Ra¨ªz de la voz
Serrat buscaba ayer la ra¨ªz de su vida, en el Montju?c; el lugar por donde discurri¨® su infancia, los caminos de tierra que hab¨ªa junto a la piscina, los madro?os que acompa?aron el descubrimiento de lo que Miguel Hern¨¢ndez llam¨® "la agricultura viva". El poeta adentr¨® su voz en la soledad y en el grito, y aun as¨ª, acosado por la sangre de la historia, busc¨® horizontes donde colocar versos sencillos. Un d¨ªa, en la universidad, Serrat descubri¨® a Miguel Hern¨¢ndez, lo hizo un emblema de su ritmo vital, lo convirti¨® en su poeta, y como muchos de los que ahora tenemos m¨¢s o menos su edad, entendi¨® con ¨¦l lo que fue la desesperaci¨®n de la vida encarcelada, y de la muerte acechando. Ahora ha hecho otro disco recogiendo la voz universal del poeta, los versos que est¨¢n en Hijo de la luz y de la sombra. Ayer, en el Montju?c, Joan Manuel Serrat descansaba en un banco de piedra, "de los de antes de la Rep¨²blica", y rememoraba aquel encuentro con el poeta de Nanas de la cebolla. Estos versos de ahora nos dar¨¢n la dimensi¨®n del paso del tiempo sobre nuestra propia historia: aquella primera antolog¨ªa en la que su m¨²sica convirti¨® a Miguel Hern¨¢ndez en una met¨¢fora de lo que quer¨ªamos gritar entonces da paso a la serenidad del alma. Sin rabia, con convencimiento, mirando la agricultura viva de la que nacen los versos que persisten m¨¢s all¨¢ del tiempo y de la gente. Serrat, en el Montju?c. El poeta siempre va a buscar la ra¨ªz de su voz, y luego canta.
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