El crimen
El pueblo se llama Polop de la Marina y est¨¢ a la sombra del gran pe?ascal en forma de Le¨®n Dormido de la sierra de Orxeta, de cuyas entra?as brotan manantiales de agua ligeramente amarga. Esta es la tierra del escritor Gabriel Mir¨®. Aqu¨ª describi¨® en A?os y Leguas el rumor de unas abejas libando el cantueso dentro de un sol de primavera, que ten¨ªa la calidad de humo azul suspendido en el aire, cuando Polop de la Marina era un pueblo con apenas 300 habitantes en un teso en torno a la iglesia. Entonces el rebuzno de un asno se perd¨ªa en el silencio del valle cubierto de almendros y n¨ªsperos y llegaba hasta el mar. S¨®lo cuatro veces al a?o tocaban las campanas a muerto. Tocaban a muerto las campanas cuando mor¨ªa uno de viejo y si hubo alguna vez por aqu¨ª un crimen de sangre debi¨® de ser a navaja, dos cara a cara, el guapo y el perjudicado al salir de la taberna, pero el pueblo s¨®lo fue famoso por la luz que inspir¨® a Gabriel Mir¨®. Este don de la naturaleza termin¨® el d¨ªa en que aquel paisaje qued¨® enterrado bajo el cemento. Hubo un tiempo en que desde Benidorm hasta Polop de la Marina los ladrillos comenzaron a devorar colinas y laderas sin detenerse nunca y este largo delito contra el paisaje de Gabriel Mir¨®, que era su alma, acaba de ser coronado por un crimen de leyenda por el que en adelante ser¨¢ conocido este pueblo de la Marina. En un prost¨ªbulo de carretera, llamado Mesalina, se reunieron un empresario del calzado, el gerente, el due?o y dos pistoleros checos bajo la supuesta inspiraci¨®n del edil de Urbanismo de Polop, el ¨ªnclito Juan Cano, y all¨ª, previo pago a los sicarios, urdieron matar al alcalde Alejandro Ponsoda que se opon¨ªa a que la voracidad del cemento siguiera hasta cubrir las propias garras del Le¨®n Dormido. Se supone que un edil manda matar a su alcalde, lo sustituye en la poltrona, preside el entierro y despide a la v¨ªctima en el cementerio, que Mir¨® llamaba el Huerto de Cruces: este suceso de sangre no merecer¨ªa m¨¢s de tres telediarios, tal como est¨¢ la vida. Pero en este caso el asesinato ha sido m¨¢s vil. En realidad en Polop de la Marina quien ha muerto para siempre, baleado por la espalda, ha sido el escritor Gabriel Mir¨®. Entre los cipreses del camino del Calvario su alma se ha esfumado para siempre.
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