Karima no tiene escuela
Cerca de 300 ni?os musulmanes que viven en Melilla est¨¢n sin escolarizar.- Los colegios no admiten chicos 'sin papeles' y el Ayuntamiento no los empadrona
Karima, de 14 a?os, se encoje de hombros. "No s¨¦, mejor no", contesta a duras penas cuando se le pregunta por qu¨¦ no va al colegio. ?Sabes leer y escribir? "Un poco", responde titubeando. ?Qui¨¦n te ha ense?ado? "Mi hermana", afirma mientras se?ala con la mirada a Hannan, de 8 a?os, que s¨ª est¨¢ escolarizada en La Residencia, el colegio p¨²blico marroqu¨ª de Melilla.
Karima vive con su madre y sus cinco hermanos en la calle A de la Cantera del Carmen, un m¨ªsero barrio melillense. Llevan nueve a?os en la ciudad, dos de sus hermanos nacieron en ella, pero no est¨¢n empadronados, carecen de tarjeta sanitaria. Todos, excepto Karima, frecuentan la escuela marroqu¨ª. En su casa no hay luz el¨¦ctrica.
"No hay ninguna solicitud pendiente de escolarizaci¨®n", afirma Educaci¨®n
"Hay familias que llevan 15 a?os y no est¨¢n en el padr¨®n", denuncia Palaz¨®n
"La integraci¨®n interreligiosa en los colegios es escasa", se queja Benyahia
En Melilla el partido musulm¨¢n eligi¨® al director provincial de Educaci¨®n
Unas manzanas m¨¢s arriba, a Dunia, de 17 a?os, y Wassima, de 14, s¨ª les hubiese gustado acudir al colegio. Viven con su madre y sus cinco hermanos -cuatro de ellos nacidos en Melilla- en la calle Guadalhorce, en el barrio del Monte Mar¨ªa Cristina. "A Wassima no me la admitieron en La Residencia", se lamenta Habiba, su madre. No se le pas¨® por la cabeza tratar de matricularla en una escuela espa?ola.
Dunia y Wassima se manejan m¨¢s o menos en castellano -en su casa hablan tamazig, conocido popularmente como rife?o- gracias a las monjas de Mar¨ªa Inmaculada. Durante ocho horas semanales les ense?an a leer y escribir y tambi¨¦n a coser. Dos veces al mes les entregan adem¨¢s un lote de galletas, leche, aceite etc¨¦tera.
Como tantas otras, las dos hermanas dudan en confiarse al forastero. "?No ser¨¢ utilizado contra nosotros lo que le contemos?", pregunta Dunia temerosa. "?No nos van a echar de Melilla por su culpa?". Cuando ya se relaja reconoce que le gustar¨ªa ser enfermera, aunque sabe que es un sue?o inalcanzable.
M¨¢s asequible le parece, en cambio, dar el salto a Pen¨ªnsula, escondida en alg¨²n veh¨ªculo, como hizo su hermana mayor, de 19 a?os, que vive ahora en Las Rozas (Madrid) y que "de vez en cuando manda algo de dinero". Falta hace porque la madre s¨®lo cobra 240 euros mensuales limpiando escaleras y s¨®lo el alquiler de su m¨ªsera vivienda cuesta 150. Por eso a la hora de la cena Dunia y sus hermanos se conforman con comer pan mojado en t¨¦ a la menta.
Hace ya cinco a?os que Jos¨¦ Palaz¨®n, que encabeza la ONG Pro Derechos de la Infancia (Prodein), y Abderram¨¢n Benyahia, secretario de la Asociaci¨®n Musulmana de Melilla, se echaron a la calle al frente de cortejos de padres y ni?os para reivindicar su escolarizaci¨®n. Organizaron incluso clases improvisadas al aire libre. La protesta surti¨® efecto. Entre 200 y 600 chavales, seg¨²n las fuentes, fueron admitidos en los colegios p¨²blicos.
Aquella oleada de escolarizaciones "alivi¨® el problema, pero no lo resolvi¨®", asegura Palaz¨®n. Estima que a¨²n hay "unos 300" chavales musulmanes que no pisan la escuela en una ciudad de 75.000 habitantes. Por haber encabezado ¨¦sta y otras demandas sospecha que ha pagado un precio. "Llegu¨¦ a tener cinco academias a las que las administraciones, estatal y local, enviaban a sus funcionarios para que se formasen, preparasen oposiciones, etc¨¦tera", recuerda este sexagenario. "De sopet¨®n dejaron de venir". "S¨®lo una permanece abierta y funciona a medio gas", se lamenta.
"Hay una comisi¨®n de escolarizaci¨®n y no tenemos ninguna solicitud pendiente", replica Miguel Heredia, director provincial del Ministerio de Educaci¨®n, una competencia que sigue en manos del Gobierno central. "Para que se tramite el ingreso en la escuela los padres deben presentar un documento que acredite alg¨²n tipo de permanencia en la ciudad", a?ade.
Ah¨ª est¨¢ el problema. En la Pen¨ªnsula es relativamente f¨¢cil para unos sin papeles empadronarse. "En Melilla es imposible", asegura Palaz¨®n. Los marroqu¨ªes necesitan un visado en su pasaporte para acceder a la Pen¨ªnsula. Para entrar la ciudad aut¨®noma les basta con un pasaporte o una nekua (carn¨¦ de identidad) expedida en la provincia lim¨ªtrofe de Nador, d¨®nde viven 750.000 personas.
"Si se empadronase a todos los que lo solicitan tendr¨ªamos a todo Nador -una provincia paup¨¦rrima- inscrito en el padr¨®n municipal de Melilla", afirma un alto cargo del Ayuntamiento controlado por el Partido Popular. "No hay medios para escolarizar a todo aquel chaval que pasa la frontera", recalca Miguel Heredia.
"Hay familias que llevan hasta 15 a?os en la ciudad, cuyos hijos han nacido aqu¨ª, y que siguen sin poder empadronarse y, por tanto, no tienen derecho alguno" empezando por el de ir al colegio, objeta Palaz¨®n.
"Es verdad que persiste el problema de los chavales sin escolarizar, pero hay cosas a¨²n peores", sostiene Benyahia, que es tambi¨¦n portavoz de la Comisi¨®n Isl¨¢mica de Melilla. "Algunos hijos de sin papeles escolarizados hace un lustro cumplieron ya los 16 a?os y, al acabar el curso, se les invit¨® a abandonar el colegio aunque deseen seguir estudiando", asegura.
Heredia no lo desmiente. "El Estado cumple proporcion¨¢ndoles una educaci¨®n hasta que alcanzan los 16, la edad en que acaba la escolaridad obligatoria", explica. "Para seguir estudiando su situaci¨®n debe estar regularizada", prosigue. "Sus padres se comprometieron a ello cuando se les permiti¨® matricularse en el colegio". "No est¨¢ previsto que se den t¨ªtulos superiores a personas en situaci¨®n irregular", concluye.
A Benyahia le preocupa tambi¨¦n el alto ¨ªndice de fracaso escolar y la "escasa integraci¨®n interreligiosa" de los alumnos melillenses. "Hoy en d¨ªa cerca del 70% de los chavales escolarizados en la ciudad son musulmanes", explica. "Hay colegios p¨²blicos como el Juan Caro o el Le¨®n Sala que son 100% musulmanes". "Los que all¨ª estudian viven en barrios musulmanes y desde p¨¢rvulos hasta el bachillerato s¨®lo se relacionando con gentes de su confesi¨®n". "No es bueno".
Cuando, en enero de 2006, el presidente Jos¨¦ Lu¨ªs Rodr¨ªguez Zapatero visit¨® la ciudad,, la Comisi¨®n Isl¨¢mica le pidi¨® que desde Educaci¨®n se fomentase la mezcla interreligiosa. "Se comprometi¨® a hacerlo, pero a¨²n seguimos esperando", se lamenta Benyahia.
El fallo no incumbe s¨®lo al Gobierno socialista. En la ciudad aut¨®noma la educaci¨®n est¨¢, en cierta medida, en manos del principal partido de oposici¨®n al PP, Coalici¨®n Por Melilla (CPM), una formaci¨®n mayoritariamente musulmana que encabeza Mustaf¨¢ Aberch¨¢n y que est¨¢ integrada en Izquierda Unida.
En v¨ªsperas de las elecciones legislativas de 2008, CPM renunci¨® a presentar candidatos y apoy¨® a los del PSOE. Ese respaldo tuvo una contrapartida: a los musulmanes se les dej¨® elegir al director provincial de Educaci¨®n. "Mi nombramiento es fruto de ese pacto", reconoce Heredia.
La Residencia, un colegio marroqu¨ª alegal
Hay un colegio p¨²blico en Espa?a del que las autoridades educativas ignoran cuantos alumnos acoge, que programas sigue y en el que los inspectores no pueden entrar: es La Residencia de Estudiantes Musulmanes Marroqu¨ªes situada en pleno centro de Melilla.
La Residencia, ¨ªntegramente costeada por el Ministerio de Educaci¨®n de Marruecos, rehus¨® cumplir con el Real Decreto de mayo de 1993 que regula el r¨¦gimen jur¨ªdico de los centros extranjeros no universitarios en Espa?a. Todos los dem¨¢s centros, desde los liceos franceses hasta los institutos brit¨¢nicos, se atienen al decreto.
Educaci¨®n inst¨® a La Residencia a legalizar su situaci¨®n, pero no lo hizo "probablemente por razones pol¨ªticas", apunta Miguel Heredia, director provincial en Melilla de ese ministerio. Rabat no reconoce la soberan¨ªa espa?ola sobre Melilla.
Heredia admite que los alumnos que frecuentan La Residencia "no est¨¢n escolarizados a ojos del Estado espa?ol". "Sus estudios no se convalidan", precisa. En definitiva, es un colegio alegal.
El Real Decreto prev¨¦ que la inscripci¨®n de un centro de ense?anza extranjero no se efectuar¨¢ o se cancelar¨¢ si no cumple los requisitos estipulados. En consecuencia no podr¨¢ operar. "En cualquier otro sitio de Espa?a habr¨ªan cerrado de un plumazo un colegio como ese, pero en Melilla no se atreven para no tener un conflicto con Marruecos", afirma Jos¨¦ Palaz¨®n que dirige la ONG Prodein.
Quiz¨¢ haya otra raz¨®n para no clausurarla. Aunque sea alegal La Residencia cumple una funci¨®n: escolariza a unos 620 ni?os musulmanes de p¨¢rvulos al bachillerato. En un 85% viven en Melilla, pero muchos de ellos carecen de papeles y no pudieron matricularse en colegios p¨²blicos espa?oles.
Abdelkader Talha, un grandull¨®n simp¨¢tico, es el director de La Residencia. Vive en Nador (Marruecos) y cruza a diario la frontera junto con algunos profesores y un 15% de los alumnos. No pone ning¨²n reparo en recibir a un periodista espa?ol y en organizarle una visita detallada.
Muestra orgulloso en su despacho los retratos de los reyes de Marruecos y de Espa?a, explica el programa escolar, la composici¨®n del alumnado -asegura que la mayor¨ªa reside legalmente en Melilla- y lamenta no tener capacidad para atender a todas las solicitudes de escolarizaci¨®n. "Las aulas est¨¢n ya saturadas", explica.
En las barriadas musulmanas los chavales se quejan de los capones que sus profesores les propinan en La Residencia cuando no les pegan en los dedos con una regla. Talha lo niega hasta la saciedad. "El maltrato es antipedag¨®gico", repite. "Desde Educaci¨®n no podemos intervenir", se?ala Miguel Heredia. "S¨®lo podr¨ªa hacerlo la fiscal¨ªa de menores".
La Residencia es un edificio desvencijado, pero tampoco es ese centro en el que "estudiar es un desafio cotidiano", como lo describ¨ªa Mohamed Baghdadi cuando era, hace a?os, presidente de la Asociaci¨®n de Padres de Alumnos.
La subida al ¨²ltimo piso del colegio depara, sin embargo, una sorpresa. Falta una parte del techo, arrancado por el viento, seg¨²n Talha. Algunas aulas quedan a la intemperie. Si llueve se mojan. El d¨ªa en que este periodista lo visit¨® luc¨ªa un sol espl¨¦ndido.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.