Indiscreci¨®n y deslealtad
No es la primera vez que los dirigentes del PP en Euskadi se muestran indiscretos en sus comparecencias p¨²blicas. El ¨²ltimo ejemplo la ha protagonizado el presidente del PP alav¨¦s, que es tambi¨¦n portavoz adjunto en el Congreso, en la entrevista publicada el pasado d¨ªa 14 en estas p¨¢ginas.
La indiscreci¨®n es una forma de deslealtad. Para ser leal es preciso ser discreto cuando se habla del compromiso que precisa nuestra lealtad. Las declaraciones del se?or Alonso son desacertadas e innecesarias, porque deber¨ªa entender del mismo modo la relaci¨®n de los populares vascos con la direcci¨®n nacional del PP, que la de los socialistas vascos con la direcci¨®n del PSOE. Como socialista vasco, las palabras de Alfonso Alonso hirientes para el se?or Rodr¨ªguez Zapatero en lo personal y difamantes para con el PSOE y el Gobierno en su conjunto, solo me producen tristeza y algo de desprecio.
Resulta grosero basar los halagos a Patxi L¨®pez en el vilipendio a Zapatero y a los socialistas alaveses
Empieza justificando su actitud al ausentarse del Congreso en la votaci¨®n sobre el blindaje del Concierto. Sin embargo, tacha la actitud del PSOE (que vot¨® a favor) como irresponsable y espuria por defender lo mismo que ¨¦l dice defender. Si tacha de tal la actitud de los socialistas porque juzga que responde a un chantaje del PNV, ?ser¨¢ capaz de votar en otro sentido ahora que los Presupuestos Generales caminan hacia su aprobaci¨®n? Por tanto, su actitud l¨®gica ser¨ªa aceptar como id¨®neo el voto afirmativo del PSOE en el Congreso, que coincide, al parecer, con la posici¨®n de los populares vascos ("Nosotros ven¨ªamos comprometidos por un compromiso muy antiguo del PP vasco con el Concierto"). Adem¨¢s, viene a resolver la disparidad de criterios entre los populares vascos y nacionales.
La indiscreci¨®n y la desverg¨¹enza alcanzan cotas importantes cuando responde a los asuntos relativos al actual Gobierno vasco, que se empe?a en llamar "del cambio", pero sin llegar a definir tal cambio. Para m¨ª, el cambio consiste en un Gobierno dirigido por un Patxi L¨®pez mesurado, nada rencoroso, abierto y dispuesto a mejorar la convivencia anta?o deteriorada por la violencia y por la preeminencia de un nacionalismo mal representado por Ibarretxe. En este contexto caben, a la vez, el acuerdo de gobierno con el PP y el acuerdo de estabilidad institucional con el PNV. Sin embargo, ¨¦l considera que un pacto con el PNV es "contradictorio con el cambio". Se permite afirmar que "el cambio de verdad en el Pa¨ªs Vasco echar¨¢ ra¨ªces m¨¢s profundas cuando Zapatero ya no gobierne".
Le falt¨® decir que cuando tal hecho se produzca ser¨¢ el PP el que gobierne Espa?a. ?Acaso el PP ha rechazado el apoyo del PNV en Madrid cuando lo ha necesitado? ?Acaso no recuerda los piropos y galanter¨ªas que Arzalluz dedicaba al presidente Aznar?
Lo curioso de sus reflexiones es la idea que tiene del lehendakari Patxi L¨®pez, en contraposici¨®n a la que tiene de otros socialistas como Zapatero o los dirigentes alaveses, con los que compite m¨¢s directamente. Todo es bastante enga?oso porque, cuando es preguntado por el futuro en ?lava, no duda en tachar a los dirigentes socialistas como ejemplo "del m¨¢s puro zapaterismo", lo cual reclama una definici¨®n que despacha con una insensatez: "Es que Zapatero es muy malo, un mal gobernante que ha forjado todas sus decisiones sobre la divisi¨®n de los espa?oles". Sin embargo, Patxi L¨®pez no es alguien encomiable para ¨¦l, porque le ha tildado de biso?o y desorientado en lo que es m¨¢s urgente en estos tiempos: la aplicaci¨®n de medidas para atenuar la crisis econ¨®mica.
No entrar¨¦ a valorar sus afirmaciones en torno a los casos de corrupci¨®n que afectan a su partido, pero resulta absurdo que a la pregunta-afirmaci¨®n sobre si Camps minti¨® responda: "El gran mentiroso oficial de Espa?a es Zapatero, el mentiroso del BOE". Precioso colof¨®n para una entrevista plagada de evasivas en la que la indiscreci¨®n de Alonso constituye una deslealtad hacia el Gobierno vasco. Y no es bueno para el sostenimiento del actual Gobierno (de cambio) subrayar los flancos d¨¦biles que pudiera tener, neg¨¢ndole que pueda llegar a ser un Ejecutivo con vocaci¨®n transversal (capaz de pactar con nacionalistas y no nacionalistas), como sostiene Patxi L¨®pez. De las palabras de Alonso se deriva su disposici¨®n a consolidar un frentismo que Euskadi no necesita.
Resulta grosero que base los halagos a Patxi L¨®pez en el vilipendio a Zapatero y a los socialistas alaveses. Algo que solo se puede hacer desde la malintencionada actitud de quien revuelve las aguas para beneficiar a sus pescadores. Parece que el se?or Alonso no ha comprendido que Patxi L¨®pez no es de los suyos y solo puede exigirle aquello que est¨¢ contenido en el acuerdo firmado. Incluso debe advertir a Alicia S¨¢nchez Camacho, la l¨ªder del PP catal¨¢n, que est¨¢ errada, porque lleg¨® a decir: "Patxi L¨®pez defiende el mismo modelo que el PP de Catalu?a". Otra insensatez.
Josu Montalb¨¢n es diputado del PSOE en el Congreso por Vizcaya
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