El triunfo de la diversidad
Sesenta y seis escritores eligen las obras que mejor retratan su continente entre la inconmensurable biblioteca latinoamericana.
Las definiciones literarias se hacen siempre a posteriori. Para poder definir, con una lista de libros, un continente entero, es necesario primero presuponer una definici¨®n de ese continente. Algunos ejemplos: para quien Am¨¦rica Latina es un mundo conquistado, sometido y explotado, el Popol Vuh de los mayas, la Brev¨ªsima historia de la destrucci¨®n de las Indias de Fray Bartolom¨¦ de Las Casas y la vasta literatura indigenista de Jos¨¦ Mar¨ªa Arguedas, Ciro Alegr¨ªa y sus disc¨ªpulos ser¨¢n publicaciones esenciales.
Para quienes vean en esa Am¨¦rica un crisol en el que la cultura de lengua castellana forj¨® su segundo renacimiento, libros imprescindibles ser¨¢n la renovadora Gram¨¢tica de Andr¨¦s Bello, la l¨ªrica de Rub¨¦n Dar¨ªo, el barroco cubano de Lezama Lima y de Severo Sarduy, y la novela cuyo autor es el lector: Rayuela, de Julio Cort¨¢zar. Para los extranjeros que, como Virginia Woolf, imaginen esas "tierras lejanas" como "una selva m¨¢gica llena de mariposas azules", las obras que confirmar¨¢n esa visi¨®n ser¨¢n las novelas del mal llamado "realismo m¨¢gico" y la ficci¨®n metaf¨ªsica del R¨ªo de la Plata. Finalmente, para quienes Am¨¦rica Latina es emblema de una mesi¨¢nica revoluci¨®n social, la biblioteca definitiva deber¨¢ contener los escritos de Sim¨®n Bol¨ªvar, del Che Guevara, de Rigoberta Mench¨², y el Nunca m¨¢s, la compilaci¨®n de testimonios contra la dictadura militar argentina, que se public¨® bajo la valiente direcci¨®n de Ernesto S¨¢bato. Ninguna de estas obras aparece en la selecci¨®n final (salvo, como era previsible, Cien a?os de soledad, obra, por cierto, definitiva en m¨¢s de un sentido).
Es obvio que nadie, razonablemente, puede objetar la presencia de Gabriel Garc¨ªa M¨¢rquez, Juan Rulfo, Eduardo Galeano, Octavio Paz y Mario Vargas Llosa en este quinteto triunfador. Pero es obvio tambi¨¦n que a este Parnaso, declarado summa cum laude para Am¨¦rica Latina, le faltan temas esenciales: la poes¨ªa, el ensayo pol¨ªtico y filos¨®fico, el teatro, el diario de viaje, el texto humor¨ªstico, las dictaduras noveladas, el relato policial contempor¨¢neo, el nuevo periodismo y, misteriosamente, las voces de mujeres. Definir Am¨¦rica Latina sin Pablo Neruda y sin C¨¦sar Vallejo, sin Ariel de Jos¨¦ Enrique Rod¨® u Otras inquisiciones de Jorge Luis Borges, sin las obras de Florencio S¨¢nchez y Griselda Gambaro, sin los Viajes de Crist¨®bal Col¨®n y Una excursi¨®n a los indios ranqueles de Lucio V. Mansilla, sin las desopilantes personajes de Manuel Puig, y Concolorcorvo, y Quino, sin Yo el Supremo de Augusto Roa Bastos y La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes, sin Rosaura a las diez de Marco Denevi y las sangrientas sagas de Paco Ignacio Taibo II, sin las cr¨®nicas de Tom¨¢s Eloy Mart¨ªnez, Mart¨ªn Caparr¨®s y William Ospina, y, sobre todo, sin los escritos de Sor Juana In¨¦s de la Cruz, Gabriela Mistral (?h¨¦las!, como dijo Andr¨¦ Gide de Victor Hugo), las hermanas Victoria y Silvina Ocampo, la o el an¨®nimo redactor de las "memorias" de Evita Per¨®n, sin Elena Garro, Rosario Castellanos, Juana de Ibarbourou e Ida Vitale (con moderaci¨®n), y Alejandra Pizarnik, me parece una empresa, si no injusta, al menos incompleta.
Pero quiz¨¢ ¨¦sa sea su virtud. Los cinco libros elegidos para resumir el vasto continente, en lugar de condensarlo, lo extienden, oblig¨¢ndonos a recordar otras lecturas. Nos ofrecen, por decirlo as¨ª, una definici¨®n in ausentia de la inconmensurable biblioteca latinoamericana. -
Alberto Manguel (Buenos Aires, 1948). Las aventuras del ni?o Jes¨²s. RBA. Barcelona, 2009. 176 p¨¢ginas. 18 euros.
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