Capos del extrarradio
Canal + estrena 'Roma criminal', la historia de la banda de la Magliana
A diferencia de la mafia, no ten¨ªan un jefe, sino varios. Traficaban con armas, droga, prostitutas, jueces, pol¨ªticos, caballos y dinero negro. Secuestraban, mataban y conspiraban, y se dice que lo supieron casi todo de los grandes misterios italianos de aquel tiempo, los a?os de plomo, desde el secuestro de Aldo Moro a la quiebra del Banco Ambrosiano.
La banda de la Magliana fue el holding criminal m¨¢s potente de la historia de Roma. Formada por un pu?ado de chicos de la calle nacidos en barrios pobres, Trastevere, Testaccio y la degradada periferia sur conocida como La Magliana, la banda empez¨® a actuar en 1977 y domin¨® el sector del crimen en la ciudad del Papa durante una docena de a?os. Su historia acab¨® mal. Su pen¨²ltimo jefe, Enrico de Pedis, un trasteveriano puro que se hizo millonario y due?o de varias trattor¨ªas, muri¨® tiroteado a plena luz del d¨ªa el 2 de febrero de 1990 en la v¨ªa del Pellegrino.
Ese crimen crepuscular abri¨® un nuevo camino, el del fil¨®n judicial, literario y cinematogr¨¢fico. En los ¨²ltimos seis a?os, media docena de libros y al menos dos pel¨ªculas han narrado la historia de la Magliana. El juez y escritor Giancarlo de Cataldo, que en 1993 proces¨® y conden¨® a algunos supervivientes de la banda, escribi¨® una novela en 2002 para "tratar de contar una parte de la historia italiana desde un perfil criminal". Romanzo criminale (Novela criminal) fue pel¨ªcula en 2005 (dirigida por Michele Placido y coescrita por De Cataldo) y serie de televisi¨®n en 2008. Ahora, mientras se ruedan en Roma episodios para la segunda temporada, la primera se estrena hoy en Canal + (20.30) con el t¨ªtulo de Roma criminal. Los protagonistas reales de la serie son los capos hist¨®ricos de la banda. Maurizio Abbatino (El Fr¨ªo en la ficci¨®n), Franco Giuseppucci (El L¨ªbano) y el citado Enrico de Pedis (El Dandi). Abbatino es el ¨²nico que sigue vivo. Se arrepinti¨® y fue el testigo crucial del maxiproceso que dirigi¨® De Cataldo.
La actividad de la banda hab¨ªa empezado casi por azar, con el secuestro del duque Maximiliano Grazioli Lante della Rovere. Tras matarlo y reinvertir el rescate en hero¨ªna, los chicos de la Magliana unieron fuerzas con otros capos de barrio. De Cataldo explica que algunos ten¨ªan "una inteligencia criminal prof¨¦tica, y entendieron que el futuro de su negocio pasaba por el poder pol¨ªtico". Otros "se limitaron a abrir una tienda a sus novias o sus madres en el barrio".
Subestimados por la polic¨ªa al principio, mataron, trapichearon, amaron, lavaron capitales, montaron discotecas y burdeles y pactaron con brigadistas, mafiosos, jueces y cardenales hasta poner la ciudad a sus pies. La banda lleg¨® a tener, dice De Cataldo, "unos 15 generales y 300 soldados", y estuvo implicada en el secuestro y asesinato de Moro, la muerte del periodista Mino Pecorelli, el atentado fallido contra el vicepresidente del Banco Ambrosiano o la fuga y muerte de Roberto Calvi, el banquero de Dios. Incluso se les vincul¨® a la matanza de la estaci¨®n de Bolonia en 1980.
Los guiones -trufados de hits italianos de los setenta- reflejan esa diversidad de intereses. Todo bajo el manto de la beata corrupci¨®n democristiana y entre sonoros esc¨¢ndalos financieros. El final se precipit¨® a causa de las luchas internas. Las calles de Roma se ti?eron de sangre y de vendettas. Enrico de Petis dej¨® dicho que quer¨ªa ser enterrado en Sant'Apollinaire, la bas¨ªlica del Opus Dei, a un paso de plaza Navona. All¨ª sigue su tumba, testimonio del ef¨ªmero pero inmenso poder que alcanz¨® su legendaria banda.
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