Las fuentes m¨¢s sabias de la lengua
A prop¨®sito de Rafael S¨¢nchez Ferlosio se ha hablado a menudo de heterodoxia, de singularidad o de rareza. Raro es, en efecto, que un narrador en la veintena, laureado y coronado tras dos novelas excepcionales, se levante del convite -as¨ª es como ¨¦l mismo lo cuenta- y se jubile anticipadamente de "la literatura" sin despedirse siquiera (lo har¨ªa muchos a?os despu¨¦s, con una prosa sin comparaci¨®n en castellano, la de El Testimonio de Yarfoz, pero el puesto vacante que ¨¦l hab¨ªa dejado en el banquete, al ser enorme, dio cobijo a muchas voces, y el griter¨ªo impidi¨® que se oyera aquella prosa).
Ferlosio se retir¨® a estudiar y a escribir incansablemente, pero una clase de escritura que, por no querer ya ser llamada "literatura", tuvo que inventarse a s¨ª misma y, bebiendo de las fuentes m¨¢s sabias de la lengua, crear, en donde ¨¦sta no exist¨ªa, la dignidad de un g¨¦nero -el ensayo de alto contenido intelectual- que en Espa?a hab¨ªa quedado anclado en formas dieciochescas y encorsetado en ampulosos moldes de cursiler¨ªa ret¨®rica y vulgaridad estil¨ªstica que a¨²n hoy hacen estragos. La no-ficci¨®n escrita por S¨¢nchez Ferlosio, con su fama de cascarrabias encerrado en la Espa?a del XVII, es lo m¨¢s moderno, aventurado y experimental que en nuestro pa¨ªs se ha hecho en este terreno. Cuando alguien quiera saber qui¨¦n ha construido en nuestro tiempo una forma nueva de pensar escribiendo, h¨¢blenle del joven Ferlosio, no de los viejos prematuros que siguen explotando hasta la saciedad f¨®rmulas de almid¨®n. Es la escasez de ejemplos cualitativamente comparables (y no la supuesta excentricidad del autor) es lo que constituye la singularidad de los ensayos de Ferlosio a partir de Personas y animales en una fiesta de bautizo (1966). Los dos vol¨²menes de Las semanas del jard¨ªn (1974), la colecci¨®n de Ensayos y art¨ªculos y los aparecidos despu¨¦s, hasta "Guapo" y sus is¨®topos (2009), permiten afirmar que ¨¦sta es la parte de la obra en la que est¨¢ depositado el principal acento de su autor, y que entre esas p¨¢ginas est¨¢n las mejores que, en el campo del pensamiento, se han escrito en castellano desde que comenz¨® el siglo XX. O sea, no s¨®lo es nuestro ensayista m¨¢s moderno, tambi¨¦n es el mejor.
No es cierto, pues, que Ferlosio sea raro. Todo esto que hoy parecen extravagancias (la supuesta desafecci¨®n hacia la literatura, hacia la cultura, hacia el arte, etc.) no son m¨¢s que los gestos aut¨¦nticamente normativos y fundadores de la figura del escritor moderno, que cifra en su autonom¨ªa con respecto a los diversos poderes en liza la autonom¨ªa de su propia obra, su independencia y, por tanto, su capacidad cr¨ªtica. Es m¨¢s bien lo que se ha hecho de la literatura, de la cultura y del arte (los mundillos y submundos en los que contin¨²a el convite) lo que resulta bastante raro, bastante singular. ?Significa esto que Ferlosio nada a contracorriente? ?l ha relatado c¨®mo sac¨® adelante cierta fat¨ªdica traducci¨®n: en un cuaderno iba escribiendo, de principio a fin, la versi¨®n, y en el mismo cuaderno, pero empezando por el final, unos comentarios a la misma que acabaron creciendo de tal modo que invadieron e interrumpieron el texto principal, convirtiendo el libro resultante en un verdadero experimento intelectual en el sentido reci¨¦n comentado. Esto podr¨ªa ilustrar el modo como, en los ensayos de Ferlosio, se desencadena un "antagonismo irresoluble" entre dos ¨®rdenes, el del destino (a cuyo servicio sacrifican los hombres su virtud y su felicidad), y el del car¨¢cter (que interrumpe el destino y detiene la historia de modo completamente "inaceptable" para el esp¨ªritu burocr¨¢tico); el de los bienes (los ¨²nicos que pueden enjugar las carencias humanas) y los valores (en cuyo nombre los mismos hombres destruyen los bienes y lo que en ellos mismos hay de bueno). La escritura ensay¨ªstica de Ferlosio, de una claridad tan innegable como su dificultad, es tambi¨¦n la intrahistoria de un g¨¦nero cuya propia resistencia tiene que ver con la resistencia del car¨¢cter contra el destino, de los bienes contra los valores y, para decirlo todo, de la verdad contra la mendacidad y la vileza.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.