La estrategia asim¨¦trica de los piratas
Dec¨ªa el estratega chino Sun Tzu que "se llama genio a la capacidad de obtener la victoria cambiando y adapt¨¢ndose a las caracter¨ªsticas del enemigo". ?Cu¨¢les son las caracter¨ªsticas de ese negocio floreciente que es la pirater¨ªa somal¨ª?
La gran cantidad de secuestros perpetrados por los piratas en los ¨²ltimos a?os, les ha proporcionado una gran experiencia. S¨®lo en lo que va de a?o se han producido 135 ataques de los que 49 han terminado en secuestro. A medida que los pa¨ªses y las organizaciones internacionales han ido desplegando barcos de vigilancia, los piratas han ido ampliando su zona de acci¨®n que les ha llevado a realizar ataques a m¨¢s de 800 millas de la costa somal¨ª, a la vez que han ido perfeccionando su modo de operar y su organizaci¨®n local e internacional para negociar el pago de los rescates.
Pol¨ªticos, militares y periodistas debemos extraer las lecciones aprendidas del 'caso Alakrana'
Esta experiencia les ha llevado a desarrollar una estrategia asim¨¦trica, propia de un conflicto b¨¦lico, con la que se enfrentan a un Estado, obligado a acudir en defensa de sus ciudadanos amenazados, cualquiera que sea el lugar donde se encuentren.
Durante el secuestro del Alakrana hemos observado el desarrollo de un conflicto asim¨¦trico, en el que los piratas no han dudado en obtener ventaja en la negociaci¨®n utilizando el sufrimiento de los secuestrados y sus familiares con el objetivo de influir en la opini¨®n p¨²blica para debilitar la posici¨®n del Gobierno.
La experiencia ha llevado a los piratas, de forma intuitiva o anal¨ªtica, a identificar los tres elementos que se?alaba Clausewitz en la estructura del enemigo, que en esta ocasi¨®n era el Estado espa?ol: el primero, el elemento volitivo, los medios militares en la zona; el segundo, el elemento racional, el Gobierno que dirige las operaciones conducentes a la liberaci¨®n; y el tercero, el elemento pasional, la opini¨®n publica espa?ola. Los l¨ªderes de los piratas han actuado sobre los tres.
Para evitar cualquier intento de asalto, pusieron como condici¨®n para salvaguardar la vida de los secuestrados que no hubiera barcos dentro del alcance del radar del Alakrana. Esto oblig¨® a la fragata Canarias a situarse a 30 millas (55 Km) para ver sin ser vista.
Los piratas que secuestraron el Alakrana son del mismo clan de Haradere que el 4 de abril secuestraron el buque portacontenedores alem¨¢n Hansa Stavanger. Los alemanes enviaron r¨¢pidamente un equipo de intervenci¨®n del GSG9, el cuerpo de ¨¦lite policial, que estuvo preparado para intervenir. Tambi¨¦n el Gobierno espa?ol envi¨® una unidad de guerra naval especial que fue lanzada en paraca¨ªdas durante la noche para reforzar ala dotaci¨®n de la fragata Canarias, por si se decid¨ªa asaltar el pesquero. Pero en uno y otro caso, los riesgos para los secuestrados desaconsejaron el rescate por la fuerza. Piratas drogados y armados permanec¨ªan constantemente vigilando a los secuestrados.
Los piratas aprovechan las limitaciones que la legislaci¨®n espa?ola impone a las fuerzas militares. Un helic¨®ptero no puede legalmente disparar para acabar con la vida de los piratas durante una persecuci¨®n, excepto en defensa propia. De ah¨ª, que en escasos minutos estaban en la playa dispersos entre la poblaci¨®n de su clan.
Los piratas buscaron la forma de incrementar la presi¨®n sobre el armador y el Gobierno y para ello no dudaron en utilizar a las familias de los secuestrados. Permitieron las comunicaciones telef¨®nicas de secuestrados con los familiares y los medios de comunicaci¨®n, no como gesto humanitario sino como parte del procedimiento para favorecer su posici¨®n durante la negociaci¨®n.
Pronto aprendieron que las conversaciones telef¨®nicas deb¨ªan transmitir el dramatismo necesario cuando as¨ª lo cre¨ªan conveniente. El objetivo era movilizar a la sociedad para que ¨¦sta presionara al Gobierno durante la negociaci¨®n.
Los secuestrados del Hansa Stavanger contaron, tras su liberaci¨®n, c¨®mo se realizaban disparos al aire mientras hablaban con sus familias. Este procedimiento implica el maltrato a los secuestrados para que ¨¦stos transmitan su angustia en las conversaciones. Esta dramatizaci¨®n conlleva en ocasiones la bajada de parte de la tripulaci¨®n a tierra o la simulaci¨®n de ejecuciones para generar mayor incertidumbre y dramatismo. Los medios de comunicaci¨®n que l¨®gicamente siguen los detalles del secuestro se pueden convertir en correa de transmisi¨®n de la presi¨®n de los piratas sobre el armador y el Gobierno.
Los piratas hacen un seguimiento detallado de las reacciones que se producen en los medios de comunicaci¨®n a trav¨¦s de la emisora BBC de Somalia y de somal¨ªes que forman parte de la di¨¢spora de estos pueblos. Cuando observan que esta presi¨®n es alta pueden llegar a endurecer las condiciones iniciales o incluir nuevos requisitos, lo que alarga el proceso de negociaci¨®n. Pol¨ªticos, militares y medios de comunicaci¨®n deber¨ªamos extraer las lecciones aprendidas del caso Alakrana.
Por otro lado, tampoco podemos olvidar que en la negociaci¨®n participan intermediarios que tambi¨¦n pulsan la fortaleza o la debilidad de las partes en la negociaci¨®n y que, en el caso de que reciban una comisi¨®n por su trabajo de intermediaci¨®n, podr¨ªan llegar a ser parte interesada.
Actos de pirater¨ªa como el del Alakrana proporcionan ping¨¹es beneficios para todo el clan y poder para sus dirigentes, que hacen de la pirater¨ªa un gran negocio en un Estado fallido. Los corsarios dificultan la vuelta de Somalia a la normalidad, pero es en tierra donde no existe el Estado y, por tanto, donde est¨¢ la ra¨ªz del problema. Es necesario impulsar las m¨²ltiples iniciativas en estudio que tratan de abordar el problema de manera integral en tierra y en el mar.
Los barcos de vigilancia protegen especialmente el golfo de Ad¨¦n, por donde navega la mayor parte del tr¨¢fico mar¨ªtimo. El control de esta zona est¨¢ empezando a dar sus frutos y desde la primavera no se ha producido ning¨²n ataque con ¨¦xito. El problema, sin embargo, se ha hecho m¨¢s agudo en la cuenca de Somalia, en la que faenan los pesqueros franceses, espa?oles e italianos adem¨¢s de otros no europeos. La presencia militar en esta extensa zona s¨®lo es la de la Operaci¨®n Atalanta, de la Uni¨®n Europea, que a todas luces resulta insuficiente.
Ante las crecientes capacidades de la pirater¨ªa en las aguas del ?ndico es necesario dise?ar una nueva estrategia europea capaz de hacer frente a una amenaza asim¨¦trica, que nos permita alcanzar la victoria completa. Seg¨²n Sun Tzu, ¨¦sta "s¨®lo se produce cuando el enemigo no lucha y es vencido por el empleo de la estrategia".
Miguel ?ngel Ballesteros Mart¨ªn, general de Brigada, es director del Instituto Espa?ol de Estudios Estrat¨¦gicos
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