¢ rodando en Valencia una pel¨ªcula sobre el cardenal Taranc¨®n. Si fuera cierto que la naturaleza imita al arte, creo que este cardenal vino al mundo s¨®lo para que, despu¨¦s de muerto, lo devolviera a la vida como protagonista el actor Pepe Sancho. No era uno de esos eclesi¨¢sticos de cuello blando y alma dura, que se dirige a los fieles con superlativos suavones, sino un cardenal con el sentido com¨²n del huertano, acostumbrado a calibrar los a?os por cosechas, seg¨²n el esp¨ªritu de cada ¨¢rbol. Pero esta naturalidad esconde unos pliegues muy enrevesados cuando se ha nacido rodeado de naranjos en el litoral de Valencia. Esta es la patria de la inteligencia venenosa de los Borgia, de la escatolog¨ªa trapalera de san Vicente Ferrer y de la elegancia sosegada de Luis Vives, elementos que, al fusionarse, producen ejemplares sabios, taimados, precavidos o arriesgados, seg¨²n venga el naipe, gente capaz de dudar de todo con los pies muy afincados en tierra. Como el cardenal Taranc¨®n, aqu¨ª se puede ser hedonista, fumarse un puro con el alzacuellos desabrochado y las faldas de la sotana subidas hasta las rodillas al final de una paella y, no obstante, tener mucho peligro; estar articulado por dentro con un eje de acero sin dejar de ser pragm¨¢tico. La mente de Taranc¨®n, cubierta por la mitra, era como un tejado a dos aguas: en cualquiera de ellas sab¨ªa nadar y guardar la ropa, a medio camino entre Dios y la verdad de la baraja. El sentido com¨²n de Taranc¨®n, que ya era entonces una obra de arte, hoy ser¨ªa un revulsivo frente a los nuevos obispos talibanes de la Iglesia. As¨ª lleg¨® su momento estelar cuando, despu¨¦s de sacudirse h¨¢bilmente de encima el funeral del dictador, con la serenidad de un Thomas Beckett de regad¨ªo, le pidi¨® cuentas al rey al pie del altar de los Jer¨®nimos antes de jurar la Constituci¨®n. Algo semejante le ha sucedido a Pepe Sancho. Al principio de su carrera este gran actor llevaba dentro un caballo de fuego, que ha logrado domar. Su estilo bronco de la primera ¨¦poca le sal¨ªa directamente de la tripa, pero la vida ha llenado su talento de luces y sombras, sutiles o convulsas. Habr¨¢ que ver a este actor desgarrado bajo la mitra de cardenal Taranc¨®n matizando su voz entre la duda y el coraje. Todo un espect¨¢culo.
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