Bruselas, orgullosa de sus curvas

Dice el t¨®pico que Bruselas es una ciudad aburrida y gris. Algo de verdad hay, como en todo t¨®pico, pero si uno sabe perderse por sus calles, indagar, descubrir, el t¨®pico queda muy matizado. La grisura se disipa al contemplar en el Museo Real de Bellas Artes La ca¨ªda de ?caro, de Bruegel, que inspir¨® a W. H. Auden uno de los mejores poemas del siglo XX, titulado precisamente Mus¨¦e de Beaux Arts, o al perseguir los rastros de Brel, Magritte o Herg¨¦...

En estos paseos uno no tardar¨¢ en reparar en alg¨²n edificio art nouveau. Y es que la pujante Bruselas de finales del XIX y principios del XX fue uno de los lugares en que se desarroll¨® con m¨¢s ¨ªmpetu este movimiento, y hoy siguen en pie m¨¢s de 300 edificios de este estilo arquitect¨®nico que tiene all¨ª dos representantes especialmente destacados: Paul Hankar, que muri¨® joven, con s¨®lo 41 a?os, y dej¨® poca obra, y Victor Horta (1861-1947). En la actualidad se pueden contemplar en Bruselas y sus alrededores un total de 23 obras de Horta, que permiten trazar un completo itinerario de su evoluci¨®n creativa.

Explica el arquitecto en sus memorias que siempre fue una de sus intenciones prioritarias construir sus casas "a imagen de la vida de sus ocupantes", al modo de casas-retrato. Teniendo en cuenta esta declaraci¨®n de principios, quiz¨¢ la mejor manera de adentrarse en su universo sea visitando su casa-taller en la rue Americaine, convertida en Museo Horta en 1969.

Esta joya del art nouveau, construida en 1898, el periodo de madurez creativa del arquitecto, consta de dos edificios contiguos con entradas independientes: la vivienda familiar y el taller. La obra contiene quintaesenciados los elementos que definen el arte de Horta. Tres materiales b¨¢sicos: piedra, hierro y cristal; la preeminencia de lo curvo y las formas sinuosas, tanto en la estructura como en los detalles decorativos, inspirados en las formas de la naturaleza y en el arte japon¨¦s; y la obsesi¨®n por la luz, que ba?a los interiores a trav¨¦s de grandes ventanales y de claraboyas, tamizada y domesticada por los colores de las vidrieras, y cuya finalidad es dar sensaci¨®n de amplitud en los casi siempre estrechos edificios de Bruselas. Horta se muestra aqu¨ª como un arquitecto total, que no s¨®lo construye el edificio, sino que mima hasta el ¨²ltimo detalle: pomos, barandillas, mobiliario...

Del hotel Tassel al Solvay

El museo est¨¢ en el residencial barrio de Saint Gilles, en el margen izquierdo de la avenue Louise, el gran paseo burgu¨¦s que se abri¨® a finales del XIX. En esta zona, una grata caminata zigzagueante invita a descubrir algunas de las m¨¢s representativas residencias familiares construidas por Horta; hasta ocho edificios que muestran la evoluci¨®n del arquitecto. Desde el todav¨ªa temprano, pero ya personal, hotel Tassel, en el que se aprecia la influencia del neog¨®tico de sus inicios, pero en el que ya se vislumbran las l¨ªneas sinuosas del art nouveau, hasta el magistral hotel Solvay, situado en la propia avenue Louise, una de sus obras maestras.

Estas casas, que romp¨ªan con la tradici¨®n constructiva del pasado y generaron no poco revuelo y hasta rechazo, fueron posibles gracias a una nueva clase social emergente que s¨ª sab¨ªa apreciar las innovaciones de Horta: burgueses ilustrados, profesores universitarios, abogados, francmasones y l¨ªderes de los partidos de izquierdas.

Una obra esfumada

Esta vinculaci¨®n de Horta con la pol¨ªtica progresista fructificar¨¢ en el encargo por parte del Partido Obrero Belga de una de sus obras emblem¨¢ticas: la Maison du Peuple, que ¨¦l concibi¨® como "un palacio que no ser¨¢ un palacio, sino una casa en la que el aire y la luz ser¨¢n el lujo durante tanto tiempo negado a la clase obrera".

El edificio, que conten¨ªa un enorme auditorio para 1.500 personas, un caf¨¦, oficinas, almacenes y un dispensario, fue todo un reto al construirse en un terreno muy irregular, y destaca como un ejemplo imponente de la arquitectura en hierro. Lamentablemente, de ¨¦l s¨®lo nos queda el testimonio fotogr¨¢fico, ya que en 1965, y pese a las protestas de arquitectos de todo el mundo, fue demolido.

En cambio, como un ejemplo deslumbrante de esta arquitectura art nouveau en hierro, s¨ª permanece en pie en la ciudad el edificio de los grandes almacenes Old England, de Paul Saintenoy, que fue objeto de una meticulosa restauraci¨®n a finales del siglo pasado y es actualmente la sede del Museo de la M¨²sica.

Horta tambi¨¦n construy¨® grandes almacenes, un total de cinco en Bruselas, de los cuales uno desapareci¨® tras un incendio, dos fueron demolidos y otros dos han sobrevivido: los Magasins Wolfers y los Magasins Wacquez, estos ¨²ltimos reconvertidos en 1989 en el Centre Belge de la Bande Dessin¨¦e, y lo cierto es que los enso?adores y luminosos interiores de Horta son un espacio id¨®neo para las vi?etas de los genios de la l¨ªnea clara como Herg¨¦, Jacobs o Franquin.

Durante la I Guerra Mundial, Horta se traslad¨® a Estados Unidos. A su regreso, el art nouveau hab¨ªa pasado de moda, pero el arquitecto era ya una gloria nacional, a quien se le encargaron grandes proyectos p¨²blicos, en los que opt¨® por diluir la desbordante sensualidad de sus residencias privadas y apostar por estructuras m¨¢s racionalistas.

Los frutos de esta ¨²ltima etapa son el Palais des Beaux Arts, obra de la que se mostraba particularmente orgulloso, y la Estaci¨®n Central, terminada varios a?os despu¨¦s de su muerte. De modo que si llega usted a Bruselas en tren, nada m¨¢s descender podr¨¢ iniciar su itinerario Horta.

M¨¢s informaci¨®n en la Gu¨ªa de Bruselas

Bruselas, m¨¢s all¨¢ del t¨®pico