Tres respuestas a tres argumentos esc¨¦pticos
Manuel de Castro Mu?oz de Lucas, catedr¨¢tico de F¨ªsica de la Tierra en la Facultad de Ciencias del Medio Ambiente de la Universidad de Castilla-La Mancha, responde a algunos de los argumentos m¨¢s utilizados por los negacionistas del cambio clim¨¢tico.
Argumento 1. El calentamiento se ha parado. El a?o m¨¢s c¨¢lido fue 1998 y en los ¨²ltimos a?os se ha producido un enfriamiento. Los modelos de predicci¨®n no explican esta realidad ni que, por ejemplo, el hielo marino en el ?rtico haya recuperado algo de extensi¨®n desde 2007.
Respuesta. Eso no es cierto y ah¨ª est¨¢n los datos para comprobarlo (ver grafico 1). Estos valores de anomal¨ªas de la temperatura media global han sido deducidos por la NASA GISS a partir de los registros en miles de observatorios repartidos por el mundo. Lo que se aprecia es que ninguna de las tendencias en todo ese periodo tiene signo negativo, sino que oscilan entre +0,17 grados y +0,34 grados por decada, en cualquiera de los periodos parciales que se consideren. Ahora bien, hay que tener presente que la variabilidad natural del clima coexiste con el calentamiento por la acumulaci¨®n de gases de efecto invernadero. As¨ª, no puede esperarse que cada a?o sea m¨¢s c¨¢lido que el precedente, pues simult¨¢neamente hay otros procesos naturales actuando (El Ni?o-La Ni?a, el ciclo solar, erupciones volc¨¢nicas, etc¨¦tera). Pero como su duraci¨®n es relativamente corta, no afectan a las tendencias, s¨®lo a a?os particulares.
"Para evaluar los efectos del cambio clim¨¢tico hay que ver tendencias"
Se puede asegurar, pues, con rotundidad, que los cambios observados de la temperatura global son plenamente consistentes con la tendencia predicha por el IPCC. Por otra parte, me sorprende mucho que se diga eso sobre la extensi¨®n del hielo del ?rtico, cuando hay observaciones desde sat¨¦lite que inequ¨ªvocamente muestran una reducci¨®n dram¨¢tica durante el verano, mucho mayor que la simulada por los modelos clim¨¢ticos. La tendencia en verano es una disminuci¨®n de 11,1¡À3% por d¨¦cada y en invierno de 2,9¡À0,8% por d¨¦cada (NSIDC, 2009). De nuevo he de insistir en que para evaluar las consecuencias del cambio clim¨¢tico hay que considerar tendencias, no diferencias entre un a?o particular y el precedente, como parecen hacer los negacionistas.
Argumento 2. Las fluctuaciones en la intensidad solar tienen m¨¢s efecto sobre el cambio clim¨¢tico que la concentraci¨®n de gases de efecto invernadero en la atm¨®sfera.
Respuesta. Simplemente, no es verdad. Se tienen observaciones incontrovertibles que as¨ª lo desmienten. Los dos argumentos que utilizan los defensores de esa falsedad -efecto de rayos c¨®smicos en la nubosidad y duraci¨®n del ciclo solar- se caen a la vista de las observaciones (ver gr¨¢ficos 2 y 3). En el 2 se aprecia que la buena conjunci¨®n entre la intensidad de los rayos c¨®smicos y la nubosidad previa a 1994, desaparece completamente a partir de ese a?o.
Y en el 3 se ve que las longitudes del ciclo solar evolucionan de forma similar al calentamiento hasta los a?os setenta, pero despu¨¦s divergen claramente. De hecho, las observaciones con sat¨¦lites muestran una ligera disminuci¨®n en el flujo de radiaci¨®n solar a lo largo de los ¨²ltimos 40 a?os, alcanzando su m¨ªnimo en 2007 y 2008. A pesar de eso, la tendencia t¨¦rmica creciente no ha cesado, lo que indica claramente que el enfriamiento natural por causas solares es al menos 10 veces menor que el calentamiento antropog¨¦nico. De nuevo, los datos y observaciones refutan los argumentos negacionistas.
Argumento 3. En la Edad Media hubo un periodo c¨¢lido al menos similar al actual sin la influencia de gases de efecto invernadero, lo que invalida la existencia del cambio clim¨¢tico inducido por el hombre.
Respuesta. Es evidente que en el pasado se han producido cambios clim¨¢ticos por causas naturales. Se ha dedicado mucho esfuerzo para tratar de conocer la evoluci¨®n del clima en el ¨²ltimo milenio, pues la carencia de medidas directas de las variables clim¨¢ticas obliga a deducir sus valores mediante evidencias indirectas (sedimentos, anillos en el tronco de arboles, aire atrapado en capas de hielo, etc¨¦tera). Los condicionamientos que presentan estos m¨¦todos indirectos dieron lugar precisamente a alguna pol¨¦mica.
Hace pocos a?os se cuestionaron ciertos matices en los m¨¦todos de an¨¢lisis, poniendo de manifiesto el intenso debate y el extremado rigor cient¨ªfico con que estos estudios se realizan. Con ello se ha llegado a un mucho mejor conocimiento de este periodo, llamado "¨®ptimo clim¨¢tico medieval" (siglos X-XII), para llegar a la conclusi¨®n de que fue algo m¨¢s c¨¢lido en ciertas zonas del planeta (Pac¨ªfico tropical occidental y regiones alrededor del Atl¨¢ntico Norte), pero m¨¢s fr¨ªo en otras (Pac¨ªfico tropical central y oriental, por ejemplo).
Es decir, que no se trat¨® de un calentamiento generalizado a escala global, como el que estamos sufriendo ahora. Por no comentar, otras notables diferencias entre ambos casos (mayor ritmo e intensidad del calentamiento actual). Ciertamente, el ¨®ptimo medieval no tuvo nada que ver con una acumulaci¨®n de gases invernadero, pero hubo ¨¦pocas mucho m¨¢s remotas (millones de a?os atr¨¢s) en que la presencia de esos gases fue incluso mayor que la actual y se sabe que fueron tambi¨¦n mucho m¨¢s c¨¢lidas. Es decir, que no puede negarse la conexi¨®n entre calentamiento y acumulaci¨®n de gases invernadero, como adem¨¢s se deduce de las leyes de la f¨ªsica.
Manuel de Castro es experto en F¨ªsica de la Tierra.
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