As¨ª sufrimos el cambio clim¨¢tico
Ha llegado. Raro es el d¨ªa en que no sale en prensa alguna noticia relacionada con el cambio clim¨¢tico. Recientemente, en s¨®lo cuatro d¨ªas y en este mismo peri¨®dico, le¨ªmos estos titulares: "Las largas sequ¨ªas amenazan la dehesa espa?ola". "Los aviones deber¨¢n planear los ¨²ltimos 180 kil¨®metros para reducir el CO2". "La e¨®lica supera por primera vez la mitad de la producci¨®n el¨¦ctrica". "Europa busca un pacto clim¨¢tico de m¨ªnimos que arrastre a EE UU". Las ramas del problema se diversifican hasta abarcar cualquier parte del peri¨®dico. Y de la vida.
Desde la publicaci¨®n en noviembre de 2007 del Cuarto informe del grupo intergubernamental de expertos sobre el cambio clim¨¢tico, en el que participaron 2.500 cient¨ªficos de cien pa¨ªses, las dudas y los esc¨¦pticos se han reducido al m¨ªnimo. Parte negativa: las temperaturas medias del planeta efectivamente est¨¢n aumentando, y ha quedado demostrada la influencia del impacto humano a trav¨¦s de la excesiva emisi¨®n de di¨®xido de carbono. Los datos no admiten muchas interpretaciones. All¨¢ va uno de tantos: seg¨²n la Agencia Estatal de Meteorolog¨ªa, el verano de 2009 ha sido en Espa?a el tercero m¨¢s c¨¢lido desde 1961, con una temperatura 1,9 grados superior a la media. Adem¨¢s, los otros dos veranos m¨¢s calurosos han sido tambi¨¦n recientes: los de 2003 y 2005.
Parte positiva: hay soluci¨®n y estamos a tiempo de cambiar esta trayectoria. Los expertos establecieron en dos grados el nivel de calentamiento a partir del cual la Tierra experimentar¨¢ trastornos que afectar¨¢n seriamente a la humanidad. Para no alcanzar ese umbral, los cient¨ªficos han marcado la necesidad de reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de los pa¨ªses desarrollados entre un 25% y un 40% respecto a 1990; los pa¨ªses que se est¨¢n desarrollando deben acortar entre un 15% y un 30% sus curvas actuales de emisiones para no llegar al caos. Como destaca Aida Vila, de Greenpeace: "Hay tecnolog¨ªa, energ¨ªas renovables que nos permiten abandonar el modelo de dependencia del petr¨®leo y del carb¨®n. Sabemos c¨®mo hacerlo, ahora se necesita voluntad pol¨ªtica para dar el paso".
eso es lo que parece que falta, dados los oscuros augurios, para llegar a un acuerdo la pr¨®xima semana en Copenhague; sobre todo por las reticencias de tres gigantes: EE UU, China y Rusia. El Protocolo de Kioto estableci¨® por primera vez unas medidas jur¨ªdicamente vinculantes de limitaci¨®n de emisiones de di¨®xido de carbono para el periodo entre 2008 y 2012. Ahora ese texto debe ser completado en Copenhague, ya que, por ejemplo, EE UU nunca lo firm¨®. Todo, seg¨²n la ruta marcada por Naciones Unidas, de cara a conseguir una reducci¨®n global del 50% de las emisiones en 2050 respecto a 1990. La UE ha asumido hasta ahora un papel l¨ªder. "Ha apostado por esta bandera como se?a de identidad de la construcci¨®n europea y mundial", se?ala Teresa Ribera, secretaria de Estado de Cambio Clim¨¢tico, del Ministerio de Medio Ambiente. Ha ofrecido recortar un 20% sus emisiones para 2020 (30% si se alcanza un acuerdo internacional). Barack Obama no quiere pillarse los dedos con un acuerdo internacional hasta que el Congreso de EE UU no apruebe su plan energ¨¦tico, pero manejan rebajas del 17% al 20%. "Ahora resulta que va por el mundo subrayando el no, no podemos", le critica Aida Vila. "Sucede que en EE UU la demanda social es claramente insuficiente", apunta Ribera, "por la inercia tan fuerte que tienen de energ¨ªa barata; no lo ven como un tema prioritario. En el polo opuesto est¨¢ Suecia, donde sus gobernantes se ven presionados por la opini¨®n p¨²blica en sentido inverso, para alcanzar cada vez mayores compromisos de reducci¨®n".
Aida Vila no entiende a Espa?a: "C¨®mo es posible que siendo uno de los pa¨ªses m¨¢s afectados por el cambio clim¨¢tico (sequ¨ªas, desertificaci¨®n, incendios forestales, presi¨®n migratoria de los pa¨ªses africanos) y que m¨¢s beneficios podr¨ªa sacar de un compromiso mundial dado su liderazgo en energ¨ªas renovables como la e¨®lica, su voz apenas se oiga. Adem¨¢s, el 1 de enero asumimos la presidencia europea". Tambi¨¦n influye su escaso cumplimiento de Kioto: la UE nos asign¨® un aumento de las emisiones respecto a 1990 del 15%, pero nos pill¨® en pleno subid¨®n econ¨®mico y demogr¨¢fico y andamos por el 42%.
Ribera insiste en que, sin quitar dramatismo al asunto, quiz¨¢ se haya puesto demasiado el acento en lo negativo, en los sacrificios que esto nos supone; y ahora debemos saber transmitir la cara positiva: que se puede cambiar el rumbo, que es una oportunidad para adoptar otro modelo de desarrollo, m¨¢s solidario y sostenible. "Porque el cambio clim¨¢tico, como la crisis, muestran las grietas del modelo de crecimiento descompensado que hemos estado siguiendo y que supone incrementar desequilibrios y vulnerabilidades". Cambio clim¨¢tico y crisis ser¨ªan la fiebre de un planeta enfermo. La flecha de la salida es la misma. Cambiar de actitud, seg¨²n subraya tambi¨¦n Mar Asunci¨®n, de Adena/WWF:? "Tenemos una ocasi¨®n extraordinaria. Aprovech¨¦mosla, porque hasta ahora s¨®lo se est¨¢n poniendo parches". Termina Aida Vila: "Mientras EE UU y Europa marean, en algunos sitios es cuesti¨®n de vida o muerte". Gente como la de estas p¨¢ginas que nos dice: "No nos queda tiempo. Nos estamos hundiendo". P Rafael Ruiz
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![<b>Chai Erquan. 65 a?os. Agricultor y pastor. Hongsheng, Ganzu (China)</b> La desertificaci¨®n est¨¢ amenazando seriamente la provincia china de Ganzu. El n¨²mero de tormentas de arena se est¨¢ multiplicando y cada vez se pierden m¨¢s tierras de cultivo por el avance del desierto. "Creo que la vida ser¨¢ cada vez m¨¢s dif¨ªcil aqu¨ª. No tenemos mucha esperanza. Apenas hay agua. Sin embargo, cuando era peque?o, llov¨ªa mucho, ten¨ªamos agua y riachuelos por todas partes".](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/6DLX37PH2G32MNYARUW3CEZ4IY.jpg?auth=73a8c34b5fc790336d4d288d2e6ad8361165497035b7335e134227771980185c&width=414)
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