Peripecias del regulador

Ya todos hemos comprobado, ciudadanos y pa¨ªses, que el infinito no era el l¨ªmite y que las ganancias sin riesgo no son de este mundo. Las operaciones especulativas, de creciente sofisticaci¨®n, socavaron la envejecida arquitectura financiera mundial, con una compa?¨ªa que se revel¨® extremadamente peligrosa: la burbuja inmobiliaria. Instituciones financieras como la banca comercial fueron encontrando el modo de traspasar contingencias a bancos y compa?¨ªas de seguros menos regulados, pero, como ha se?alado el secretario de Estado de Econom¨ªa, Jos¨¦ Manuel Campa, "la liquidez es un bien escaso" y, en efecto, pronto se descubri¨® que muchos derivados nacidos en la fase expansiva -y que hab¨ªan crecido como los champi?ones en oto?o- no ten¨ªan contrapartida, pues los mercados estaban m¨¢s secos que la mojama. Y el regulador, en cualquier parte, que hab¨ªa asistido emocionado a la fiesta general, hace prop¨®sito de la enmienda. En Estados Unidos, por ejemplo, Timothy Geithner, secretario del Tesoro, ha dicho que el sistema financiero debe mejorar la calidad de su capital y reducir la prociclicidad del sector, sin que se pueda garantizar la no quiebra o, lo que es lo mismo, los rescates han sido necesarios en determinado contexto, pero no deben sentar un precedente.

El presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de la Banca (AEB), Miguel Mart¨ªn, en tiempos subgobernador del Banco de Espa?a (BE), aboga por algo similar, mostr¨¢ndose favorable a quiebras individuales como disciplina ante riesgos sist¨¦micos, trasluciendo una cr¨ªtica al regulador, que le parece poco en¨¦rgico a la hora de reordenar el mapa de las cajas de ahorro, pongamos por caso. La UE, por su parte, ve como el agua de la necesaria normativa reguladora se va por el colador y no llega a t¨¦rmino, dejando la patata caliente para la presidencia espa?ola. Y en ¨¦stas est¨¢bamos cuando Javier Ar¨ªztegui, alto ejecutivo del Banco de Espa?a, aprovecha una conferencia en Sevilla para ofrecer la experiencia espa?ola que, justo es reconocerlo, no fue de lo peor, antes al contrario, sorte¨® la tempestad de la mano bastante experta del regulador. Pero entona el mea culpa y dice que "la banca tradicional [incl¨²yanse las cajas, a?ado] tambi¨¦n ha tenido sus problemas y no est¨¢ exenta de riesgos, como el inmobiliario". Claro, no eran meros intermediarios, sino que tend¨ªan a manejar riesgos, digamos que excesivos.

El BE tiene que velar por la solvencia del conjunto del sistema financiero, dentro de sus funciones de supervisi¨®n y en esa tarea urge a aquellas entidades en posici¨®n m¨¢s d¨¦bil a que hagan un esfuerzo adicional con las provisiones, para as¨ª reforzar sus recursos propios ante incrementos no deseados, pero probables, de la morosidad. Y mantiene el rumbo, al margen de las se?alizaciones que manejan las comunidades aut¨®nomas, porque no quiere soluciones a medias y el tema de la vinculaci¨®n territorial no es su prioridad. Llegado el caso, elige un fin de semana y mete el bistur¨ª, aunque la gente se pregunte qu¨¦ hac¨ªan sus inspectores, mes tras mes, metidos en las cajas y sin decidir nada.

En Galicia, por ejemplo, no es dif¨ªcil intuir la tensi¨®n, l¨®gica, entre los gestores de la autonom¨ªa y el regulador, ya que no tienen por qu¨¦ coincidir las soluciones finales, aunque haya consenso en lo fundamental. Solvencia, viabilidad y centro de decisi¨®n en Galicia supongo ser¨¢ la posici¨®n de la Xunta, y a Miguel ?ngel Fern¨¢ndez Ord¨®?ez (MAFO), gobernador del BE, esto ¨²ltimo como que no le quita el sue?o y si no que le pregunten a la llamada "caja de los curas", o Cajasur. Pero Feij¨®o no es el obispo de C¨®rdoba, dudo incluso que haya estado en un seminario, y su posici¨®n parece clara: si fusionadas nuestras cajas, echando mano del FROB, son viables, ?por qu¨¦ se han de ir de Galicia? En ning¨²n caso, se dice en el BE, el gobernador mirar¨¢ con pena el tener que compartir su poder. ?O s¨ª? Bueno, siempre quedan los Sistemas Institucionales de Protecci¨®n (SIP), muy conocidos en su casa a la hora de comer, con nula jurisprudencia. Esos SIP dar¨¢n v¨ªa libre a las discusiones de facto por el reparto de influencia y, en poco tiempo, acabar¨¢n en fusi¨®n.