Mensajes
Hanna Arendt analiz¨®, refiri¨¦ndose al nazismo y a tipos como Eichmann, la banalidad del mal. Wikileaks, traducible como "wikifiltraciones" (la direcci¨®n es 911.wikileaks.org), ofreci¨® ayer una monumental descripci¨®n de la banalidad del horror: public¨® m¨¢s de medio mill¨®n de comunicaciones emitidas y recibidas en las Torres Gemelas durante los atentados del 11 de septiembre de 2001.
Pasemos por alto la masiva violaci¨®n de la intimidad de miles de personas, muchas de ellas muertas ese d¨ªa. Pasemos por alto tambi¨¦n otro hecho obvio, relacionado con lo anterior y del que ya somos conscientes: cualquier acto que realicemos mediante la electr¨®nica quedar¨¢ registrado y ser¨¢ potencialmente p¨²blico y publicable. La lectura de las comunicaciones (llamadas telef¨®nicas, correos electr¨®nicos, SMS, mensajes policiales y de los bomberos) deja literalmente sin aliento. Y no por la inmensa cantidad de palabras.
Tendemos a pensar que en el l¨ªmite del horror, como estaban aquellos que escucharon un terrible primer impacto y descubrieron poco despu¨¦s que se encontraban atrapados en un rascacielos en llamas, los humanos tienden a lo trascendente y, aunque dure s¨®lo un segundo, sufren alg¨²n tipo de aguijonazo m¨ªstico. Las comunicaciones demuestran lo contrario: desorientaci¨®n, intrascendencia, aturdimiento. Y necesidad de contactar con alguien querido. Tambi¨¦n se detecta alg¨²n conato de eso que llaman "periodismo ciudadano", curiosamente infectado por el peor vicio de los reporteros profesionales: en lugar de contar con precisi¨®n lo que ve¨ªan y constataban all¨ª donde se encontraban, las v¨ªctimas intentaban darle sentido. Hablaban de rumores, de bombardeos, de un incendio que asolaba la ciudad. Y, de vez en cuando, en la lectura aflora un diamante pur¨ªsimo de humor, voluntario o involuntario. Poco despu¨¦s de mediod¨ªa (en Europa), cuando la tragedia alcanzaba su punto culminante y el mundo entero miraba hacia Nueva York con espanto, alguien en alg¨²n lugar del World Trade Center envi¨® este mensaje desde su m¨®vil: "?D¨®nde est¨¢s? Nekko dice que podemos largarnos de la oficina cuando queramos. ?Mantienes el plan de almorzar? Ll¨¢mame si puedes".
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