Unamuno en la Lubianka
Mi siglo, el libro de recuerdos de Aleksander Wat, que fue valioso como testimonio del mundo concentracionario sovi¨¦tico cuando a¨²n Soljenitsin no hab¨ªa escrito su Archipi¨¦lago Gulag, tiene, entre otros valores que ya la cr¨ªtica pondr¨¢ de relieve, algunos personajes secundarios interesantes, entre los cuales el m¨¢s destacado es el diablo, que avanzado ya el libro se aparece en la celda de la Lubianka donde Wat est¨¢ penando los delitos que nunca cometi¨® bajo una apariencia protot¨ªpica y muy diferente al disfraz de t¨¦trico sujeto asomado a una ventana de la calle de Arag¨® con la que una ma?ana le sorprend¨ª desde un taxi, como he contado ya aqu¨ª sin que las autoridades hayan tomado medidas al respecto. Tendr¨¢n cosas m¨¢s importantes que hacer. Dice Wat: "Lo vi, sin discusi¨®n, con sus pezu?as y todo, e incluso la celda ol¨ªa a azufre". Luego tambi¨¦n se le apareci¨® Dios, y despu¨¦s de esto ¨¦l se convierte...
Hay otros personajes tambi¨¦n de una sola escena, pero impactante. A prop¨®sito del car¨¢cter polemista de cierto poeta polaco de apellido impronunciable, Wat cuenta una an¨¦cdota, muy conocida por aquel entonces seg¨²n se desprende del texto, sobre "Unamuno en compa?¨ªa -si mal no recuerdo- de Borojo. ?stos pasan junto al Ateneo, dentro hay una reuni¨®n, la puerta est¨¢ abierta de par en par, los oradores discursean apasionadamente y el p¨²blico tambi¨¦n est¨¢ que arde. Y dice Unamuno: 'Me apetece tomar parte en el debate'. '?Sabes de qu¨¦ va la cosa?'. 'Me da igual, voy a estar en contra".
Qu¨¦ curiosa sensaci¨®n es, sobre todo para un lector espa?ol, ver irrumpir en medio de un relato polaco-ruso como ¨¦ste, lleno de experiencias terror¨ªficas, de prisioneros que se mueren de hambre y privaciones, entre interrogatorios, fusilamientos, delaciones, verdugos, comunistas de alma de hormig¨®n y comunistas agrietados por las dudas, qu¨¦ curioso es ver en el infierno del estalinismo, a Unamuno y Baroja de camino al Ateneo de Madrid, a la saz¨®n lleno de atene¨ªstas (atene¨ªsta: "mezcla de marista y erisio que me ha subyugado" seg¨²n la definici¨®n de Pep¨ªn Bello), decir un di¨¢logo tan breve y estupendo, y hacer mutis por el foro.
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